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9 de agosto: un recuerdo especial y Buena Fe

El autor del trabajo con el voleibolista brasileño Gilberto Godoy (Giba)
El autor del trabajo con el voleibolista brasileño Gilberto Godoy (Giba)

 

Río de Janeiro.- La posibilidad que dan los Juegos Olímpicos de compartir momentos históricos, vivir emociones por doquier y conocer deportistas de nivel mundial son especiales recuerdos también para periodistas que, casi siempre, tienen sentimientos frustrados como atleta y encuentran en su profesión la corona no alcanzada en los escenarios de competencia.

Así sucedió este martes cuando pude admirar el talento generoso de tenistas como Juan Martín del Potro y Rafael Nadal en sendas conferencias de prensa; la amabilidad de la kosovar Majlinda Kelmendi, primera campeona olímpica en la historia de su país, en uno de los pasillos de la Arena Carioca 2; o la sobrada calidad de los baloncestistas estadounidenses (otro Dream Team) en una justa que parece demasiado pequeña para tantos canastazos.

Sin embargo, de los recuerdos más perpetuos y deseados en esta ciudad será la fotografía y el diálogo con uno de los mejores voleibolistas de todos los tiempos, Gilberto Godoy (Giba), a quien en perfecto español pude decirle: usted es de los más grandes y en Cuba se le quiere un mundo.

“Yo también quiero mucho a los cubanos y lamento que no vivan ahora el mejor momento del voleibol. Espero puedan recuperarse pronto”, alcanzó a decir antes de acceder a más instantáneas con otros colegas y buena parte del público sentado en los asientos reservados del Coliseo Maracanazinho.

Pero los recuerdos trascienden las palabras y atraviesan todavía la utopía de ganar un autógrafo de Michael Phelps, poder preguntarle a Usain Bolt cuándo pudiera ir a Cuba o ganarme dos exclusivas fotos con los futbolistas más mediáticos de estos Juegos: Neymar y Marta, ambos ídolos locales.

Pero en medio de tantas quimeras, algo muy cubano también será un especial recuerdo. Israel Rojas, amigo cantautor y líder del Grupo Buena Fe, compartió hace solo unas horas un mensaje que debe llegar sin falta a la primera opción real que tuvimos de medallas en estos Juegos: Dayaris Mestre. Cumplo su misión y además lo comparto a otros.

“Esa noche estábamos en concierto en Güira de Melena, pero muy atentos a las olimpiadas. Dayani Mestre estuvo muy cerca de darnos una medalla. Debe estar triste. ¡Lo hiciste muy bien! Tus lágrimas, quizás por sinceras, se sintieron más allá del bronce, la plata o el oro. Más allá del diamante. Hay lagrimas que enorgullecen a un pueblo, más que algunas inexplicables sonrisas de primera plana en estas olimpiadas. No estás sola. Gracias por tu empeño hoy”.

Estoy seguro que de Buena Fe muchos otros cubanos siguen deseando esto mismo y más para todos los cubanos que desde la Ciudad Maravillosa están cantando con sus músculos a nuestra Cuba.

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