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Cuatro héroes cubanos de la educación en Nicaragua

Alfabetización en Nicaragua.
Alfabetización en Nicaragua.

 

Cuando en un congreso u otra reunión similar de gran concurrencia uno de los participantes solicita a la concurrencia un minuto, se espera que se trate de un lapso de tiempo en honor a  los caídos, sin embargo en el Palacio de Convenciones de La Habana sucedió el 10 de junio de 2008 un hecho inusual: el representante de Nicaragua al Congreso Iberoamericano de Alfabetización y Educación Básica para Personas Jóvenes y Adultas que allí tenía lugar pidió un minuto ¡de aplausos! como homenaje a cuatro maestros internacionalistas cubanos que en 1981 habían sido asesinados por bandas somocistas en el cumplimiento de la noble misión de educar.

Esos jóvenes eran Francisco Concepción Castillo, Pedro Pablo Rivera Cué, Bárbaro Rodríguez Hernández y Águedo Morales Reina.

Su recuerdo se impone en un doble aniversario: el del triunfo de la Revolución popular sandinista el 19 de julio de 1979, lidereado por el Frente Sandinista de Liberación Nacional  que libró para siempre a su pueblo del azote de la dictadura de Anastasio Somoza,  e inicio un camino revolucionario dentro del cual la campaña de alfabetización constituyó uno de sus proyectos principales, y los 55 años de esa epopeya en Cuba, que convirtió a la patria de Martí en solo un año en Territorio Libre de Analfabetismo.

Fieles a su vocación internacionalista, los cubanos decidieron compartir esa obra con sus hermanos pinoleros. Ese gesto solidario llenó de rabia a los enemigos de la  revolución sandinista. Bandas financiadas y armadas por la CIA al igual que lo intentaron hacer en Cuba, pretendieron frenar con el terror la campaña sandinista por llevar la luz de la enseñanza a todos los rincones de su geografía. Atacaron por sorpresa a dos indefensos maestros en las montañas de Las Nubes, ubicadas en el distrito de San Miguelito, perteneciente al Departamento de Río San Juan, en Nicaragua y como consecuencia de lo cual uno de ellos, el villaclareño Francisco Concepción Castillo de 29 años, resultó gravemente herido.A pesar de que pudo trasladarse a la patria, falleció tras habérsele practicado dos cirugías para salvarle la vida.

La cruzada criminal contra nuestros educadores continuó con incitaciones a la violencia extrema como la consigna que se escuchaba por la radio contrarrevolucionaria:“Haga patria, mate un cubano”

Poco después en la localidad de Consuelo Bajo, a unos 30 kilómetros del poblado minero de Siuna, en el Departamento de Zelaya Norte, la contra la emprendió contra los maestros cubanos Pedro Pablo Rivera Cué, de 26 años y Bárbaro Rodríguez Hernández,  de 27, ambos matanceros, que fueron asesinados, después de haber sido interrogados y golpeados brutalmente,  junto a dos de sus alumnos campesinos.

Al cruzar una quebrada, en la comarca de Aguas Sarcas, en las cercanías de Villa Sandino, a unos 50 kilómetros de la localidad de Juigalpa, en el Departamento de Chontales, una emboscada atacó a la camioneta que conducía, entre otros compañeros al  maestro cubano Aguedo Morales Reina, quien se enfrentó valerosamente a sus agresores tratando de arrebatarle el arma a uno de ellos, pero tres balazos le causaron la muerte al joven educador pinareño de 28 años..

El crimen contra esos cuatro jóvenes no detuvo la obra educacional del sandinismo.

Al veneno mediático de la contrarrevolución que pretendió  vincular la presencia de los internacionalistas cubanos a planes militares del Gobierno de la Isla, el Comandante en Jefe respondió con energía: “Sí, son tropas especiales de la educación, de la cultura, de la moral, de la dignidad”.

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