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Cuba unida puede más que Matthew

Vianka Salet, la niña que como otros muchos infantes, perdieron sus casas, sus escuelas y libros. Foto: Rodny Alcolea
Vianka Salet, la niña que como otros muchos infantes, perdieron sus casas, sus escuelas y libros. Foto: Rodny Alcolea

 

El rostro triste, los ojos llorosos de Vianka Salet, serán difíciles de olvidar. A ella, una niña de ocho años del poblado costero de Boca de Jauco, en Maisí, los fuertes vientos del huracán le derrumbaron su casita, su escuela, y le llevaron sus libros; a ella el terrible Matthew la hizo llorar.

Pero Vianka no está sola, y la solidaridad de la Revolución más temprano que tarde la hará volver a sonreír. Ella y su mamita recibieron la ayuda solidaria de los vecinos, quienes sin casa también están decididos a recuperarse.

“Lo importante fue que no se perdiera una vida, por eso estas banderas cubanas donde antes estuvieron nuestras casas”, dice Doralbis Columbié Romero, habitante de la zona, a quien la interrupción de la vía hacia Maisí y la falta de comunicación aún no le permiten saber de su esposo, ingresado días antes del huracán en el hospital del municipio.

Hasta el momento se cuantifican los daños en los municipios de Yateras, San Antonio del Sur, Imías, Baracoa y Maisí, estos dos últimos los más afectados. El mayor perjuicio se concentra en el fondo habitacional de dichos territorios, casi devastado en su totalidad, con cerca de 12 mil viviendas destruidas.

La diabólica combinación de las rachas huracanadas y el mar causaron la caída de cientos de árboles y postes eléctricos, afectaciones en las torres de las comunicaciones, incluido el derribo de la Majayara en Baracoa, perjudicaron también los servicios de televisión digital y radio base de Etecsa. Hasta estos momentos Maisí permanece sin comunicación telefónica de ningún tipo.

Los puentes que unen a los municipios del este con la ciudad de Guantánamo colapsaron, y son incontables, los desprendimientos de cubiertas ligeras en múltiples entidades estatales de diferentes sectores de la economía, incluyéndose la agricultura, con la pérdida de grandes volúmenes de viandas y de todo el café presente en los campos de esa región. El frágil ecosistema de la mayor reserva de la biósfera del Caribe insular está muy golpeado.

En la actualidad cerca de 13 mil personas se encuentran aún en centros de evacuación, y hasta en cuevas con las condiciones creadas. Unas 61 mil están protegidas en otras viviendas, tras desaparecer sus hogares. La solidaridad se multiplica entre vecinos y luego de lograrse el paso terrestre hacia Baracoa y Maisí, comienzan a llegar a las zonas perjudicadas fuerzas y medios de diferentes ministerios, lidereados por las FAR. La recuperación se ha iniciado.

Tomando decisiones, conduciendo cada una de las acciones a realizar está el General de Ejército Raúl Castro Ruz, como estuvo junto a Fidel, en esta misma provincia cuando el ciclón Flora, coincidentemente también en octubre, pero de 1963. Un grupo de ministros como integrantes del grupo económico y social del Consejo de Defensa Nacional (CDN), también se encuentran en las zonas más dañadas.

Por aire llegaron las primeras toneladas de alimento a Maisí: “Sabíamos que no quedaríamos desamparados y lo importante es estar vivos”, concuerdan en señalar Noelia Lobaina y Siro Mendoza, un matrimonio de septuagenarios que perdieron su casa y casi todo lo demás.

Se trabaja intensamente por restaurar el servicio eléctrico en los municipios del este. Unas 94 brigadas de linieros de la organización básica eléctrica (OBE), compuesta por más de 700 hombres laboran en varios territorios, los comunicadores trabajan por restablecer el servicio en Maisí, varios contingentes de la construcción de diferentes provincias combinan sus acciones con medios y fuerzas de las FAR, en el restablecimiento de los viales, caravanas de alimentos, materiales, agua y medicamentos se trasladan hacia la punta de la patria.

Especialistas de economía y planificación, finanzas y precios, y de los gobiernos locales ajustan las condiciones para instrumentar la decisión del Gobierno Revolucionario de que el presupuesto del Estado financie el 50 % de los precios de los materiales de la construcción que se venderán a las personas cuyas viviendas presenten destrucción total o parcial debido a los severos daños provocados por el huracán Matthew en diversos municipios de las provincias de Guantánamo y Holguín.

Por estos días, al igual que otros dirigentes y funcionarios a Omar Cantillo Rodríguez, secretario general de la CTC en Maisí, no se le ve descansar. “No hay tiempo para eso —dice—, es mucho lo que se debe hacer para recuperar todo lo que se pueda, tanto en las cientos de viviendas destrozadas y en las entidades estatales, así como en la limpieza de los cafetales, este, nuestro principal rubro económico, quedó muy dañado.

“Restablecer el servicio eléctrico, las comunicaciones y otros vitales para la población, el abasto de agua y la alimentación, son las prioridades para esta etapa, luego pasaremos a la recuperación de cada colectivo laboral.

“Otra tarea de estos días es visitar las casas de nuestros trabajadores, calmarlos, explicarles lo que el país hace por restablecer todos los servicios, el apoyo y acompañamiento a estas personas es sinónimo de amor”.

Amor y solidaridad se expresan hoy en el extremo oriental de Cuba, así se refleja en la ardua labor de los medios de difusión masiva, sobre todo la de muchos periodistas jóvenes que empleando las redes sociales llevan al mundo la verdad de lo que sucede.

A este reportero no le caben dudas: la recuperación se inició y no parará hasta que nuestros poblados renazcan y la linda niña Vianka Salet, de Boca de Jauco, vuelva a sonreír.

Devastado el fondo habitacional. Ffoto: Louit
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