“Todavía hay potencialidades de ahorro. Estamos en un momento en que necesitamos que todos los trabajadores contribuyan a ese fin sin afectar la producción y la prestación de servicios”, subrayó Ana Fidalgo, directora comercial de la Empresa Eléctrica de La Habana, al referirse a las medidas aplicadas en los centros laborales y como parte de la actual contingencia energética.
La electricidad constituye una materia prima más por lo que es preciso conocer el consumo y su eficiencia, agregó la funcionaria al explicar que por estos días se realizan inspecciones con un carácter sorpresivo en horario diurno o nocturno. “Para las instalaciones estatales se ha establecido un plan de consumo diario de 4 gigawatt/hora, sin embargo durante la primera quincena de agosto ese indicador muestra un incremento ligeramente superior con 4,8 a nivel provincial”.
Con los derrochadores —dijo— se aplicarán penalizaciones como el corte de electricidad, sin perjudicar la actividad productiva y de servicios, y se adoptarán medidas administrativas con los directivos que son los máximos responsables de hacer cumplir lo establecido durante la contingencia energética.
Ahorrar electricidad lleva implícito actuar de manera consciente y con responsabilidad. No se trata de permanecer a oscuras o en penumbra. Ni de renunciar a los beneficios y ventajas que ofrece esa energía de la cual un 26 % de su generación lo consume la capital cubana.
Utilizar solamente las luces necesarias, emplear los aires acondicionados en los horarios establecidos sin afectar la climatización en aquellas áreas que la requieren de manera permanente y realizar la lectura diaria del metro contador, son algunas de las medidas que contribuyen a evitar el despilfarro.