“Las ideas de Fidel perdurarán y trascenderán a las actuales y futuras generaciones, como las de Martí y las del Che”, afirmó Pedro Ross Leal, quien ocupó altas y diversas responsabilidades en el Partido, y fuera secretario general de la CTC por más de 17 años.
“Fidel no se ha ido, está y estará con nosotros. Su trayectoria, su obra, sus enseñanzas son el paradigma que seguiremos siempre.
“Tuve el privilegio de conocerlo muy temprano: oí hablar de él a los doce años, cuando se erigió en abogado de quienes vivíamos en los terrenos donde se levantó la Plaza de la Revolución, y los gobiernos de turno nos desalojaron”.
Contó disímiles anécdotas de sus encuentros con el líder de la Revolución, la mayoría ligadas al proletariado, y resalta la de la reunión en un central de Oriente, cuando desde la multitud un obrero gritaba: “Fidel, tu eres el uno”. Entonces le preguntó a Pedro Ross quién era el mejor machetero de esa zafra.
Al saber que era sido Papi Ramírez, lo llamó a su lado, le pidió el reloj a Orlando Borrego, entonces ministro de la Industria Azucarera, y se lo entregó como premio. Dice Ross que la algarabía fue tal que resonó como el merecido premio que recibieron todos aquellos trabajadores.
Recordó la creación de los contingentes. Discutían la terminación de las facultades de Ciencias Médicas, y Fidel vio a Ross leyenedo unas notas sobre la atención a los constructores. Se las pidió y luego se las devolvió con algunas acotaciones y otras ideas suyas. Así surgieron el Blas Roca y otros muchos que hicieron carreteras, autopistas, hospitales, escuelas, círculos infantiles, viviendas.
Igual se involucró el Jefe de la Revolución en la realización de los parlamentos obreros. “Él propuso ese nombre cuando discutíamos cambios en la economía en la etapa de la rectificación de errores, y le propuse consultarlos con los trabajadores. Estuvo de acuerdo y cada noche los monitoreaba y conocía de sus opiniones”.