Río de Janeiro.- A solo cinco días de cumplir 34 años, el luchador de estilo grecorromano, Mijaín López (130 kg) y abanderado de la delegación cubana se auto regaló su tercera corona en Juegos Olímpicos, con victoria sensacional (6-0) sobre su más encarnizado rival de los últimos años, el turco Riza Kayaalp, a quien le aplicó suplex definitorio a los 29 segundos de iniciado el combate.
“Cumplí lo prometido. Dije que iba a bailar samba en Brasil y bailé. Estoy muy orgulloso de haber igualado con tres oros olímpicos al difunto Teófilo Stevenson y al gran Felix Savón, dos de los grandes del deporte revolucionario”, fueron sus primeras palabras al pasar por la zona mixta donde lo esperaba la prensa.
Respecto al plan táctico del último combate contra el turco comentó: “salir siempre aguerrido, esperar sus momento de equivocación cuando se equivocó ahí mismo estuvo el peligro. El pasado año me pasó a mí en el mundial y perdí, pero este año vine con la mentalidad fuerte y el pensamiento de ganar mi medalla de oro. Ni él ni nadie me hubiera derrotado hoy”.
Un aparte muy especial fue la dedicación del título a su madre Leonor. “Que vaya preparando el congrí y el puerco, porque ella ya tiene el clavo en la pared para esta medalla. Esto es para ella, mi papá, mi familia, el pueblo de Herradura, Pinar del Río y para toda Cuba”, señaló.
Al comparar cuán oro de los tres conseguidos ha sido más fácil, el luchador coincidió que este fue más fácil que el de Beijing 2008 y Londres 2012, “pues vine mejor preparado psicológicamente y la preparación final fue excelente”.
La pregunta final de la improvisada conferencia de prensa terminó con una sonrisa de complicidad: ¿es la última presentación competitiva de Mijaín? “Eso vamos a dejarlo en suspenso”, dijo como si todavía quedara una carta guardada de lo que pudiera pasar en los próximos años.
El cinco veces campeón mundial (2005, 2007, 2009, 2010, 2014) y tres ocasiones subtitular a ese nivel (2006, 2011, 2015) tomó desquite del revés sufrido con el turco en el último certamen del orbe, al tiempo que amplió su ventaja en el match contra él, cuatro éxitos contra dos fracasos.
Con una estrategia de combate muy inteligente en cuanto a la planificación de su físico para llegar descansado al pleito final, el ídolo de Herradura, en Pinar del Río, no recibió ningún punto en todos su combates, en los cuales siempre definió en el trabajo en el piso, es decir, tras las penalizaciones a sus rivales a la posición de cuatro puntos.
Sus victorias fueron en este orden: contra el estonio Heiki Nabi (3-0), el sueco Johan Magnus Euren (4-0) y el ruso Sergey Semenov (3-0), este último en semifinal, por lo que nuevamente para su dorada enfrentó a lo mejor que hay en su división desde octavos de final, pues en la primera ronda quedó bye.
Mijaín se convirtió en el tercer cubano en deporte individual con tres coronas en citas olímpicas e igualó además con siete Espectaculares Morenas del Caribe de la selección femenina de voleibol que también ostentan un trío de galardones a este nivel.
En cuanto a la historia universal de este deporte, el antillano se convirtió en el séptimo gladiador que logra tres doradas en estas lides cuatrienales, detrás de los rusos Alexander Karelin (1988, 1992 y 1996), Alexander Medved (1964, 1968, 1972) y Buvaisar Saitiyev (1996, 2004 y 2008); los suecos Carl Westergren (1920, 1924 y 1932) e Ivar Johansson (1932, libre y greco, 1936), y el uzbeco Artur Taymasov (2004,2008 y 2012).
Cualquier pronóstico aventurero, incluso el de muchas revistas especializadas que lo daban en plata, quedaron enterrados este 15 de agosto en el colchón de la Arena Carioca 2. El más grande deportista cubano del actual siglo es historia por sus medallas y por su humildad, esa que le regaló también a Fidel con un saludo de misión cumplida.