En medio de una convulsa situación nacional y airadas protestas populares, Brasil vivirá una decisiva semana a partir del próximo 25 de agosto, cuando se efectuará el juicio político a Dilma Rousseff, suspendida del cargo de presidenta el pasado 12 de mayo, acusada de supuestas irregularidades fiscales.
La mandataria será juzgada por el Senado, el cual decidirá si vuelve o no al frente del Gobierno, como paso final al proceso acusatorio que enfrenta. Rousseff cuenta con el apoyo de los militantes del Partido de los Trabajadores (PT) y con gran parte del pueblo brasileño, que durante su mandato han visto reducidos sus niveles de pobreza.
La suspendida jefa de Estado ha afirmado que de ser definitivamente destituida Brasil afrontará una «ruptura democrática», por lo que considera necesario hacer una consulta a la población sobre su futuro a través de elecciones.
Se trata, dijo, de la necesidad de un nuevo «pacto democrático basado en el voto popular», y «respetando el mandato que ganó electoralmente en octubre de 2014”, cuando logró la reelección.
Según medios oficiales Dilma Rousseff enfrentará la etapa final del juicio en una sesión que durará hasta 5 días, en los que la Cámara Alta del Senado brasileño se convertirá en tribunal, bajo la conducción del presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski.
La sesión extraordinaria comenzará este jueves 25 de agosto con los interrogatorios. El 29 Dilma contará con 30 minutos para usar la palabra y luego será interrogada igualmente por el presidente Lewandowski, los senadores y los abogados de acusación y defensa.
El futuro para el país suramericano se dibuja de forma diferente, pues si las dos terceras partes (54 senadores) de los 81 senadores en total optan por destituir a Dilma Rousseff, será alejada definitivamente del cargo e inhabilitada por ocho años para ejercer cualquier cargo público, y el presidente en funciones, Michel Temer, ocuparía la primera magistratura del país hasta finalizar el mandato, el 1ro de enero de 2019. De no superar esta cifra, el proceso es archivado y Rousseff, absuelta, vuelve a su cargo.