La tarde está fresca, propia de un invierno que se asemeja al verano. Cientos de autos van y vienen por las amplias avenidas, como sucede en Miami a todas horas. Doblamos a la derecha y un cartel con fondo verde y letras blancas nos indica que ya estamos en la clínica donde vamos.
La recepción es pequeña y son pocos los asientos. Más de una docena de personas diabéticas esperan ser atendidos en esa consulta especializada. Los pacientes y familiares, en su mayoría, son cubanos que emigraron, y también lo son el médico, las dos enfermeras y la recepcionista.
Miro alrededor y observo que cinco o seis tienen vendado uno de sus pies, cubriendo evidentemente una ulcera, ya sea en la parte inferior o superior. Conversan entre ellos. Algunos expresan el temor a que tengan que hacerle una amputación. Hay una señora, de unos 65 años, que ya la tiene hecha en la extremidad derecha.
Pasamos a la consulta. La enfermera, amablemente, ayuda a acostar a mi familiar en una cama. El médico comprueba el estado de una intervención que le hizo en la parte superior de la espalda para extraerle un pólipo pequeño y nos asegura que mejora.
No me identifico como periodista, pero le comento al galeno que estoy casi acabado de llegar de Cuba y le pregunto: ¿Conoce usted del Heberprot P? Me responde afirmativamente. ¿Y por qué no lo emplean?, indago de nuevo. “El embargo impide importarlo”, afirma.
Salimos de nuevo a la recepción y miro con cierta compasión a las personas afectadas. ¡Cuánto cambiaría la situación de cada uno de ellos si pudieran aplicarle ese medicamento!
Al regresar a la casa donde estaba lo primero que hago es buscar información en Internet sobre el Heberprot P y encuentro que está prescrito para la terapia de la úlcera del pie diabético, basado en el factor de crecimiento humano recombinante y que ha sido merecedor de numerosos premios internacionales.
Hasta el momento de la búsqueda se habían beneficiado con su empleo más de 226 mil pacientes de unos 30 países, desde que comenzó su uso en el año 2007.
Y leo una nota interesante: “El Doctor en Ciencias Jorge Berlanga, creador del Heberprot-P, comentó sobre el creciente interés de la comunidad médica de los Estados Unidos por el medicamento y las aspiraciones de los especialistas de Cuba de extender su uso.
“Tal hecho fue corroborado por el especialista durante su reciente participación en la Conferencia Global de Pie Diabético, que cada año se realiza en la ciudad de Hollywood, y a la cual ha sido invitado en los dos últimos años para dictar la conferencia magistral de inauguración del evento.
“Va creciendo el conocimiento y el prestigio del medicamento cubano, dijo el científico, y existe un buen número de profesionales de la medicina norteamericana deseosos de probarlo, pues lo reconocen como una alternativa posible para reducir el número de amputaciones que allí se realizan, las cuales sobrepasan las 70 mil en un año”.
Pero hasta el momento, las puertas siguen cerradas por un empecinamiento político que no solo afecta a los cubanos, sino también a quienes residen en los Estados Unidos.