Soleada mañana en la fortaleza de San Carlos de la Cabaña. Justo a las 9.00 a.m. se escuchó este lunes el trepidar de 21 salvas de artillería para iniciar el homenaje póstumo al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz.
Una batería de obuses de 122 milímetros integrada por cadetes de la Escuela Interarmas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) General Antonio Maceo, Orden Antonio Maceo, efectuó la ceremonia que coincidió simultáneamente con igual tributo en el cementerio Santa Ifigenia, en Santiago de Cuba.
Hay solemnidad y firmeza en los rostros de los jóvenes combatientes en cuyos uniformes de campaña llevan un brazalete negro en señal de duelo. En la Plaza de Armas del histórico recinto situado a la entrada de la bahía habanera, la cadete Yailena Hechavarría Cutiño expresó su sentir por la desaparición física del líder cubano, ‟pero que siempre va a estar en nuestros corazones y en cada acción diaria”.
Él nos dejó su ejemplo en el asalto al cuartel Moncada, el desembarco del yate Granma, el combate del Uvero y otras acciones, así como muchos legados, entre ellos el concepto de Revolución, y que nosotros, los jóvenes, nunca debemos olvidar, afirmó la cadete.
Su compañero de estudios Marlon Marrero Marrero ha participado en otras ceremonias similares, sin embargo, para él esta será la más recordada y la de mayor orgullo porque, como subrayó, “es una salva única en la historia.
“Fidel supo poner muy en alto el nombre de Cuba en el mundo y la juventud cubana lo recordará siempre”.
Para la futura oficial de las FAR, Dailen García Rodríguez “el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz le demostró al mundo lo que es capaz de hacer nuestro país a pesar de ser tan pequeño y tan bloqueado. Hoy nos toca la honrosa misión de luchar por mantener las conquistas de la Revolución”.