Con la última presea olímpica del boxeo cubano en los Juegos de Río de Janeiro 2016 se cerró otro capítulo de premios para la disciplina, que desde Munich 1972 a la fecha suma 37 títulos y 73 podios en total, lo cual bastaría para ubicarla —en caso de que fuera una nación— entre los 35 primeros en la tabla histórica de estas citas cuatrienales.
Rolando Acebal, jefe del colectivo técnico de la selección nacional, en medio de las celebraciones finales, dedicó un tiempo para valorar lo hecho con sentido crítico, al tiempo que apuntó varias ideas hacia el futuro.
“Nos sentimos satisfechos por haber cumplido el compromiso al 100 por ciento. Siempre dijimos tres oros y tres bronces. No obstante, mantenemos el criterio de que el resultado pudo haber sido mejor porque se trabajó muy bien, los atletas adquirieron una buena preparación, se crearon todas las condiciones y tuvimos un gran apoyo del organismo y del país.
“¿Qué pasó? En unos Juegos Olímpicos hay que trabajar muy fino. Algunos de nuestros pugilistas se vieron afectados con la presión del evento, indecisos, con poca confianza, sin soltura y no se desenvolvieron al nivel que tenían, lo cual dejó derrotas que debieron ser victorias”.
Sin ánimo de justificación, apuntó que “también nos llevaron de prisa en algunos combates que fueron cerrados y con ligera ventaja para los nuestros, pero los jueces votaron en contra”.
Entre otros, ejemplificó con las peleas de Roniel Iglesias y Lázaro Álvarez. “La apreciación de los árbitros es inapelable. Somos el único deporte de combate que no tiene establecido un sistema de definición que permita acudir al vídeo como lo tiene la esgrima, el judo o la lucha. Hay que imponerse arriba del ring”.
Interrogado sobre la enseñanza que dejan estos Juegos para nuestro boxeo, el entrenador no escondió lo mucho que resta por insistir en el tema técnico, que significa ser más ofensivo y trabajar la resistencia en función de la velocidad y la fuerza.
“Hay que ser más constante, porque hemos visto un boxeo en el que está predominando la fuerza, el empuje y la cantidad de golpes. Nosotros tenemos muy buena coordinación, con excelente táctica y técnica en los desplazamientos, pero cuando se nos impone un estilo de esos, muy parecido al del boxeo profesional, presentamos problemas”.
A partir de esto último, Acebal también adelantó que para el próximo ciclo olímpico (2017-2020), además de la Serie Mundial de Boxeo, los integrantes de la selección nacional pudieran insertarse con más cantidad y resultados en el circuito AIBA Pro Boxing (APB).
“Lo tenemos proyectado, en la APB y con algunas franquicias en la Serie Mundial. Será la Federación Cubana la máxima responsable del tema. Nosotros seguiremos trabajando para que nunca decaiga la calidad de la escuela cubana de boxeo”.
Al particularizar en los tres oros obtenidos, Acebal reconoció que Julio César La Cruz, Arlen López y Robeisy Ramírez tuvieron un gran torneo. “Nos satisface mucho que Julio sea el primer cubano campeón olímpico en la división de 81 kilogramos; que Arlen haya crecido tanto como boxeador en par de años; mientras Robeisy logró su segundo título, algo que no pasaba desde Atenas 2004”.
Sobre este último abundó: “tuvo que echar cinco combates en Río de Janeiro. Es cierto que estuvo presentando problemas el ciclo completo, pero es un boxeador con grandes cualidades competitivas y adquirió los niveles de preparación necesarios. Por eso nos fuimos con él para la clasificación, porque sabíamos que podía lograrlo”.
Finalmente definió que el torneo en Río de Janeiro fue muy fuerte, “se presentaron pugilistas de diferentes países que no tenían tradición olímpica, como por ejemplo, los africanos, quienes están insertados ya en la APB. Además, hubo buena actuación de Colombia, Brasil, entre otros.
“Se dieron cita las cuatro modalidades que existen hoy en el boxeo de la AIBA y eso contribuyó a que los atletas tuvieran un mayor accionar sobre el ring. Y en base a todo eso tenemos que seguir preparándonos para seguir siendo el buque insignia del deporte cubano”.
