Desde Los Negros, en Santiago de Cuba, nos escribe Walfrido Santiesteban, indignado porque sigue esperando —sin saber hasta cuándo—, luego de transcurridos cinco meses de haber solicitado el reajuste de la pensión.
En carta fechada el 5 de julio, que nos llegó unos 15 días después, cuenta que su jubilación data del 30 de noviembre del 2008, pero el 12 de diciembre se reincorporó a trabajar.
Por situaciones personales y problemas de enfermedad, tuvo altibajos en esa relación laboral y a fines del 2012 comenzó como profesor de preuniversitario, funciones que desempeñó hasta el 16 de marzo del año en curso, aunque un mes antes presentó su solicitud de cese del vínculo y la tramitación del reajuste de pensión.
Desde entonces datan sus mayores sinsabores. En la Dirección Municipal de Educación (DME) en el Tercer Frente le informaron que quien atendía esos procedimientos en la filial del Instituto Nacional de Seguridad Social (Inass) no estaba trabajando y además, tenía un solo día habilitado para realizar aquellas gestiones en la provincia.
Posteriormente, subraya, en la DME le informaron que la técnica de la citada oficina solo recibió los casos de invalidez parcial y su expediente quedaría para el siguiente mes.
Acudió en marzo a la oficina del Inass y la directora le explicó que la responsable de las tramitaciones estaba de vacaciones, que llamara después del día 15. Así hizo y varias semanas después le dijeron que el “papeleo” duraba tres meses. En mayo se personó y nada. El 4 de julio repitió su reclamo por teléfono con idéntico resultado y que llamara en agosto.
Parece que esa fue la gota que colmó su copa, pues un día después escribió a Buzón abierto, cuestionándose el tiempo que debe esperar para recibir su chequera.