“Siempre alerta para nunca llegar a la alarma”, es la expresión que una vieja amiga suele repetir cada vez que se refiere al modo en que se ocupa y preocupa por su aparato reproductor.
La frase bien podría asumirse como una conducta válida para todas las mujeres y así evitar complejas situaciones de salud que puedan ocasionarles severos padecimientos, incluso la muerte.
Para beneficio de todas, en Cuba existe un programa diseñado para la prevención del cáncer ginecológico con un enfoque profiláctico que tiene su base en el sistema primario de atención médica, con lo cual se garantiza llegar a la totalidad de la población femenina comprendida entre los 25 y 65 años.
“No obstante, si por debajo o por encima de esas edades existe criterio de valoración por alguna causa se les atiende convenientemente”, acota la doctora Dolores Díaz Pérez, especialista de primer grado en Ginecobstetricia, y responsable de la consulta de patología de cuello en el hospital materno Mariana Grajales de Santiago de Cuba.
Transitar por el camino de la prevención implica conocer que el cuello del útero tiene un tejido muy sensible y existen factores que pueden provocarle daños incrementando el riesgo de un cáncer invasor.
Entre ellos pueden mencionarse la realización de legrados o regulaciones menstruales, el precoz inicio de las relaciones sexuales y la no utilización del condón exponiéndose a infecciones de transmisión sexual como el virus del papiloma humano, el herpes genital, la gonorrea, las trichomonas y las clamidias.
Los especialistas en la materia coinciden en afirmar que la neoplasia de cuello de útero se puede diagnosticar tempranamente antes de que se produzca la enfermedad y en una etapa inicial la garantía de que sea curada es del 100 por ciento.
“Hay una pesquisa masiva que aún la totalidad de nuestras mujeres no la aprovechan como debiera ser, me refiero a la prueba citológica, establecida cada tres años”, asegura la doctora Gloria Adelaida Bolaños Diego, especialista de primer grado en Anatomía Patológica.
“Solo es un pequeño raspado del cuello uterino para obtener las células que se van a desprender, las cuales pueden ser normales o patológicas”.
En este último caso la doctora Díaz Pérez, también Máster en Atención Integral a la Mujer, precisa que no necesariamente un resultado patológico de la mencionada prueba se traduce en la existencia de un cáncer.
“Hay otras muchas causas, están las displasias leves, moderadas y severas conocidas también por la población como NIC I, II y III —por las siglas de Neoplasia Intraepitelial Cervical— e igualmente están el carcinoma in situ y el microinvasor.
“Es cierto que son lesiones precursoras del cáncer pero si el tratamiento y el seguimiento son adecuados las pacientes llegan a la completa curación pues según sea la lesión se realiza criocirugía, electrocoagulación, cono por asa diatérmica o electrocirugía, cono quirúrgico o histerectomía, siempre con un perfil conservador para quienes deseen volver a tener hijos, en los casos en que sea posible”.
El largo período de latencia del cáncer de cuello de útero, es decir, el prolongado lapso en que no se manifiesta ni exterioriza, es uno de los argumentos que con mayor fuerza esgrimen las especialistas, para sustentar la importancia de que las mujeres no descuiden su atención ginecológica.
“No por gusto está el eslogan Busca tu tiempo; no hay por qué esperar a que aparezcan la leucorrea, el sangrado y el dolor como síntomas que anuncian ya la presencia de un tumor, razona la doctora Bolaños, también Máster en Medicina Bioenergética y Naturalista.
“Existen en Cuba muchas vías para evitarlo: está el médico de la familia, hay una consulta de patología de cuello benigna en cada uno de los municipios del país, equipada con la efectiva tecnología del video colposcopio (cámara digital que permite visualizar lesiones con una alta definición) e igual atención a nivel de los hospitales ginecostétricos”.
Las doctoras santiagueras enumeran tres de los más graves errores que pudiera cometer una mujer en contra de un diagnóstico precoz y por ende de su propia salud: No realizarse la prueba citológica en el tiempo establecido, no acudir a la consulta de patología de cuello cuando se le cita, y abandonar el seguimiento médico sin ser dada de alta.
Del mismo modo alertan que ante cualquier irregularidad menstrual, sangrado fuera del período de la menstruación, o durante y después del acto sexual, se debe acudir al médico para un completo examen ginecológico.
Mujeres postmenopáusicas: también alertas
“En los últimos años, y aparejado al aumento de la esperanza y la expectativa de vidas, se ha venido incrementando en Cuba el número de pacientes que ya pasada la menopausia padecen cáncer de endometrio”, dice categórica la doctora Díaz Pérez.
“La experiencia de trabajo y la propia literatura médica arroja como tendencia y factores de riesgo el ser obesa, hipertensa o diabética, y con baja o nula cantidad de partos. “Se da mucho el caso de que sangran y por largo tiempo lo ocultan a la familia, demorando su asistencia al médico, lo cual resulta absolutamente desfavorable para ellas”, precisa Bolaños Diego.
“Vale insistirles a nuestras adultas mayores con sangrado postmenopáusico en la necesidad de acudir a su consultorio para que le indiquen los pasos que deben seguir, entre los que se incluyen biopsia por legrado diagnóstico y ultrasonido, para luego determinar otros procederes”.
Sin lugar a dudas ni importar la edad, la frase de “siempre alerta para nunca llegar a la alarma” se ratifica como válida en materia de preocupación y ocupación por el aparato reproductor femenino.
| fuente: Bibliografía consultada: Guía sobre el cáncer de cuello de útero. Manual educativo completo. Colectivo de autores