Escuché la frase y la hice mía porque ha de ser, a partir de ahora, de todos.
Aun no nos recuperamos de la idea de no tenerte, de no contar con tu palabra precisa y certera en cada momento difícil, de no contemplar tu figura de gigante irguiéndose a nombre de tu pueblo frente a quienes han querido desde siempre destruir la Revolución, de no escuchar esas ideas que transforman el porvenir en presente. Que hicieron crecer a nuestro pequeño archipiélago hasta convertirlo en un referente mundial de sueños conquistados que nos enseñaste a compartir con generosidad de hermanos. Y de tu mano nos alzamos también ante el mundo en dignidad, resistencia, soberanía, intransigencia.
Colosal entraste en la historia y te despediste de la vida con la humildad que te enseñó Martí, cuando dijo que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz.
Estás hoy en esa roca que te perdura poderoso, inconmovible, indoblegable y aun cuando no tenemos tu presencia de profeta invicto, imponente y a la vez cercana, nos das respuesta a esa necesidad que sentimos de que nos sigas conduciendo en el largo camino que nos queda por recorrer.
Y es que nos dejaste como brújula tu pensamiento y el ejemplo de tu vida que sobrevive a la muerte incapaz de derrotar tu historia vertical de total entrega a los tuyos.
Por eso podemos y debemos mirar el futuro a través de tus ojos y enseñar a los que vengan a relevarnos en la continuación de la obra que iniciaste, a seguir haciéndolo por siempre.
Acerca del autor
Graduada de Periodismo. Subdirector Editorial del Periódico Trabajadores desde el …