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Y se hizo la luz…

Foto: Calixto N. Llanes, Juventud Rebelde
Foto: Calixto N. Llanes, Juventud Rebelde

 

Por: Jorge Suñol Robles, estudiante de Periodismo

Esta vez prefirió regalarnos luz, para alumbrar los caminos, dar señales, entregar pasaportes a la ilusión… Tony Ávila canta desde un solar, desde la realidad cubana. Le habla a su gente, a este archipiélago diverso con intensidad, pasión. Sus canciones se convierten en relatos inteligentes, cargados de humor, doble sentido y un rico tumbao.

El capitalino Teatro Mella fue escenario del concierto de lanzamiento del tercer disco de la carrera de Tony Ávila y su grupo. Bajo el sello de Bis Music, el nuevo fonograma, Que se haga la luz, incluye 14 temas de su propia autoría, donde encontraremos una sabrosa fusión entre guaracha, son, rumba y otras nuevas sonoridades.

El disco, ilustrado por el artista de la plástica Eduardo Roca (Choco), tiene como invitados a Omara Portuondo en el tema Negra y Eliades Ochoa en Las mujeres dicen; este último ya cuenta con un videoclip realizado con el apoyo de la editora musical dominicana Juan&Nelson Entertainment. El pasado miércoles el Mella estuvo repleto. Bueno, Tony ya nos tiene acostumbrados a eso. Su música gusta mucho tanto al público joven como al adulto.

El concierto, bajo la dirección artística de Pedro Pulido, cautivó por la sencillez y la buena reacción de los espectadores ante la contagiosa sonoridad del artista y su grupo, que puso a bailar a no pocos con temas como Nada más triste y Que pena me da con Juana.

El cantautor aprovechó la oportunidad para regalar canciones de sus fonogramas precedentes. Emotivas fueron las interpretaciones de títulos conocidos por sus seguidores como Madre y Mi casa; este último levantó del asiento a muchos, por la intensidad de su discurso, la realidad de lo que nos narra.

Tony quiso levantar el telón y “trepar” por la ciudad, lanzar sus penas al aire y perderse en sus laberintos: así lo canta, lo dicta en el tema Brisa, que también aparece en este tercer disco, y está inspirado en los duros años 90, en la esencia de las cosas. Hombre Nuevo y Por verte feliz fueron otras de las piezas compartidas con el público. El concierto pretendía cerrar con la canción que le da nombre a este álbum. Pero la gente le pidió su “clásico”, la gente quería seguir bailando. La choza de Chacho y Chicha puso el toque final al espectáculo. No pudo ser de otra forma.

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