Por Roberto M. López de Vivigo
Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro continúan dando muestras de los valores aparejados al deporte, tales como el sacrificio y la capacidad de levantarse ante las dificultades, méritos que se extienden más allá de las competencias, y que trascienden como ejemplos para la vida de millones.
El argentino Santiago Lange ganó oro a sus 54 años, un paradigma en cuanto a constancia si miramos sus bronces en Atenas 2004 y Pekín 2008. Sin embargo, la dorada en las velas en la clase Nacra 17 Mixed, que consiguió junto a Cecilia Carranza, es más encumbrada no solo por la edad del sudamericano, sino porque este atleta navegó con un solo pulmón.
Un cáncer le fue diagnosticado en ese órgano hace 18 meses, a pesar que nunca fumó. «Durante seis meses me dediqué en exclusiva a mi enfermedad. Mi prioridad fue la salud y todo lo demás era irrelevante”, dijo Lange a la prensa.
Finalmente le extirparon un pulmón. Regresó a los entrenamientos a menos de un mes de operado y según él, la clave es el amor que siente por su deporte.
“En las primeras regatas no me sentí bien, no estaba en una buena forma física y no podía saber cómo iba a estar más adelante. Pero Cecilia (Carranza) me invitó a navegar juntos y acepté, porque me interesó el Nacra y porque vi que tenía ganas de esforzarse”, agregó Lange.
“Hoy todo me cuesta más, como sacar el barco del agua, por ejemplo. Por suerte navego desde los seis años. Eso me da mucho oficio”, expresó.
Como si tanta gloria fuera poca, el sudamericano anunció que intentará llegar a Tokio 2020. No dudaré que este hecho ocurra después de ver la estirpe de Lange.
