Gabino Manguela Díaz y Ana Margarita González
Hace ya algunos años quienes laboraban en las empresas mixtas disfrutaban de numerosas ventajas, entre ellas, y en primer lugar, sus ingresos, que superaban ampliamente los que podían ofrecer las entidades del sector estatal. Pero con el paso del tiempo se invirtieron los papeles y actualmente en esos centros con capital extranjero, los salarios distan de lo que pudieran ser a tenor de sus muy elevadas utilidades y del paquete legal aprobado en el país.
Tal contradicción entre el ingreso y el aporte de esos trabajadores, presente en todas las empresas mixtas de este y otros sectores, fue expresada en la Primera Conferencia Nacional del Sindicato de la Industria Alimentaria y la Pesca, por Raisel García Moré, al frente de la organización sindical en la ronera de San José, perteneciente a la corporación Havana Club International.
Estos salarios no garantizan que el trabajador reciba según su trabajo, de ahí que no se corresponden con políticas y conceptos incluidos entre los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución. Por ello merece el más rápido análisis por parte de las direcciones encargadas de una solución.
“A pesar del malestar, nuestros pies están bien puestos en la tierra por lo que traemos a esta reunión la decisión de seguir trabajando, pues tenemos confianza en que todo se resolverá”, enfatizó Raisel. Mientras, Pedro Díaz Jover, secretario general del Sindicato Nacional de la Industria Alimentaria y la Pesca, al felicitar esa positiva disposición del colectivo ronero, dijo que “la dirección del país nos ha explicado que todos los problemas no podrán tener solución inmediata, pero esta es una dificultad que seguiremos abordando y exponiendo”.
En el 2010 los trabajadores de la industria alimentaria y la pesca devengaban 430 pesos como promedio mensual, mientras que al cierre de septiembre último el salario medio se elevaba a 809 pesos, lo que demuestra que a pesar de los problemas existentes, de manera general se aprecia una mejoría en los indicadores de eficiencia y en los ingresos.
Entre otros, también ocuparon espacio en los debates asuntos vinculados con la calidad e inocuidad de las producciones, el mantenimiento y las inversiones, el ahorro, el cumplimiento de los índices de consumo, la emulación socialista, el trabajo de los innovadores, así como la obsolescencia tecnológica en esta industria.
Cuidar lo que tenemos
Hay percepción de los riesgos, pero no se ha logrado detener el delito. Es imprescindible entrelazar la historia con la formación de valores y aprovecharlos para transformar la situación, pues hay que cuidar lo que tenemos y la prevención es cuidar a los propios hombres.
Estos fueron algunos de los criterios expresados por los delegados de la comisión que debatió sobre la labor política-ideológica y las relaciones internacionales, en un momento complejo para el sector y donde a pesar de los planes para contrarrestar la situación, no se ha logrado contener la ocurrencia de hechos delictivos.
La batalla es compleja y el papel de la administración es clave, pero hace falta incorporar a los trabajadores para ganarla, que haya enfrentamiento desde el propio puesto de trabajo. La exigencia, el orden, y la disciplina deben primar en centros donde se emplean recursos tan valiosos para la alimentación del pueblo, se explicó.
Y la certeza de que puede obtenerse la victoria está en los disímiles ejemplos que se citaron en el encuentro: desde los combinados lácteos de Bahía Honda y Cumanayagua, hasta la pequeña industria de Artemisa, lugares donde se frenaron los delitos con la acción de los trabajadores.
Para ello es preciso trabajar con el universo juvenil, que es amplio en el sector, elevar el conocimiento obrero sobre el valor de los recursos que emplean, y aplicar estricto control; lograr sentido de pertenencia, condiciones mínimas en el proceso productivo, y salarios de acuerdo con los resultados del trabajo.
Capacitación sindical: integral y permanente
La actualización del modelo económico cubano necesita de la activa preparación de los dirigentes y cuadros sindicales mediante la capacitación política, económica, laboral y jurídica como herramientas esenciales para el ejercicio de organizar, movilizar, atender y representar a los trabajadores.
Es un quehacer con carácter integral, de todos los días, de ahí que los que valoraron el funcionamiento sindical dedicaran una buena parte de sus debates a tan importante asunto.
Además de espacios como conferencias, seminarios y talleres es vital la existencia de aulas elementales en los centros laborales, así como incorporar a los cursos temas específicos del sector.
A juicio de varios delegados, también pueden resultar útiles las asambleas de representantes y reuniones de los activos sindicales, pues en ellas participan cuadros profesionales con experiencia.
Carmen Rosa López Rodríguez, segunda secretaria de la Central de Trabajadores de Cuba, indicó que le corresponde al sindicato definir el contenido de esas aulas. “Pero —precisó— hay que insertar a miembros de la administración, que son también nuestros afiliados”.
Los delegados señalaron la necesidad de realizar un diagnóstico en cada lugar y trazar estrategias de capacitación a fin de conocer cuáles son las temáticas a impartir, pero sin prescindir de la autopreparación individual con los documentos que el dirigente sindical tiene en sus manos.