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Sancti Spíritus: una provincia mejor

Foto: Agustín Borrego

Foto: Agustín Borrego

Foto: Agustín Borrego
Foto: Agustín Borrego

 

Al filo de las 7, el sol impetuoso ya salía por encima de la escultura de Serafín Sánchez en la Plaza de la Revolución de Sancti Spíritus, dibujando los detalles de una mañana distinta y memorable: los espirituanos, junto a toda Cuba, celebraron el premio conquistado con inteligencia, sudor y sacrificio, anteponiendo la creatividad a las adversidades y superándose cada año.

No por gusto dice la canción que Sancti Spíritus siempre esté en 26. Hace 30 años tuvo la primera sede para celebrar el Día de la Rebeldía Nacional; en 1996 picó muy cerca de ella, pero una bola desviada mandó el otorgamiento al oriente del país, mas este pueblo siguió en la pelea, porque nada lo detiene, sigue su marcha victoriosa.

Rostros muy jóvenes y otros con canas colmaron la plaza. Unos para comentar las diferencias de un acto y de otro; del espíritu del pueblo, de la fidelidad de los espirituanos, de cuánto ha avanzado esta provincia y cuánto le queda por hacer. Los bisoños pasan de la emoción al extrañamiento; los de mayor edad hacen el recuento reposado: sin duda hoy, Sancti Spíritus es una provincia mejor.

Se hizo la luz esta mañana de la Santa Ana y con ella vino el recuento de lo conquistado, de las proezas productivas, del superávit logrado desde el 2015; de la calidad de los servicios, las bajas tasas de mortalidad infantil y materna, de los resultados en la educación y en la elevación de la calidad de vida de su pueblo.

Una obra que reluce por encima de la de muchas otras provincias y se traduce en reiteradas zafras cumplidas, récords rotos en las producciones de leche, huevo, la pesca de agua dulce, del camarón de cultivo, de la carne porcina, de la miel; del balance positivos de los ingresos obtenidos por las exportaciones, y así una larga lista que no se borda con faltos entusiasmos o delirios de grandeza, sino que se tejen con los grandes retos que quedan por vencer, en las cosas buenas que deben ponerse mejores; en la felicidad de un pueblo que se conquista con amor y voluntad.

Y en el centro de ese devenir dos hombres grandes: Serafín, siempre Serafín, y Fidel, el sol de eterna claridad, como dijera el poeta. Ambos en medio de la plaza, junto a los jóvenes y al pueblo todo conquistando el porvenir.

 

Foto: Agustín Borrego
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