A solo dos días de las elecciones presidenciales el actual presidente de Estados Unidos Barack Obama recibirá a Donal Trump para coordinar el inicio de la transición del Gobierno al que será el nuevo inquilino de la Casa Blanca desde el próximo 20 de enero del 2017.
Obama invitó al ganador de las elecciones por el Partido Republicano (PR) a la primera reunión en el Salón Oval, para iniciar los dos meses de cambio de mando. El proceso es regulado por el Ley de Transición Presidencial (Presidential Transition Act) que data del 1963, y dos enmiendas de 1998 y 2000, el cual comienza el día siguiente a la elección y concluye en 76 días aproximadamente cuando Donald Trump asuma el cargo y Obama culmine 8 años de presidencia.
En el 2008 el traspaso fue de George Bush en un ambiente de cordialidad y colaboración, en medio de la abrupta crisis financiera. Obama ayer expresó su voluntad de que la actual transición sea pacífica.
Se trata del paso del poder al presidente electo el pasado 8 de noviembre, del cual analistas y medios de comunicación esperan atentos los resultados de esta primera reunión, pues ambos mandatarios mantuvieron una relación tensa y compleja a lo largo de la campaña presidencial. Varias veces el magnate republicano reiteró sus diferencias con las iniciativas del actual presidente, mientras que Obama, en apoyo a la candidata demócrata Hillary Clinton, expresó que el empresario no está preparado para asumir la presidencia.
Donald Trump criticó las medidas sociales llevadas a cabo por Obama, alegando que no resuelven la crisis económica del país que se desató en el 2008. En las propuestas del programa interno Trump busca revertir esta situación, ampliar los negocios y los empleos. Además del retorno de compañías norteamericanas que han abandonado el territorio nacional buscando mano de obra barata y el pago de menos tributos, tal y como expresara durante los debates presidenciales. Es una de las propuestas que reafirma la lógica del sistema capitalista de Estados Unidos, pues Donald Trump prometió que pagarían menos impuestos y de esta forma lograría atraerlos nuevamente al territorio norteño.
Varios analistas y medios de comunicación han destacado que quizás este argumento influyó en el voto de algunos estadounidenses afectados por la crisis. Trump logró atraer a electores poco tradicionales a favor de los republicanos, como trabajadores de mediana edad y estatus económico, que generalmente eran asalariados en las fábricas de las costas este u oeste del país norteño.
No obstante, el diario El País, antes del 8 de noviembre destacó que durante la Administración de Obama fueron creados 11,2 millones de empleos y se espera que el conjunto crezca con los del mes pasado, los cuales suman más de 160 mil.
Si bien los indicadores macroeconómicos mostraban un mejoramiento de la economía a nivel nacional, varios de los habitantes y dueños de negocios de estados importantes como Michigan y Minnesota, eligieron por el magnate, según algunas estadísticas consultadas. Se trata de territorios que tradicionalmente votaban a favor del Partido Demócrata, pero que pudieron verse tentados por los efectos negativos de la crisis y los acuerdo negociados por Obama, especialmente el de Libre Comercio con Europa.
En este sentido Donald Trump también expresó durante su campaña que eliminaría otros tratados comerciales como el Transpacífico y el de Cooperación Transatlántica.
Trump pudiera revertir programas sociales de Obama
Ganó Trump contra todos los pronósticos, así como el Partido Republicano obtuvo la mayoría de los escaños de la Cámara de Representantes y en el Senado, lo cual podría revertir los programas implementados por el presidente Obama en materia de salud, con el Obamacre. Esta ley permite el acceso a las instituciones de salud, con precios más económicos y a personas sin seguro médico.
Otras de las iniciativas amenazadas es en la Educación y la Política energética renovable. Además pudiera entorpecer el compromiso de Estados Unidos en la lucha contra el cambio climático en el acuerdo de París 2015 (COP21).
Evidentemente el discurso populista, xenófobo, islamofóbico y nacionalista de Donald Trump a lo largo de la campaña logró ganar adeptos, no solo en las bases electorales republicanas, sino también en el voto independiente y demócrata, que comparten estas ideas.