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Industria con sabor criollo

La industria nacional trabaja por la integración y la sustitución de importaciones. Foto: René Pérez Massola
La industria nacional trabaja por la integración y la sustitución de importaciones. Foto: René Pérez Massola

 

La transformación de la Empresa Cepil, de Ciego de Ávila, ha elevado sus estándares de calidad hasta colocar su abanico de surtidos en la preferencia de los clientes. Poco queda de aquellos talleres donde se trabajaba de manera artesanal; la paulatina incorporación de novedosas tecnologías les ha permitido diversificar las ofertas y mejorar sustancialmente las condiciones laborales.

Por eso, en cada vivienda cubana usted quizás encontrará más de uno de sus productos, que van desde los percheros de canastilla, cestos y cubos, hasta los cepillos dentales y escobas, de los cuales son sus mayores aportadores en el mercado nacional, y de casi la totalidad de los útiles de limpieza para las instalaciones turísticas.

Larissa Stoute Rosa, directora general de Cepil, informó que desde hace cinco años ejecutan un proceso inversionista para respaldar el crecimiento de la demanda del turismo, y tienen en proyectos la asociación con la firma portuguesa Codil, reconocida por sus moldes para la fabricación de utensilios de plásticos (adquirieron cinco nuevos de palanganas, potes, vasos y sopera), lo que posibilitará cada vez más sustituir importaciones.

Algo diferente ocurrió en Inoxidables Varona. La fábrica, que estuvo prácticamente paralizada, resurgió con la inyección de sangre nueva, la iniciativa creadora y el rescate de su fuerza laboral. Hoy, la diversidad y calidad de los elementos que elaboran, la mayoría respalda la producción de alimentos, le han merecido un lugar entre las de mayor prestigio del país.

Nada los detiene. Basta que un cliente haga la solicitud y el equipo técnico hará los proyectos que cobran forma en los talleres y van desde termos para el enfriamiento de leche, pipas para transportar agua y alcohol, útiles de acero inoxidable para panaderías y hospitales hasta miniindustrias, de las cuales hay 15 instaladas y cinco en ejecución, informó Amado Martínez, directivo de la entidad.

“Traemos el metal del extranjero, abaratamos el costo de las producciones haciéndolas en Cuba y evitamos las importaciones. La calidad es un tema recurrente, y aun cuando sea bueno lo que fabricamos siempre tendrá que estar mejor; la empresa es competitiva y exportamos plantas de cítricos a Bolivia y a Haití, y silos de granos a Ecuador; nuestro personal se encarga del montaje”, dijo Yanet Barceló, directora de logística de la entidad.

Recobrar la vitalidad

A pesar de estos ejemplos, un sondeo realizado por Trabajadores durante la Convención Internacional Cubaindustria 2016, evidenció que el plantel fabril dista aún de corresponder a las exigencias de un país que se encuentra en momentos de transformaciones de su modelo económico, y se requiere la vitalidad alcanzada allá por la década de los 80 del siglo pasado, cuando fue definida como el eje fundamental del desarrollo de la nación.

Una nueva máquina para la producción de utensilios plásticos adquirió la empresa. Foto: René Pérez Massola

 

“Entonces, se hicieron grandes inversiones y se trajo tecnología del campo exsocialista .Ahora, el peso de la industria en el PIB ha cedido mucho  y su infraestructura se aleja de las tendencias mundiales”, explicó el Dr.CsJuan Triana Cordoví, del Centro de Estudios de la Economía Cubana.

Ahora se precisa su inserción en el desarrollo de los sectores fundamentales de la economía, para llevar adelante los programas a mediano y largo plazo, cumpliendo los requerimientos que exige la producción para mercados dentro y fuera de las fronteras.

El profesor Triana aconseja que se aproveche mejor la fuerza de trabajo calificada para que se pueda revertir en productos de alta calidad. “Es la única manera de transformar productivamente el país. Los ejes estratégicos que están definidos en el plan nacional de desarrollo, y tocan la industria nacional, están reclamando de esta un papel diferente.

“Existen muchos proyectos de inversión en todos los sectores, pero faltan más, y sobre todo, una dinámica que permita incorporar de manera rápida, eficaz y competitiva la inversión extranjera al sector industrial cubano”.

Crear las diferencias 

Otras de las empresas que han tenido éxito en su inserción nacional son las de equipos e implementos agrícolas, de Holguín; sin embargo, en una época reciente cedieron con su producto líder: la combinada KTP, pues quedó tan atrás en su diseño y confort que se reemplazaron por las Case brasileñas.

“Las importaciones fueron puntuales y necesarias. Dejamos de hacer las máquinas, pues no le interesaban al cliente; después de fabricar más de 10 mil, tuvimos que trabajar en un nuevo diseño, ponerla medianamente a la altura de la que el comprador quiere y estar atentos a sus pedidos. Si la industria nacional no se desarrolla y crea diferencias con productos competitivos, la externa se introduce en Cuba”, reconoció Reynaldo Pupo Martínez, director de la Empresa Mecánica Héroes del 26 de Julio, de Holguín

“Fabricamos alrededor de 600 tipos de piezas de repuesto y un nivel de maquinaria que distingue a la empresa; a los tractores autopropulsados que se están importando les hacemos los implementos de entre tres y siete discos que se les acoplan, y son de alta productividad.

“Todo lo que estamos produciendo, de alguna manera, sustituye importaciones. Construimos tráileres para actividades agrícolas: del acopio de viandas hasta el de forrajes; remolques, planchas, autobasculantes, y una gama para la producción arrocera, entre ellos equipos autopropulsados de estera, que son más complejos: llevan hidráulica, electricidad, otros complementos.

“Nos distingue la posibilidad de fabricar equipos y brindar servicio del repuesto y postventa para su larga vida. Además compramos agregados que producen otras empresas y nos integramos en un encadenamiento que marca pautas. Tenemos relaciones con socios extranjeros de otros mercados, pues desarrollamos maquinaria evitando que se importe lo que podemos fabricar o complementar para aliviar el costo de la fabricación”.

“Como parte del reordenamiento se va a constituir un polígono industrial en Holguín con la fusión de las empresas mecánicas, que permitirá aprovechar mejor las capacidades, y que el ciclo de aprovisionamiento y el dominio del conocimiento de la que lo tiene más avanzado se aúnen  y desarrollen  mutuamente”, concluyó Reynaldo.

Nuevos equipos, de mayor complejidad, como esta cosechadora de arroz, se fabrican en el polígono industrial de Holguín. Foto: René Pérez Massola

 

La confianza del cliente

Es una lástima que con tanto mercado conquistado, Vitral solo abastezca  al 30 % de los clientes nacionales en pinturas decorativas, anticorrosivas, barnices, esmaltes sintéticos y diluentes, pues las capacidades de su manufactura son limitadas. “Si tuviéramos más capital haríamos  inversiones fabriles e  incrementar las capacidades productivas”, indicó Esloan García Ramos, especialista comercial de la empresa.

Una reorientación hacia el mercado nacional está haciendo la Empresa de Tenería y Pieles, pues según la ingeniera Martha Iris Lamagne, antes de que se organizara en Expocuba la solicitud de la demanda nacional de la economía su entidad era prácticamente desconocida, mientras la mayoría de sus fondos se exportaban. Ahora satisfacen las necesidades de cueros y suelas, pero pudieran aportar mucho más para que cada día se vaya cerrando la brecha a las importaciones de productos son factibles de fabricarse en Cuba.

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