El 30 de julio de 1957, en la oriental ciudad de Santiago de Cuba, esbirros al servicio del tirano Fulgencio Batista asesinaron a Frank País García, jefe nacional de acción del Movimiento Revolucionario 26 de Julio (MR-26-7). Al año siguiente, en igual día y mes, cayó en combate, en El Jobal, el comandante René Ramos Latour, Daniel, quien le había sustituido en esa responsabilidad.
Las relaciones entre ambos se estrecharon a partir de fines de diciembre de 1956, cuando luego del asesinato de Rafael Orejón Forment, el día 23 de ese mes y año, durante las denominadas Pascuas Sangrientas, para evadir la detención René se trasladó definitivamente a Santiago de Cuba, y comenzó su actividad clandestina bajo la dirección de Frank.
En conversación sostenida con esta autora en julio de 1988, el ya fallecido comandante del Ejército Rebelde Belarmino Castilla Mas, quien estuvo muy unido a ellos en esas labores, le comentó que Daniel fue el seleccionado para sustituir a Frank, por la labor que junto a este realizara en el frente de acción del Movimiento sus cualidades personales, y la relación tan íntima que mantenían, pues se complementaban, y precisó:
“Yo diría que hacían un binomio muy positivo, muy bueno. Por su genialidad, capacidad organizativa, proyección estratégica, entrega a la causa y gran prestigio. Frank fue un maestro para Daniel, como también lo fueron Fidel y los veteranos de la Sierra Maestra cuando estuvo entre ellos.
“Pero creo que Daniel también complementaba mucho a Frank por su carácter sereno, afable; capacidad como organizador, estilo y método de trabajo, que contribuían a nuclear y cohesionar el Movimiento dirigido por este en el llano.
“Estimo que el factor más importante para que se complementaran mejor, era la fidelidad a la causa revolucionaria, la entrega total a ella, la gran sensibilidad de ambos, la cual les permitía enfocar, ver y sentir de una manera común los hechos principales de la lucha”.