Todo huele a tinta, a libro nuevo, a periódico cálido en el amanecer… Todos, a pesar del ruido ensordecedor que impera en los locales, están concentrados. Detrás de sus medios de protección no escuchan ni el sonido que ya les resulta característico ni mis preguntas, aunque se encuentran atentos al comportamiento de la obsoleta maquinaria.
Para ellos la noche es día, también confidente de los tropiezos y alegrías del proceso de impresión de los periódicos cubanos en la unidad empresarial de base (UEB) gráfica Enrique Núñez Rodríguez, de Villa Clara.
Sus trabajadores han hecho milagros para entregar con puntualidad durante años los ejemplares a las provincias del centro del país: Cienfuegos, Sancti Spíritus, Ciego de Ávila y por supuesto, Villa Clara. También se esforzaron resueltamente durante el pasado calendario para confeccionar alrededor de 5 millones de libretas escolares, imprimir más de 2 millones de ejemplares de 70 libros de textos para la enseñanza secundaria y preuniversitaria; otros 84 títulos para la última Feria del Libro. A lo anterior se suman, además, tabloides y materiales de estudios.
Son considerados la unidad empresarial de base de su tipo más consolidada del país, con altos índices de eficiencia que se avalan por el sobrecumplimiento en sus planes de ventas y utilidad, indicadores que se superan en un 34 % y en un 52 %, respectivamente. Por dichos resultados fueron merecedores de la condición de Vanguardia Nacional del Sindicato de Industrias.
La familia gráfica
En el Poligráfico, como se le conoce a la actual UEB gráfica Villa Clara, el centro es muestra de tradición familiar y de una herencia profesional que se transmite a las nuevas generaciones.
Padres, madres, hijos, hermanos, esposos… laboran juntos. Aquí los secretos y los saberes de la profesión, que tiene, según dicen, encantos, pasan de unos a otros y se establece una forma de hacer sustentada en la mejor tradición poligráfica del país que tiene en un líder sindical, el villaclareño Alfredo López, uno de sus mejores exponentes.
Isvey y Ronal laboran en el área de impresión. A Alberto, el padre del primero, se le ve junto al rodillo arreglando el papel cuando se tuerce, el hijo a su lado lo auxilia. Regla María, la madre del segundo, con orgullo afirma que el hijo es un buen trabajador. Como ellos, otros mantienen vínculos familiares que han hecho de este colectivo un centro donde se intercambian no solo conocimientos, sino valores como la laboriosidad y entrega al trabajo, además de la preocupación por la calidad en cada parte del proceso productivo.
Desde niño Ronal conocía el mundo de la poligrafía. Al llegar al poligráfico como trabajador, Isvey le enseñó las “mañas”. Con honestidad el profesor reconoce que el alumno lo sobrepasó, mientras este afirma que el profesor es insuperable.
“No hay un hierro de estas máquinas que no conozcamos, por el sonido y por el color de la tinta en el papel sabemos donde está el desperfecto”, expresó Isvey.
Por su parte Ronal aspira a que los libros queden con mejor calidad. “Me esfuerzo, pero la tecnología tiene un límite, no obstante soy optimista, sé que vendrán mejores momentos”, dijo con seguridad y aliento.
La realidad es que ambos son imprescindibles para mantener de alta la maquinaria. Ellos han protagonizado el arreglo de las esteras, del rodillo, de las placas eléctricas, de la calibración de los elementos batidores de la tinta…
“El aporte anirista en este centro es vital, sin esa entrega y ese ingenio creador no se pudiera haber mantenido el flujo productivo. La Anir ha sido determinante al punto de ahorrar más de 350 mil pesos en ambas monedas al año”, explicó Jorge Enrique Veitía, director de la UEB.
La UEB Enrique Núñez: un todo
Regla María siempre tiene entre manos una tarea que realizar en función del trabajo sindical: chequeo de emulación, activos, revisar las demandas de cada área, procesar a cada trabajador de forma individual para que sea estimulado con la condecoración correspondiente, estar al tanto del ahorro, la eficiencia, las posibilidades de crear valor agregado.
Lleva más de 11 años como secretaria general de la sección sindical de esta unidad y quienes la conocen aseguran que representa a los trabajadores con fervor.
“Hay que estar pendiente de todo porque esa es la función del sindicato, solo así podemos avanzar y más ahora que logramos ganar cuanto seamos capaces de producir. Por ejemplo, con los recortes hacemos modelos, tarjeta de estibas, blocs de notas y cuanto aporte para incrementar las riquezas, lo cual debe promoverse, así estamos siempre pensando en una nueva posibilidad y afortunadamente tenemos apoyo incondicional de la dirección”, aclaró.
Su labor es definitoria en el empuje del colectivo, aunque como ella misma reconoce está respaldada por la dirección administrativa. “El director es un hijo para los más viejos. Llegó aquí acabado de graduar de ingeniero, ha transitado por todas las áreas. El conocimiento del personal y de la labor que realizamos es fundamental para la estabilidad laboral, incluso en períodos de absoluta crisis en la poligrafía, que prefiero no recordar, también en los resultados productivos, en buscar soluciones colectivas a las dificultades y en el apoyo incondicional a la labor sindical y la atención de los trabajadores. Ahora su experiencia ha sido determinante para la aplicación de la nueva resolución salarial”, afirmó Regla María.
“El esfuerzo es de todos, el pasado año logramos obtener como salario medio 908 pesos por trabajador, recibimos el mes 13, mantuvimos el sistema de estimulación en divisa. Todos estos beneficios han estado amparados por el ahorro, los bajos costos y la eficiencia.
“Siempre hay alternativas y las reservas están en los trabajadores, solo hay que motivar y echar a andar la inteligencia. Volveremos a ser vanguardias nacionales, hay un colectivo unido y deseos de repetir la experiencia”, aseguró optimista el director.