Todo fue fortuito e inolvidable para Jacinto Alsina de la Presilla cuando tuvo frente a él a Fidel en aquellos primeros años del triunfo de la Revolución. Lo había visto en diversas ocasiones desde cierta distancia, hasta que se presentó la oportunidad de tenerlo muy cerca y dialogar con él.
“Me encontraba de visita en casa del doctor René Vallejo Ortíz, médico y comandante del Ejército Rebelde. Nos conocíamos desde Manzanillo, cuando era director de una clínica”, rememora Jacinto.
“Estábamos conversando en la sala de su casa en La Habana, cuando llegó Fidel acompañado de José Llanusa, presidente del INDER. Ese día se inauguraba la I Serie Nacional de Béisbol en el estadio Latinoamericano, pero yo no lo sabía”.
Relata que saludó a todos los que estaban allí. “De repente vino a donde yo estaba y al enseñarme su mano derecha me dijo preocupado: tengo que tirar la primera bola y este dedo no está bien”.
Jacinto sonríe mientras revive aquel momento. “¡Ah, Comandante -le dije bromeando- no importa, tire con la izquierda!, y me expresa: ‘yo no soy zurdo, déjame ir a calentar ahora’… y entonces salió a la calle donde estaban sus escoltas para lanzar unas pelotas y se marchó enseguida.
“Fue algo espontáneo que me sorprendió. Habló conmigo muy natural. Era una persona que se franqueaba contigo como si te conociera de tiempos atrás. No te veía como alguien extraño”, confiesa. Por unos segundos guarda silencio y reafirma. “No pensé que iba a hablar conmigo”.
Con sus 87 años de edad y mantiene indeleble la imagen del Comandante en Jefe. “Siempre vi en Fidel a un hombre solidario, que ayudaba a los humildes. He seguido por la televisión el homenaje que el pueblo le ha tributado y me siento conmovido”, agregó.
En diversas ocasiones el líder histórico de la Revolución Cubana estuvo presente en inauguraciones de torneos nacionales de béisbol. En aquella I Serie Nacional bateó la primera bola.