En la CONCHITA, fábrica de conservas de Pinar del Río, no hay tiempo para el descanso, certeza que Misael Rabeiro y el grupo del área de mantenimiento aprende de la realidad cotidiana. La industria envejecida produce y con cada campaña vienen las roturas imprevistas y también las innovaciones.
Graduado de técnico de nivel medio como mecánico industrial, Misael no habla mucho, pero es certero a la hora de explicar su invención. Enseña el aparato “criollo” pero certificado por las autoridades competentes, construido a partir de una antigua máquina de moler carne. “Es como una especie de batidora gigante”, dice.
Lo hizo de acero inoxidable, con lo cual limita, incluso, la contaminación de la producción. La máquina es imprescindible en la obtención de la mayonesa y el aderezo.
A pesar de las dificultades por la escasez de recursos, la famosa marca que sale de estas instalaciones mantiene su reconocimiento, por el empeño de hombres como él, de quienes laboran en las líneas productivas y el resto de los trabajadores del centro.
Buscar eficiencia ante el deterioro y el envejecimiento tecnológico; luchar contra la naturaleza y competir en un mercado que se complejiza cada vez más, son retos para la fábrica veterana que quiere un rostro nuevo.
Afectaciones imponderables
Durante la campaña del tomate, la naturaleza, veleidosa, jugó una mala pasada a la agricultura, que no pudo cumplir su palabra empeñada.
Se redujo drásticamente el abastecimiento de esta materia prima, la cual representa el 55 % de la producción total.
“De 14 mil 900 toneladas contratadas recibimos solo mil 286. Pero la pasta de tomate es de balance nacional y la empresa garantizó, a partir del segundo trimestre, lo que necesitábamos con tomate de otras provincias”, explica Fara María Pérez Hernández, directora de la UEB.
La imprescindible simbiosis entre la industria y el campo se afectó por la inestabilidad del tiempo. La relación entre ambos entes es fundamental y debe ir a ritmo similar, según opinan en la entidad.
“En la agricultura se está trabajando en el tema de los frutales y para ello ha habido una inyección de recursos. Creo que como industria, estamos detrás en el desarrollo, pues todavía no tiene ese ritmo de la agricultura”, afirma Pérez Hernández.
En los últimos días, con la mejoría en la situación del campo, las buenas nuevas aparecen. Entre los más de 40 renglones que se obtienen aquí, muchos salen del mango, fruta que llega en avalancha. Más de mil 500 toneladas procesadas en corto tiempo, permiten avizorar el cumplimiento de lo previsto, y pronto comenzará el trajín con la guayaba.
Pero el tiempo no es el único de los problemas que enfrentan en el centro con vistas a destapar las reservas de eficiencia. “La mayor parte de la tecnología nuestra data de los años 40. La línea de crema de fruta es de las más jóvenes y data de 1984, así como la línea de jugos, que es del 2000”, añade la directora de la UEB.
Innovar contra el tiempo
En La Conchita es usual enfrentar el añejamiento de los equipos. En un recorrido, Noel Benítez Toledo, jefe de la planta productiva, enseña las reparaciones acometidas. Entre las dificultades, enumera el directivo, se encontraba el deterioro de las estructuras de metal. Además, se sufrían los salideros de vapor en las líneas de suministro, lo cual genera pérdidas energéticas y afecta la cocción de los productos.
Según añade, debido al vapor, a veces no se veía el producto, con peligro de sufrir accidentes de trabajo. También se afectaba su inocuidad. Al haber salideros, la cocción no se lograba a la temperatura requerida.
No obstante, en la más grande de estas cocinas, ya se ha trabajado en las paredes, instalaciones hidráulicas y sanitarias, y pronto se hará en fregado de paredes, pintura de techo y en los controles automáticos. Cuando concluya, se verá como otra ya reparada, en la cual se observan tuberías nuevas y todos los controles.
Sin embargo, aun con reparaciones o en espera de cambios tecnológicos, personas como Misael Rabeiro siempre serán insoslayables, porque innovar aquí es obra diaria.
Por eso, la administración y la dirección sindical han montado un plan de mantenimiento para el año, mediante el cual se proyectan las reparaciones con antelación y los recursos. Los ojos se mantienen alertas sobre los equipos que presentan mayor cantidad de roturas. Entonces, se incide en la solución.
“Más del 80 % de lo que hay aquí tiene el doble de su vida útil. Se trabaja para que no existan fallas, pero a veces, no se les puede colocar lo que llevan. Se acude a las innovaciones para dar respuestas”, cuenta el ingeniero Manuel Alejandro Cueto Hernández, del área de mantenimiento.
La fuerza de 226 aniristas se pone en función de los numerosos imprevistos. Tanto conocen los equipos, que hasta llegan a conocer cuánto podrían durar en funcionamiento y cómo alargar ese período. Por ello, cada año que pasa, planifican mejor las acciones.
Esperanza en el futuro, con los pies en el presente
Innovación, mejoras tecnológicas, son cuestiones que van de la mano, si de calidad se trata.
“Aquí s e mantiene un sistema de calidad establecido y aunque no somos los comercializadores minoristas, le damos seguimiento al producto hasta que llega al cliente. Los envases tienen nuestros datos en la etiqueta, para que el cliente llame.
“Con los productos a granel es más complejo, porque el tiempo de durabilidad es muy corto, aunque sale con su certificado se debe vender en ese período —esto se escapa de sus manos, en cuanto la comercialización no depende de ellos—. No tenemos las condiciones para envasarlos todos, que es lo que quiere nuestro ministerio”, afirma Fara María.
Urgida de honrar su compromiso con el medio ambiente, La Conchita acomete la construcción de una laguna de oxidación, como sistema de tratamiento de residuales líquidos, bajo el control del CITMA. Con esto debería resolver un reclamo viejo para disminuir la influencia negativa en la naturaleza.
A pesar de los obstáculos, al cierre de junio, la fábrica registró un sobrecumplimiento de la producción mercantil y de las producciones físicas, y el salario medio fue de 600 pesos. Incluso, pronto saldrán nuevas ofertas en moneda nacional, como es el caso de la mayonesa y aderezo en pomo.
Según dijo Fara María, las posibilidades de inversión extranjera ayudarían a mejorar la icónica industria pinareña. La directiva dijo que se encuentran dentro del paquete de oportunidades de empresas mixtas. Por ahora, se trabaja en los estudios de prefactibilidad y de mercado, los cuales serían presentados al socio extranjero, aún por definir. Esto traería mejoras tecnológicas y posible incremento en la producción, lo cual, unido al esfuerzo diario de los trabajadores, contribuiría a mantener la tradición de La Conchita.