Finalizados en Río de Janeiro los Juegos Paralímpicos, luego de que semanas antes se desarrollara también en la legendaria urbe carioca los Juegos de la XXXI Olimpiada, múltiples son los análisis que tienen lugar en todas las instancias del movimiento deportivo antillano, y entre nuestra exigente y conocedora afición.
En ese empeño, con el compromiso de preservar hacia el futuro las hazañas alcanzadas en esta esfera, adquiere extraordinario valor revisitar varias de las ideas expresadas por Fidel sobre la actividad olímpica. Se trata apenas de un botón de muestra de una tarea apasionante y cautivadora: adentrarnos en el pensamiento del Comandante en Jefe, manantial inagotable del que siempre tendremos que beber los revolucionarios cubanos.
Sobre Barcelona 1992
– “Bajar la posición de Cuba al quinto lugar constituye una verdadera proeza deportiva. (…) No sabría decir que fue más emocionante, si las 140 medallas de oro y la victoria de los Panamericanos o el éxito alcanzado en estas Olimpiadas. (…) No me gusta mucho este sistema de medir las posiciones en que solo cuentan las medallas de oro, porque reducir a cero prácticamente o convertir en suplentes las demás medallas no parece una cosa muy justa. (…) Si se midiera la posición por el número de medallas por millón de habitantes, también estaríamos entre los primeros, posiblemente el primero. (…) Obtuvimos más del doble de medallas que todos los países de América Latina y el Caribe juntos. (…) Lo más notable es que de una delegación de 192 atletas, 146 hayan quedado entre los ocho primeros del mundo. (…) Ocupar un quinto lugar un país pequeño como Cuba entre 172 países es, como dije, una gran proeza. (…) Tenemos que ser críticos con todos los deportes, no solo con los que no obtuvieron los resultados esperados. (…) Han ido introduciendo el profesionalismo (en los Juegos Olímpico) con lo cual han ido mercantilizando el deporte. (…) Le han ido quitando el carácter puro que tenía el deporte olímpico, han ido mixtificando las olimpiadas. (…) Una de las cosas más tristes de los últimos años es la desviación hacia el mercantilismo hacia el profesionalismo en el deporte. (…) Tenemos que perfeccionar todos nuestros deportes sin excepción. (…) El 83 % de los atletas de nuestra delegación proviene de los Juegos Escolares. (…) La causa fundamental de nuestros éxitos es la participación masiva en los deportes. (…) La Revolución ha convertido el deporte en un derecho del pueblo. (…) Las organizaciones deportivas norteamericanas, el Comité Olímpico y otras organizaciones deportivas han tenido, en general, una actitud amistosa con nosotros. (…) Nuestro espíritu es cooperar con el éxito de esas olimpiadas (Atlanta´96), considero que es nuestro deber moral y nuestro deber deportivo. (…) Nuestra posición será de cooperación con los Juegos Olímpicos de 1996 en Atlanta. (…) Ha habido reconocimiento para todos, en primer lugar para los deportistas, pero también ha habido reconocimiento muy justo para los entrenadores, para los técnicos, para los auxiliares, para los médico. (…) Me impresiona mucho la dignidad de nuestros atletas, me impresiona extraordinariamente la honradez de nuestros atletas. (…) Todo el oro del mundo no es suficiente para comprar a un atleta con dignidad, a un patriota, a un revolucionario. (…) Rindo tributo, por último, a esa virtud, a esa cualidad, a esa vergüenza de nuestros atletas”. (10 de agosto de 1992)
Sobre Atlanta 1996
– “Donde más le duele al pueblo posiblemente, y le duele terriblemente, le hace un enorme daño, es cuando hay Judas entre los atletas, porque el pueblo deposita en ellos toda su confianza, todo su amor, toda su simpatía. (…) Mientras nuestro país se preparaba para la Olimpiada, ellos hacían planes y más planes para ver cómo lograban la deserción de atletas. (…) Estamos viviendo una época nueva, en que por influencia de grandes poderes económicos el deporte se ha ido comercializando cada vez más. (…) En el mundo olímpico rompieron las normas, las reglas, para ir introduciendo el profesionalismo en el deporte y eso ha tenido su influencia, desgraciadamente. (…) Nuestro deporte, como todo lo de la Revolución, ha funcionado sobre bases morales, no sobre bases materiales, no sobre dinero. (…) Más que medallas de oro físicas, o de plata o de bronce, lo que nos interesa son las medallas morales que puedan ganar nuestros