Lázaro Álvarez viajó a Río de Janeiro con una sola meta: alcanzar la medalla de oro olímpica en los 60 kg, la única que no puede mostrar aún en sus vitrinas.
El boxeador antillano de San Juan y Martínez, conocido dentro y fuera de las cuerdas como “El príncipe”, aseguró con la victoria sobre el estadounidense Carlos Zenón Balderas Jr. (3-0 jueces) la presea de bronce y el pase a semifinales. De esta manera deja claro que no está en la Ciudad Maravillosa con fines turísticos.
El tricampeón mundial, uno de los púgiles más completos de la prestigiosa escuadra cubana –cuya Escuela ha marcado pauta desde la actuación en Múnich en 1972, cuando Orlandito Martínez, Teófilo Stevenson y Emilio Correa se llevaron el oro-, exhibió su acostumbrada forma sobre el encerado.