La cubana Dayaris Mestre encontró, dirimiendo la posibilidad de llegar a la discusión de la corona, a la sudcoreana Jeong Bokyeong, ubicada en el noveno lugar del ranking con 1551 puntos, quien a la postre derrotó a la de la Mayor de las Antillas por tercera ocasión en el 2016.
En los Juegos Olímpicos, y Río de Janeiro no será la excepción en ninguna prueba, cada fase es una empresa titánica, especialmente en la medida en que se avanza en el organigrama. Una vez se han superado las primeras rondas, absolutamente todo, de ahí en lo adelante, adquiere la connotación de final adelantada.
Mestre, antes de caer ante la asiática por ippón, tiró a la cuneta, por ese orden, a Asaramanitra Ratiarson, de Madagascar; Julia Figueroa, de España, y Sarah Menezes, de Brasil, quien obtuvo el oro hace cuatro años en Londres y estuvo aupada ahora por el público local.
Bokyeong, por su parte, derrotó a la vietnamita Van Ngoc, (en el escaño 45, con 238 puntos) y a la mongola Munkhbat Urantsetseg, quien encabezó dicho listado, nada menos que con 2685 puntos.
Como testimonio de que en estos certámenes es muy difícil que un “eléctrico” se cuele en la porfía por las medallas (amén de excepciones), por la otra llave se vieron las caras la argentina Paula Pareto, tercera del ordenamiento con 2260 puntos, y la japonesa Ami Kondo, segunda con 2263.
Kondo, a sus 21 años, ya acumula un título mundial, en Chelíabinsk 2014, y otra de bronce, además de múltiples pergaminos en torneos de Grand Slam. Pareto, a sus 30 años, exhibe igualmente una destacada trayectoria que la convierte en una de las atletas más estables de su peso. En Beijing alcanzó bronce, al tiempo que en Londres cayó discutiendo esa medalla.
Al comienzo del combate la sudamericana proyectó a la nipona, marcándole wazari, lo que en definitiva le valió el triunfo.
Kondo discutirá el bronce con la mongola Urantsetseg, mientras que Mestre lo hará con la kazaja Galbadrakh Otgontsetseg.