“Jamás vamos a olvidar a Fidel, no hay modo de hacerlo, todo nos lo hará recordar: cada escuela, cada fábrica, cada éxito deportivo, de la salud, de la ciencia, de la cultura… y no solo en Cuba sino fuera de ella también, porque desde hace mucho tiempo se convirtió en un hombre universal.
“Fidel se va, y a la vez se queda, y el reto de los educadores cubanos será inculcarle a cada generación de niñas y niños su ideario, transmitirles su grandeza y ejemplo para perpetuarlo en la eternidad al igual que Martí. Ellos dos han brillado como cubanos excepcionales y ahora descansarán juntos en el regazo de la patria amada”.