Con un racimo de cinco carreras en el sexto inning, la selección cubana tomó la delantera en el tope beisbolero contra su similar de Estados Unidos, en una tercera película que tuvo por sede el estadio Latinoamericano, de donde salimos muy preocupados por la pobre ofensiva que siguen mostrando los jugadores de casa.
Tal y como ha sido común, los universitarios norteños fueron los primeros en abrir la pizarra cuando Evan White pegó largo triple en el inicio del tercer capítulo —batazo mal fildeado por Julio Pablo Martínez y que debió ser apenas doble— y anotó luego por sencillo al centro del Taylor Walls ante un inexplicable cuadro cerrado.
Todo eso sucedió frente al zurdo santiaguero Ulfrido García, quien para ser justo no lo hizo mal, aunque continúa con esa deuda de lanzar un gran partido a la altura de las condiciones físicas que posee. Sus tres boletos (uno intencional) y cuatro indiscutibles en seis entradas inquietó más de una vez al mentor Roger Machado, que por fin realizó cambios en su alineación.
Es cierto que tampoco los que abrieron como titulares pudieron adivinar los envíos de los pítchers visitantes, en especial del derecho Alex Lange, quien liquidó los cuatro primeros episodios con un solo desacierto, el pelotazo a Jefferson Delgado en el segundo, cogido robando en jugada poco comprensible, pues no se trata precisamente de un corredor con habilidades para estafar.
Con la entrada del zurdo Brendan Mckay se extendió a cinco inning la sequía de hits de los anfitriones, pero todo cambiaría una entrada más tarde, cuando el emergente Yosvani Alarcón llegó a primera tras poncharse con una bola que no pudo retener el cátcher visitante.
Acto seguido, Yasiel Santoya empuñó por el torpedero Yolbert Sánchez y pegó el primer imparable de los cubanos, a lo que siguió una pifia del torpedero Guthrie en roletazo fuerte de otro emergente, Luis Robert Moirán. Con las bases llenas por vez primera en el desafío, Raúl González se tomó soberano ponche, pero Yoandri Urgellés negoció pasaporte gratis e impulsó el empate.
La escena quedó lista entonces para que el siempre oportuno William Saavedra conectara sólido hit al jardín central y remolcara dos hacia el home, lo cual imitó Jefferson con otro cañonazo. Quedaba así sentenciada la segunda sonrisa de Cuba en el tope (5-1)
Del resto se encargaron los cerradores Lázaro Blanco (sacó seis outs) y Héctor Ponce (escón de ponches con apenas 11 envíos), quienes ratificaron que los problemas más acuciantes de nuestro conjunto no son ellos, sino la pobre producción ofensiva de sus compañeros, quienes batean para anémico average de 122 y apenas dos extrabases.
Las acciones ahora se mudarán hacia Pinar del Río, donde los estadounidenses buscarán emparejar este martes el tope; mientras Cuba irá por decidirlo, y ojalá sin tanta angustia como lo visto hasta hoy.