atletas. (…) El honor de nuestros atletas nos interesa más que las medallas. (…) Más que el desarrollo de los músculos del cuerpo está el desarrollo de los músculos del alma. (…) Es necesario que cada uno de ustedes, allí en la pista, en la cancha, en el campo o donde sea, piensen en lo que defienden, piensen en aquello por lo cual se lucha y sean capaces, en ese momento supremo del esfuerzo, de dar todo lo que el ser humano puede dar. (…) Ustedes son testigos de lo que es el deporte y del orgullo de nuestro país por el deporte, y ese orgullo hay que cuidarlo, ese honor hay que preservarlo. (…) Reivindiquemos el honor del deporte, para regresar de los Juegos Olímpicos de Atlanta como los espartanos de aquellos tiempos antiguos, con el escudo o sobre el escudo. (…) Será deber de todos y cada uno de ustedes, sin excepción, no importa lo que pase, devolver la bandera con gloria y sin mancilla. (…) Los principios del olimpismo del que tanto se habla, han sido transformados en políticas comerciales alrededor del deporte. (…) Lo que tiene que ver con el pueblo y se hizo para el pueblo se mantiene a toda costa y a cualquier precio en la educación, en la salud, en la seguridad social, en el deporte. (…) En muchas disciplinas deportivas nos quieren derrotar mediante el método repugnante de invertir millones en comprar atletas que formó la Revolución, que preparó la Revolución”. (10 y 20 de julio de 1996)
Sobre Sídney 2000
– “De ningún país se dicen tantas cosas elogiosas como las que se dicen de los atletas cubanos en estas olimpíadas. (…) La proeza de Iván Pedroso, porque en el último salto y cuando estaba debajo varios puntos, fue capaz de sobreponerse y superar al adversario, fue verdaderamente emocionante. (…) Las trasmisiones de los contactos con la familia y de los atletas con la familia llenaban de emoción a nuestra población. (…) A la población le dolía cualquier derrota en cualquier deporte por el amor que siente nuestro país por el deporte, por el cariño que experimenta hacia sus atletas. (…) Nuestra filosofía en el deporte debe ser meditada profundamente. (…) Nuestro papel en el deporte rebasa la fronteras de Cuba, y estamos luchando para fortalecer el deporte en el resto de los países del Tercer Mundo. (…) En el Tercer Mundo hay suficiente calidad, suficiente voluntad, suficiente inteligencia y suficiente dignidad para ganarle al Primer Mundo. El deporte cubano y su apoyo a otros muchos países ha demostrado al mundo, y por ello ha conquistado tanta simpatía, lo que un país pequeño, bloqueado durante 40 años, y con un mínimo de recursos, es capaz de alcanzar. (…) Ahora los que tenemos que hacer es perfeccionarlo todo, porque sabemos lo que son estas olimpiadas hoy. (…) Nuestro país nunca ha robado un atleta, ni ha competido con atletas de otros países. (…) Tenemos que proponernos después de Sídney, multiplicar nuestra calidad deportiva. (…) La gimnasia artística es una disciplina que en unión de la gimnasia rítmica deportiva hay que fortalecer. (…) Tendremos un excelente laboratorio antidoping y pronto vamos a inaugurar una escuela internacional de educación física y deportes. (…) El grupo que estuvo en Sidney ha llenado de honor, de orgullo a la patria. (…) Hay valores que no se compran con ningún dinero, como la tenacidad, la disciplina, la dignidad o el honor”. (29 de septiembre y 3 de octubre del 2000)
Sobre Atenas 2004
– “La historia tendrá que hablar del deporte cubano, no por lo que hemos hecho, sino por lo que haremos en los años venideros. (…) Esta delegación realizó una gran proeza. (…) En nuestras manos está hacer los análisis pertinentes y demostrarle al mundo lo que puede hacer nuestro país. (…) Se observó el coraje de nuestro equipo de pelota que recuperó el primer lugar, principalmente con figuras jóvenes. (….) Fue impresionante por ejemplo Osleydis (Menéndez). Desde el primer lanzamiento impuso récord olímpico. (…) Cuando Yipsi hizo el primer lanzamiento, el martillo se perdió. (…) El equipo de voleibol (femenino) tuvo una actuación destacadísima (…), fue el equipo más joven que participó en esta olimpiada. (…) Los países más ricos están invirtiendo más recursos en el deporte. (…) Cuba jamás ha ido a una competencia con atletas prestados, o con atletas robados o con atletas comprados. (….) Hay miles de instructores cubanos en el exterior enseñando deportes y de eso debemos alegrarnos