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Aniversario 110 de su asesinato: Quintín Bandera, general de leyenda

Entre los relatos de las guerras de independencia se recuerda el hecho: dos batallones españoles se encontraron en la noche en el campo de batalla y uno de ellos pronunció el habitual ¡Alto, quién vive! La respuesta fue San Quintín, pero los primeros entendieron que se trataba de fuerzas del general Quintín Bandera, temible por sus cargas al machete, y se desató un feroz enfrentamiento que solo terminó cuando se comprobó la equivocación.

Cuentan que Antonio Maceo al enterarse de lo sucedido comentó jocosamente que solo con el nombre del compadre Quintín él era capaz de tomar La Habana.

José Quintino Bandera Betancourt nació en Santiago de Cuba, peleó en las tres guerras de independencia, acompañó al Titán en la Protesta de Baraguá, y aunque lo degradaron dos veces nunca dejó de combatir y terminó la contienda como general de división.

Siempre respetuoso con los prisioneros enemigos fue por el contrario implacable con los cubanos traidores. Cuando su tropa capturaba a alguno de estos últimos le preguntaba el nombre y tras escuchar la respuesta, replicaba con ese modo de hablar suyo tan peculiar: ¡Te ñamabas! Y ordenaba su ejecución.

En los inicios de la república neocolonial, discriminado por ser negro y sin poder conseguir empleo, acudió en busca de ayuda al presidente Estrada Palma, quien le ofreció cinco pesos, rechazados dignamente por el viejo general mambí.

En 1906 al desatarse la llamada guerrita de agosto contra la reelección de Estrada Palma, Quintín se lanzó de nuevo al combate, participó en el asalto al tren Habana-Guanajay y en la requisa de armas y víveres en El Cano, Wajay y Arroyo Arenas. Al constatar el fracaso del alzamiento solicitó al Gobierno a través del encargado de la finca donde se refugiaba un salvoconducto, pero como respuesta recibió, el día 23 de ese mismo mes, la visita de la Guardia Rural que, irrespetando sus glorias militares, sus grados y sus 72 años, lo derribó de un disparo y lo remató a machetazos.

Los que fraguaron el asesinato no calcularon que su figura legendaria calaría hondo en el pueblo, como se demostró en otro agosto de 1960, cuando Fidel en medio de la creciente agresividad de Estados Unidos hacia Cuba anunció la nacionalización de las empresas yanquis. Al pronunciar el nombre de cada empresa, un coro de miles de voces aprobó la revolucionaria medida aplicándole la histórica frase del general mambí: “Se ñamaba!”.

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