Está en el pueblo, trabajando con perenne constancia heredada de Bolívar para tener patria.Sabe de la incalculable importancia de atender a la base social, mantener la unidad, unidad y más unidad, según sus propias palabras; de no detener la Revolución bolivariana, sino de llevarla cada vez más adentro de los barrios.
Lo sentimos en su vibrante discurso en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, poco tiempo después de cumplir prisión tras los sucesos del 4 de febrero de 1992; como un huracán en su primera campaña electoral y celebrando el magnífico resultado de los comicios de diciembre de 1998.
Su voz se escucha clara y precisa en el programa radiotelevisivo Aló Presidente, espacio que supo crear para tener comunicación directa con el pueblo y así hacerlo partícipe de los cambios recién iniciados.
Recordamos los duros momentos de la intentona golpista de abril de 2002, las horas de confinamiento, la muerte cercana, y como se dijo para sí: “… si me toca morir no voy a pedir clemencia, ni perdón, ni nada, sino que hay que morir de pie como murió el Che Guevara…”
Por esos días admiramos el episodio del pueblo en las calles hasta devolver al poder en apenas 48 horas a su Presidente, al que había elegido por amplio margen.
Chávez es junto a Fidel creador de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, ALBA, germen de todo el proceso de integración que se logra paso a paso y que tiene su expresión más alta en el nacimiento de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, CELAC.
Así, en compañía de otros líderes de la región, se convierte en enterrador del Área de Libre Comercio de las Américas, ALCA, proyecto estadounidense para concretar sus intereses hegemónicos.
Chávez está presente en cada edición del Canal Telesur, en la existencia de Petrocaribe, en las muchas misiones que siguen adelante en su querida Venezuela.
Particularmente este redactor lo siente cercano, pujante, eufórico en el impulso de la Operación Milagro que ha devuelto la visión a millones de personas de Latinoamérica y el Caribe.
Conservo con emoción sus palabras en los días iniciales de tal empeño, en el verano del año 2004, cuando impresionado por el quehacer del personal cubano de la salud, encabezado por oftalmólogos, pronunció estas palabras refiriéndose a un paciente venezolano intervenido quirúrgicamente en Cuba “…Un señor dice que tenía treinta años que no podía verle la cara a sus hijos, a su mujer; que no podía ver un amanecer, un crepúsculo, un turpial volando; y de repente en una semana, regresó mirando los crepúsculos de Lara, los amaneceres de Oriente…”
La grave enfermedad no impide que despliegue todos los esfuerzos y desarrolle una campaña presidencial formidable como candidato de la Patria en el año 2012. Que gane las elecciones con un 11% de ventaja y sostenga el poder en favor de todos los venezolanos.
Seguramente más de una vez presiente el final, pero no se amilana. Sobrada valentía y dignidad lo acompañan. Se sabe pueblo, y así se lo hace saber a los oligarcas, entreguistas, escuálidos… “Chávez ya no soy yo: Chávez es un pueblo, Chávez somos millones, tú también eres Chávez; somos millones y cada vez seremos más.”