Joel García, enviado especial
Río de Janeiro.- La niña de Osleni Guerrero le dio besos al televisor viendo a su papá jugar en los primeros Juegos Olímpicos de un badmintonista cubano, a pesar de que este domingo se despidió de la lid con balance de una victoria y una derrota en la fase de grupos, esta última frente al indonesio Tommy Sugiarto, número siete del ranking universal.
Convencido de que el nivel visto aquí es superior al alcanzado por él en circuitos de América, el capitalino se mostró satisfecho con esta experiencia, pues “pude darme cuenta de que si enfrento a jugadores asiáticos con más frecuencia los resultados serían otros”.
“Estoy contento con mi rendimiento aquí, porque el primer gran objetivo era clasificar, representar a Cuba y a Latinoamérica en esta fiesta deportiva, y luego demostrar que podía ganar al menos un partido como lo hice contra el estadounidense Howard Shu”, añadió.
“Romper el hielo en este escenario es la consecuencia del trabajo de muchos años, desde que era pequeño”, recordó el subcampeón panamericano, quien recibió todo el tiempo, desde las gradas, el apoyo de la Confederación Continental a través de uno de sus directivos, la peruana Pilar Carrillo.
“Me emocionó mucho que transmitieran los partidos por la televisión cubana, y que mi familia me viera ganar. La gente de mi barrio en Centro Habana disfrutó la actuación y cuando me contaron lo de mi niña fue como si ganara mi medalla. No creo que exista una felicidad mayor que recibir el cariño de la gente”, concluyó Guerrero.