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Sobre una anécdota contada por Eusebio Leal

Eusebio Leal Spengler
Eusebio Leal Spengler

 

Transformado en una escuela por unos instantes, el tabloncillo del teatro acogió la llegada del “tío Carlitos”, que no era otro sino Eusebio Leal Spengler*, Historiador de la Ciudad.

Los niños de La Colmenita, con el propósito de homenajear a Fidel, le pidieron que contara una historia sobre el “cumpleañero querido” que, precisamente ese día, celebraba las nueve décadas de vida.

Vestido con sobriedad, como de costumbre, Eusebio reapareció luego de estar ausente del ámbito público por complicaciones de salud, y el auditorio lo recibió con emoción en medio de un mar de aplausos.  Un invitado de honor hablaba de un ser especial.

Las palabras sobre el líder de la Revolución fueron breves y bellísimas, claras como para que los pequeños pudieran comprenderlas: “Fidel es un amigo bueno y un maestro siempre”, “alguien que sabe acercarse al corazón de los demás”.

Más entre uno y otro elogio, no faltó la anécdota, ya narrada en otras ocasiones, sobre la corbata. Confesó que un día, durante un encuentro, le celebró a Fidel una negra que llevaba puesta y que instantes después se la regaló. “Eso pasó hace veinte años —contó— y es la misma que hoy tengo puesta”.

Entonces su fina oratoria avivó en todos un sentimiento de admiración: hacia Fidel por su actitud generosa, pero también hacia él por la nobleza y el cariño con que contaba los hechos.

En él La Habana ha tenido un amante sincero, un poeta deslumbrado ante su belleza, un escritor inspirado y, a todas luces, un ser cautivado por su gente y su pueblo.

Este martes la Universidad de La Habana lo honrará con el título de Doctor Honoris Causa en Humanidades, lo cual se sumará a la larga lista de condecoraciones y órdenes recibidas durante toda su vida. Pero seguramente no será una más, pues proviene de un centro de educación superior al cual  él le debe parte de su formación.

Eusebio se ha ganado el amor y el cariño de Cuba entera. No solo porque durante años le imprimió un sello muy personal a las obras de restauración del Centro Histórico de La Habana, sino porque siempre, ¡absolutamente siempre! ha demostrado ser un patriota ferviente y servidor de la Patria.

*Nace en 1942. De formación autodidacta, a los 16 años, comenzó a trabajar en el gobierno municipal donde alcanzó el nivel de sexto grado. Como otros jóvenes interesados por la Historia, fue acogido por Emilio Roig y orientado por él en su vocación. Sin haber obtenido oficialmente más nivel escolar, y luego de una ingente preparación, presentó exámenes de suficiencia académica en la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, que le permitieron ingresar a este centro de altos estudios por Decreto Rectoral para cursar la Licenciatura en Historia en 1974 y concluyó sus estudios en 1979. Doctor en Ciencias Históricas y Maestro en Ciencias Arqueológicas, Historiador de la Ciudad y Director del Programa de Restauración del Patrimonio de la Humanidad, se ha distinguido de manera particular por la conducción de las obras de restauración del Casco Histórico de La Habana, declarado por la Unesco en 1982 Patrimonio de la Humanidad. Director del Museo de la Ciudad y de la Oficina del Historiador, ha asumido importantes obras como la restauración del Palacio de los Capitanes Generales, antigua Casa de Gobierno, hoy sede del Museo de la Ciudad de La Habana. En 1981 se le confiere la responsabilidad de conducir las obras del Centro Histórico de La Habana.Ha cursado estudios de post-grado sobre restauración de Centros Históricos, por beca conferida por el Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Italiana.

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