Acto político en homenaje póstumo al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, en la Plaza Mayor General Antonio Maceo Grajales, Santiago de Cuba, el 3 de diciembre de 2016, “Año 58 de la Revolución”.
(Versiones Taquigráficas – Consejo de Estado)
Palabras de Ulises Guilarte de Nacimiento, Secretario General de la CTC
Heroico pueblo santiaguero;
Compatriotas:
Los trabajadores y su movimiento sindical expresamos el profundo dolor y la tristeza que sentimos por el fallecimiento del fundador de la Revolución Cubana, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Fidel fue un gigante político del siglo XX; perteneció a una generación que supo cultivar la lealtad y la firmeza, con su palabra y acción, y que defendió incondicionalmente las ideas revolucionarias y los principios de justicia social. De él aprendimos que solo los que luchan tienen derecho a triunfar y la convicción profunda que alcanzar la victoria depende del liderazgo, la motivación y la conciencia unitaria que logremos en el pueblo y sus trabajadores.
Su talla como estadista mundial se revela en su extraordinaria capacidad para interpretar el sentimiento de las masas populares, que expuso de forma magistral en su alegato “La Historia me Absolverá” como un vivo testimonio de las condiciones de explotación y miseria en las que se hallaba el pueblo cubano en la época de la dictadura, y es también un programa revolucionario que plantea lo que había que hacer para su transformación, objetivo cumplido por la Revolución esta “de los humildes, por los humildes y para los humildes” (Exclamaciones de: “¡Fidel!”).
Con el triunfo del primero de enero de 1959, la clase trabajadora cubana no solo encontró solución a sus reivindicaciones laborales y alcanzó el poder, sino que se convirtió en un actor protagónico de las transformaciones que demandaba la construcción del nuevo proyecto social, desde cuyos cimientos se articulara la unidad en defensa de los intereses de la nación.
Como señalara entonces Fidel: “Batallas como esas no se libran ni se ganan, si no las libra una clase obrera consciente, revolucionaria y firme”.
Consecuente con esa premisa, su presencia fue sistemática en congresos sindicales, fábricas, campamentos agrícolas, zafras azucareras, contingentes y microbrigadas de la construcción, hospitales, intercambios con internacionalistas, escuelas y obras hoteleras y pedraplenes para el desarrollo del turismo.
Al propio tiempo, siempre estimuló la consulta al movimiento obrero de las más importantes y complejas decisiones adoptadas durante esos años, lo que ratifica su seguridad y confianza en los trabajadores.
Comandante en Jefe: el cumplimiento con eficiencia de los programas vinculados al desarrollo de nuestro socialismo, es hoy y será siempre el más digno homenaje de los trabajadores a su práctica revolucionaria y a su ejemplo como soldado de las ideas. Su estatura de líder mundial nos hace sentir orgullosos de ser cubanos. Gracias a usted, Cuba es hoy una patria digna, independiente, antimperialista, (internacionalista) y solidaria.
Su obra estará siempre viva en el corazón de los trabajadores. Con su lucha incansable usted nos ha demostrado que Un Mundo Mejor es Posible.
¡Hasta la victoria siempre, querido Fidel!
¡Comandante en Jefe, ordene! (Aplausos y Exclamaciones de: “¡Fidel, Fidel, Fidel!”)