Por José Luis Camellón Álvarez
Desde hace más de un mes los ritmos laborales en Sancti Spíritus desbordan las rutinas habituales de cada sector y sindicato porque el otorgamiento al territorio de la sede del Acto Central Nacional por el 63 aniversario de los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, más que motivo de inspiración ha desatado un arcoíris de trabajo pocas veces visto en la provincia.
Han sido días y semanas donde las pautas no las dicta el convenio laboral, apenas cuentan los horarios y lo común es encontrarse a varios educadores pintando al final de la tarde el exterior de la escuela, a trabajadores del turismo en plena siembra de caña en el fondo del Uruguay y hasta obreros agrícolas de Banao concentrados en la higienización del barrio Los Olivos.
Por eso el operador de maquinaria Juan Zúñiga no quiso perderse ninguno de los trabajos voluntarios masivos en saludo al 26 de Julio “y que cuenten con- migo para todo lo que haga falta”, expresó; por eso en medio del contagio de tareas de todo tipo la maestra Orbelinda Álvarez Farfán sacó tiempo el último día del curso escolar y cobró la cuota sindical al colectivo de la escuela primaria Julio Antonio Mella.
Son los aires del 26 los que llevaron a 16 constructores a trabajar ininterrumpidamente durante 48 horas en faenas de fundición en la plaza Serafín Sánchez Valdivia: “Amanecieron el domingo allí, fueron a sus casas, se bañaron y antes de las ocho de la mañana estaban de regreso en la obra”, detalla Pedro Luis Valdivia, integrante de la unidad empresarial de base Movimiento de Tierra.
La cercanía de la celebración muestra ya la ciudad de Sancti Spíritus embellecida por la mano de su propia gente; atractivas vallas y gigantografías revelan los rostros del trabajo y en cada espacio urbano y rural los colectivos y sindicatos alistan los detalles organizativos para que los espirituanos acudan a la cita con la historia.