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XVII Congreso Sindical Mundial: Traspasar la frontera sindical

Foto: Heriberto González Brito.
Foto: Heriberto González Brito.

Por Yimel Díaz Malmierca y Amalia Ramos Ivisate

La Mayor de las Antillas, representada por Lázaro Peña, uno de los líderes de mayor trascendencia de la clase obrera cubana, participó de la fundación de la Federación Sindical Mundial (FSM) en 1945. Siete décadas más tarde, a las puertas del XVII Congreso de esa organización, la CTC reitera su apoyo, la disposición a seguir ocupando una de las vicepresidencias y a auspiciar la oficina para la región latinoamericana y caribeña.

El evento que tendrá lugar entre los días 5 y 8 de octubre, en el Estadio Curries Fountain, en Durban, Sudáfrica, contará con una delegación cubana encabezada por uno de los vicepresidentes de la FSM, el miembro del Buró Político y secretario general de la CTC, Ulises Guilarte De Nacimiento, quien, previo a su partida, adelantó algunas opiniones a Trabajadores.

“Dentro del movimiento sindical internacional existe una tendencia a desnaturalizar la lucha de clases. El fraccionamiento y las divisiones también han tenido un gran impacto contra su capacidad movilizadora, de aglutinamiento, de enfrentamiento a la política de la patronal.

“Nos desmiembran y cumplimos el principio por el que apuesta cada día el imperialismo: divide y vencerás. Por eso apoyamos a la FSM con su estrategia unitaria y clasista. Pero no se trata de la unidad entendida como falsa unanimidad, sino reflejada en los procesos participativos de los trabajadores, de la más amplia discusión.

“En Durban vamos a respaldar, como en más de 70 años lo ha hecho la FSM, los intereses legítimos y los derechos de los trabajadores, basándonos en los principios de justicia social”.

¿Cuánto ha cambiado esa realidad sindical desde el año 2011, fecha en que tuvo lugar el anterior Congreso de la FSM?

Desde el 2011, cuando nos reunimos en Atenas, el panorama geopolítico del mundo se ha caracterizado por la contraofensiva de la derecha. Esto ha sido muy ilustrativo en nuestra región, donde luego de avanzar en procesos integracionistas, hemos vivido pérdidas sustantivas en la capacidad para tomar decisiones que, desde los gobiernos, favorezcan a los más humildes.

En el mundo se ha impuesto la filosofía del despojo, sustentada en intervenciones militares que amenazan la paz. Y en ese contexto habría que resaltar el esfuerzo de nuestra región por ser una zona de paz, el triunfo más representativo fue la reciente firma en Colombia del acuerdo de paz y el plebiscito.

Las políticas neoliberales han fomentado el desplazamiento del flujo financiero a otros sectores como es el militar y se olvidan de sustentar políticas de desarrollo social, de formación de nuevos empleos. Se gastan, por ejemplo, 1,7 billones de dólares en arsenales nucleares y convencionales; mientras los gobiernos pregonan que no hay recursos para los programas de desarrollo sostenible del milenio.

Otros rasgos del mundo actual son la imposición de medidas coercitivas unilaterales contra estados soberanos, la creciente globalización de una economía que experimenta los impactos de la crisis capitalista y donde se violan de forma arbitraria y reiterada los más elementales derechos de los trabajadores.

El resultado de esta realidad podemos verlo en los 200 millones de desempleados que reporta la Organización Internacional del Trabajo, 30 millones más que en el 2008; en los 168 millones de niños que se ven obligados a trabajar y en los 21 millones de personas víctimas de trabajo forzoso. La tasa de desempleo de los jóvenes hoy es mucho más alta que la tasa de desempleo general.

De qué política de protección y garantía sociales hablan los gobiernos si a las cifras anteriores sumamos las denuncias reiteradas de subcontratación, de trabajo informal, y de prácticas discriminatorias a los migrantes que no tienen reconocimiento ni estatus legal.

Este es sin duda un panorama complejo y triste, pero real, es el reflejo del actual orden económico internacional injusto, excluyente y decadente.

¿Qué puede hacer el Congreso de la FSM en este sentido?

Este evento debe ir más allá de los discursos y lograr una efectividad superior en las acciones que conlleven a estructurar una plataforma de movilización internacional a tono con los cambios, con la dinámica actual, que permita enfocarnos en los asuntos que nos unen y dejar a un lado las diferencias propias de la diversidad.

Si queremos que nuestra lucha tenga impactos tenemos que integrar a los movimientos sociales de tendencia progresista: los sin tierra, los feministas, los ecologistas… El Congreso tiene que traspasar las fronteras del ámbito sindical.

Los retos y desafíos de la FSM para el futuro también pasan por elevar el funcionamiento de las oficinas regionales, su capacidad de influencia, de aglutinamiento, de identificación de líderes. En La Habana radica la oficina que atiende a América Latina y el Caribe. Son los trabajadores cubanos, a través de su cotización, los que financian parte de su funcionamiento y al evento llevamos nuestra disposición de seguir haciéndolo.

¿Cuál será el mensaje de la CTC a los dirigentes sindicales allí reunidos?

Este lunes 3 de octubre, la CTC ha publicado un mensaje de felicitación por el aniversario 71 de la fundación de la FSM. En nuestras intervenciones y en los encuentros bilaterales que sostendremos con varias delegaciones, reiteraremos nuestra solidaridad con las luchas clasistas del mundo. Dejaremos clara cuál es nuestra posición con respecto a EE.UU.: aspiramos a mantener relaciones cordiales siempre y cuando se nos regrese el territorio ilegalmente ocupado por la base naval de Guantánamo, cesen las transmisiones radiales subversivas, y se elimine el unilateral y criminal bloqueo financiero, económico y comercial contra nuestro país.

El Congreso debe dejar también un espacio al optimismo, sobre todo para esos millones de personas que viven en la pobreza extrema y estarán atentas a nuestras sesiones para poder seguir alimentando la esperanza de que un mundo mejor es posible.

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