aunque nos ganen algunas medallas. (…) Tenemos a más de mil jóvenes del Tercer Mundo preparándose (en Cuba) como profesores de educación física y deportes. (…) Podemos seguir mejorando (…), podemos hacer más. (…) Se viene trabajando intensamente en la reparación capital de las 17 escuelas de iniciación deportiva y dos nuevas en ciudades que no las tenían. (…) Hay que estudiar a fondo todos los programas y todas las técnicas. (…) Tenemos una excelente escuela de voleibol (…), y una excelente escuela de gimnasia. (…) Debemos hacer un examen minucioso de todos y cada uno de los deportes, condiciones hay para cualquiera de ellos. (…) La misma gimnasia rítmica, que es tan bella, no disponíamos allí de representación”. ( 2 de septiembre de 2004)
Sobre Beijing 2008
-“Son tantos los atletas con grandes méritos, hombres y mujeres, que no se pueden enumerar aquí, pero que es imposible olvidarlos. Más de 150 atletas de nuestra pequeña isla participaron en la Olimpiada de 2008 y dieron la batalla en 16 de los 28 deportes en que allí se compitió. Nuestro país no practica el chovinismo ni comercia con el deporte, que es tan sagrado como la educación y la salud del pueblo; practica, en cambio, la solidaridad. Hace años creó una Escuela Formadora de Profesores de Educación Física y Deportes, con capacidad para más de 1,500 alumnos del Tercer Mundo. Con ese mismo espíritu solidario celebra el triunfo de los velocistas jamaicanos, que obtuvieron 6 medallas de oro; del saltador panameño con oro; del boxeador dominicano con igual título, o el de las voleibolistas brasileñas que vencieron arrolladoramente al equipo de Estados Unidos y ganaron la primacía. Por otro lado, miles de instructores deportivos cubanos han cooperado con países del Tercer Mundo. Estos méritos de nuestro deporte no nos eximen en lo más mínimo de responsabilidades presentes y futuras. En las competencias deportivas mundiales, por las causas señaladas, se ha producido un salto de nivel. No vivimos hoy las mismas circunstancias de la época en que llegamos a ocupar relativamente pronto el primer lugar del mundo en medallas de oro por habitante, y por supuesto que eso no volverá a repetirse. Constituimos alrededor del 0,07% de la población mundial. No podemos ser fuertes en todos los deportes como Estados Unidos, que posee por lo menos 30 veces más población. Nunca podríamos disponer ni del 1% de las instalaciones y equipos de diversa índole, ni de los climas variados de que ellos disponen. Otro tanto ocurre con el resto del mundo rico, que posee por lo menos dos veces el número de habitantes de Estados Unidos. Esos países suman alrededor de mil millones. “El hecho de que participen más naciones y las competencias sean más duras es en parte una victoria del ejemplo de Cuba. Pero nos hemos dormido sobre los laureles. Seamos honestos y reconozcámoslo todos. No importa lo que digan nuestros enemigos. Seamos serios. Revisemos cada disciplina, cada recurso humano y material que dedicamos al deporte. Debemos ser profundos en los análisis, aplicar nuevas ideas, conceptos y conocimientos. Distinguir entre lo que se hace por la salud de los ciudadanos y lo que se hace por la necesidad de competir y divulgar ese instrumento de bienestar y de salud. Podemos no competir fuera del país y el mundo no se acabaría por eso. Pienso que lo mejor es competir dentro y fuera, enfrentarnos a todas las dificultades y hacer un uso mejor de todos los recursos humanos y materiales disponibles. (…) No olvidemos la honradez, honestidad y prestigio profesional de que gozan nuestros árbitros internacionales y los cooperantes deportivos. (…) Recibamos a nuestros deportistas olímpicos en todos los rincones del país. Resaltemos su dignidad y sus méritos. Hagamos por ellos lo que esté a nuestro alcance. ¡Para el honor, Medalla de Oro!”. (Reflexión: “Para el honor medalla de oro”, 24 de agosto de 2008)
*El autor es Licenciado en Historia; Especialista en Defensa y Seguridad Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y Sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
*Para la realización de este trabajo se han empleado los libros Fidel y el deporte. Selección de Pensamientos 1959-2007, de Mario Torres de Diego, publicado por la Editorial Deportes en el 2007, y Fidel Castro Ruz: Reflexiones, Tomo 2, Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, La Habana, 2013,