De que los cubanos somos inventores, no hay duda alguna. La muestra más visible están en las carreteras, avenidas y calles con el andar estrepitoso de los “almendrones”, camionetas y camiones que tienen 50 años y más de explotación.
La vida impone retos y a nosotros nos ha correspondido afrontarlos con más creatividad e inteligencia que recursos financieros y materiales. En buena medida, muchas industrias funcionan gracias al aporte de los innovadores y racionalizadores. Y pudiera parecer una Verdad de Perogrullo, pero hay demasiada entrega y consagración detrás de cada solución para tener una apreciación tan sencilla. Muchas personas dedican infinidad de horas a pensar cómo afrontar un problema y resolverlo para que no se detenga la producción o los servicios, aumentar la eficiencia, la calidad y la productividad, fortalecer la defensa… Solo el ingenio salva, diría un filósofo.
La recién efectuada Exposición Aniversario 40 de la Asociación Nacional de Innovadores y Racionalizadores (Anir) permitió en cada stand montado en el Pabellón Central de Expocuba, en la capital del país, mostrar cuánto puede hacerse y cuánto se ha hecho para afrontar la obsolescencia de la tecnología existente en la mayoría de las fábricas o favorecer los procesos en sectores tan prioritarios como los de la Salud y Educación, por solo citar dos ejemplos.
Pudieron apreciarse aportes extraordinarios, de alto impacto, y otros más pequeños, pero todos muy importantes y necesarios, como me comentó Alfredo López Machado, presidente nacional de la Anir. Y los cerca de mil 300 trabajos seleccionados en todas las provincias del país y el municipio especial de Isla de la Juventud conforman solo una muestra minoritaria de lo efectuado en términos de innovaciones y racionalizaciones durante cuatro décadas de labor ininterrumpida.
De ahí la importancia, como se ha planteado, de fortalecer aún más la realización de las exposiciones en la base, en las propias entidades, y en los municipios y provincias. Quizás pudiera pensarse en hacerlas, de algún manera, por sectores y que los aniristas decidan visitarlas y apreciar lo que se ejecuta más allá de su centro laboral, en aras de mejorar la necesaria generalización y despertar aún más el intelecto.
La Exposición constituyó, de hecho, un excelente agasajo al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en su cumpleaños 90 y un certero homenaje al aniversario 40 de la Anir (8 de octubre).
Justo es reconocer el notable esfuerzo realizado en su organización, máxime si se toma en cuenta la situación económica y energética que afronta el país. Trasladar, atender y asegurar la logística para un evento que reunió a más de 200 personas de toda la nación deviene reto mayor que fue afrontado con decoro, a pesar de las limitaciones y los inconvenientes inevitables y propios de tiempos difíciles.
Como se dice en términos artísticos “la pista quedó caliente” y, por tanto, la exitosa muestra realizada en el recinto ferial más grande y visitado del país debe constituir motivación esencial para elevar el funcionamiento de la asociación, como está refrendado en el objetivo número 23 del XX Congreso de la CTC; respaldar de mejor manera a sus integrantes; fortalecer la integración de modo objetivo y real, y aplicar la Ley 38 (reconoce y favorece estimulación a los aniristas) en las entidades que aún no lo hacen, entre otros propósitos.
Cierto es —y así ha sido demostrado en los últimos tiempos— que la Anir ha avanzado en términos generales y se ha hace sentir más. No obstante, como también se ha planteado, queda mucho por lograr y en ese empeño la ocupación de los sindicatos resulta esencial. En ese aspecto aún falta un buen trecho por andar, pues no en todos se acoge y atiende la labor innovadora y racionalizadores con la prioridad que merece.
Ulises Guilarte De Nacimiento, miembro del Buró Político del Partido y secretario general de la CTC, en declaraciones a Trabajadores durante la creación de la Expo, insistió en las reservas de eficiencia y productividad existentes en todas las entidades del país y subrayó el papel que les corresponde a los aniristas para ponerlas en función de elevar la producción y mejorar los servicios, sobre la base de la utilización de la inteligencia colectiva, demostrando que en cada centro de trabajo es posible aprovechar de la mejor manera el equipamiento existente, disminuir el índice de roturas y aprovechar al máximo los materiales e insumos disponibles.
En época muy temprana el Comandante Ernesto Che Guevara expresó: “En cada puesto de trabajo hay una innovación por hacer, esperando que el trabajador se dé cuenta de ella. Esa es una tarea diaria por la cual debemos luchar todos”.
Apreciarla y ejecutarla, máxime en este momento, resulta imprescindible.
