Por Rodny Alcolea Olivares y Yamileiris Cambell
Nelly Palmero, profesora de cultura física, cumple misión internacionalista en Venezuela y vive en El Jamal de Baracoa. A ella, como a miles de coterráneos, el paso del huracán Matthew le devastó totalmente su casa, de la que solo pudo recuperar unas tejas e improvisar un cuarto para alojarse.
Su mirada opaca, tenue, alejada, transmite un sublime sentimiento de dolor. Nelly tiene ahora, por segunda vez, la amarga experiencia de haber perdido sus bienes. Ya pasó con anterioridad cuando el huracán Sandy.
Pero, hasta la casa de Nelly, al igual que a la de otros muchos profesores deportivos, llegó una brigada compuesta por metodólogos, funcionarios y trabajadores de servicio, que con el nombre Manuel Piti Fajardo, se creó para apoyar en la recuperación de los trabajadores del sector, afectados por el paso de Matthew.
En Baracoa el 87 % de los trabajadores de Deportes tuvo afectaciones parciales o total de sus viviendas, así como el 100 % de las instalaciones de este sector, entre las que destacan el estadio de béisbol Manuel Fuentes Borges, el polideportivo, el gimnasio de boxeo y de cultura física, además de la cancha y el combinado deportivo de El Jamal.
En una primera etapa los integrantes de la Piti Fajardo trabajaron en la recogida de escombros, limpieza de las áreas derrumbadas, y realizaron otras acciones de saneamiento.
Se suceden, además, visitas a los centros de evacuación, y el desarrollo de actividades recreativas como: zarabandas, competencia de bailes, juegos con pelotas, soga, ajedrez, parchís, dama china, dominó, entre otros tradicionales.
Con el apoyo solidario, el estrechón de manos o durante la realización de estas actividades deportivas comunitarias se intenta, al menos mientras dure, contribuir a minimizar en los corazones de los damnificados y en sus recuerdos, aquella fatídica noche del paso de Matthew. Ahora se restablecen todos los programas de la cultura física y la recreación y el deporte vive en Baracoa.
