Con el fin de verificar el cumplimiento de medidas establecidas en los planes de contingencia energética, la Empresa Eléctrica de La Habana lleva a cabo inspecciones en centros de producción y servicios.
Según informó Ana Fidalgo, directora comercial de la referida entidad, para las instalaciones estatales se ha determinado un plan de consumo diario de 4 gigawatt-hora; sin embargo, durante la primera quincena de agosto ese indicador muestra un incremento ligeramente superior con 4,8 a nivel provincial.
Con un carácter sorpresivo, las inspecciones se realizan en horario diurno o nocturno, explicó la funcionaria, quien se refirió a las recién efectuadas en instalaciones extrahoteleras de Palmares, hoteles de la cadena Islazul, así como algunos centros de salud pública.
Un propósito fundamental de esta labor –subrayó—, es evidenciar dónde hay derroche de electricidad y hemos observado que aún no hay un uso eficiente de la energía eléctrica.
Dijo que no en todos los colectivos hay dominio acerca de las regulaciones, cómo autocontrolar su cumplimiento y cuáles son los planes de consumo.
Con los derrochadores de energía –agregó— se aplicarán penalizaciones como el corte de electricidad, sin perjudicar la actividad productiva y de servicios, y se adoptarán medidas administrativas con los directivos, que son los máximos responsables de hacer cumplir lo establecido durante la contingencia energética.
“Todavía hay potencialidades de ahorro. Estamos en un momento en que necesitamos que todos los trabajadores contribuyan a ese fin sin afectar la producción y la prestación de servicios”, recalcó.
Dos ejemplos
De un reciente recorrido nocturno por el municipio capitalino de Plaza de la Revolución tomamos dos ejemplos.
En la cafetería 23 y F, Yusniel Iglesias, segundo administrador de esa unidad, conoce lo que se recauda diariamente (unos 19 mil pesos de acuerdo con los abastecimientos que recibe); no obstante, no domina que el consumo eléctrico es un componente de esa cifra.
En el momento de la visita, una veintena de bombillos y luminarias alumbraban el lugar mientras había pocos clientes. No se trata de permanecer en penumbras o a oscuras, pero se impone el rediseño de la iluminación y la sectorialización de los circuitos actuales con el fin de independizarlos en función de un uso más eficiente que evite el derroche.
En el Hospital Universitario Clínico Quirúrgico Docente Comandante Manuel Fajardoel doctor Ricardo Colomé, miembro de su consejo de dirección, puntualizó: “No somos un país rico, esa es una razón para hacer un uso racional de la electricidad, lo cual constituye una orientación permanente de nuestro ministerio”.
El galeno explicó que las medidas establecidas van dirigidas a emplear solamente la energía necesaria esencialmente en las áreas vitales en cuanto a alumbrado, climatización y ascensores, así como mantener apagadas las luces y los aires acondicionados donde no se estén efectuando labores médicas, excepto donde hay equipos como los de tomografía axial y otros que requieren de una climatización permanente, además de la sala de terapia intensiva, unidad de cuidados especiales y coronarios, por solo citar varios espacios indispensables.
Hay lugares que necesariamente en la noche se mantienen iluminados, como algunos pasillos que interconectan departamentos cuya labor es ininterrumpida, abundó Colomé. Siempre es posible –subrayó— hallar alternativas para evitar el derroche de energía y mantener la vitalidad de los servicios que prestamos.
Acerca del autor
Graduado de Licenciatura en Periodismo, en 1976, en la Universidad de La Habana. Hizo el servicio social en el periódico Victoria, del municipio especial isla de la Juventud, durante dos años.
Desde 1978 labora en el periódico Trabajadores como reportero y atiende, desde 1981 temas relacionados con la industria sideromecánica. Obtuvo premio en el concurso Primero de Mayo en 1999 y en la edición de 2009. Es coautor del libro Madera de Héroes.