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Pestano, Cuba te quiere

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El pueblo reunido en el estadio Sandino hizo una ola interminable, como aquella inolvidable e imborrable que protagonizó el 18 de julio del 2013, cuando con un batazo, aquel jonrrón milagroso de Pestano, se lograba la ansiada victoria de Villa Clara como campeón nacional de béisbol, luego de años de espera y  significativamente frente a Matanzas.

Se volvió a gritar desde las gradas por Pestano. Eran vítores  de emoción, aplausos, saltos… Esta vez para despedir a Ariel Osvaldo Pestano Valdés, el más integral de los receptores cubanos, que decía adiós al deporte activo.

El número 13 de la pelota cubana se fue con la gloria de los grandes, con la dignidad de los que lo han dado todo en el terreno. Villa Clara en nombre de Cuba lo reconocía, porque Cuba le quiere.

En su rostro era visible lo difícil de la decisión. Parecía decir que era esta su enguantada más enmarañada, él que pocas veces dejó de capturar una bola, que sabía pedir al picher, que supo ser oportuno, él que fue un hombre de los momentos exclusivos… Él que ha sido uno de los imprescindibles, de los necesarios.

El público lo recibió de pie. Acudió al estadio sin importarle la lluvia. Sabía, como dijo uno de los poetas que lo homenajeó, que “el cielo paga a los grandes lo que le debe” y esa lluvia purifica, renueva y hace trascender.

Hubo momentos especiales, como ese que lo perpetúa por siempre en el Sandino al develarse en el estadio una gigantografía suya o cuando colocó al hijo sus atuendos de receptor para que le iguale y continué su ejemplo.

Se le humedecieron los ojos al recibir el diploma Honor Deportivo y el reconocimiento del Instituto Nacional de Deporte, Educación  Física y Recreación (Inder) de manos del Doctor Antonio Becali, presidente de ese organismo.

Pero Pestano estuvo conmovido cuando Julio Lima Corzo, primer secretario del Partido Comunista de Cuba (PCC) en Villa Clara le entregó un cuadro en el que está abrazado al líder histórico de la Revolución cubana. En la foto es el Pestano casi niño, ese que se iniciaba en la década del 90, que sonríe de manera agradecida. Fidel, visionario al fin, sabía que en el joven había un campeón y uno de los nuestros.

A su vez otras organizaciones del territorio, instituciones y organismos le reconocieron su entrega, su consagración y esfuerzo durante más de dos décadas defendiendo la camiseta de la Isla y del conjunto naranja. Se abrazó a sus compañeros de equipo, también a los santiagueros y todos le devolvieron frases de reconocimiento y estímulo.

El público aplaudía interminablemente y le dijo con fuerza: Gracias Pestano, Cuba te quiere. Con  los brazos en alto, como cuando corría las bases, como cuando llegaba al home, como cuando hacía out a un jugador, saludó agradecido. Tenía la mirada nublada, Pestano no escondió las lágrimas en esta hora.

 

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