La popularidad del circo en Cuba está fuera de duda, bastó con asistir a cualquiera de las funciones del recién finalizado Festival Circuba 2016 para comprobarlo. La carpa Trompoloco, sede principal de la cita, estuvo repleta en todas las presentaciones. Algunos todavía subestiman las credenciales artísticas del circo, pero nadie podrá negar su extraordinaria capacidad de convocatoria.
Lo mejor es que el circo cubano sigue apostando por un espectáculo sano, apto para toda la familia. En varios chistes de los payasos, no obstante, uno pudiera encontrar ciertas visiones prejuiciadas de distintos temas… pero no llegan a ser expresiones agresivas.
Circuba, se ha dicho muchas veces, es la principal vitrina del arte circense nacional, y también la oportunidad de apreciar algo de lo que se hace fuera. Y está claro que las propuestas cubanas se encuentran a la altura de los estándares internacionales; en ocasiones, incluso a la vanguardia.
Desde el punto de vista de la técnica, Cuba tiene mucho que mostrar al mundo. La Escuela Nacional de Circo ha garantizado durante años la renovación de los elencos, la continuidad de una tradición y la aplicación de efectivas metodologías de enseñanza.
De hecho, decenas de artistas formados aquí integran las plantillas de reconocidas compañías europeas y norteamericanas. No es casual. Para muchos de ellos, Circuba fue la primera oportunidad, teniendo en cuenta que a este festival vienen cada año importantes artistas, directivos y empresarios circenses de todo el mundo.
Hasta el punto de que los jurados del certamen suelen ser más famosos y relevantes que buena parte de los artistas que concursan.
Con todo, no basta asistir a las sesiones competitivas del Circuba para llevarse una idea abarcadora del circo cubano; aquí acuden los mejores y la dramaturgia de los espectáculos está pensada en función del concurso.
El Circo Nacional tiene todavía un serio desafío: que su propuesta puramente estética (dígase: esencialmente artística) esté a la altura de las capacidades técnicas de los ejecutantes. Para eso hace falta más sentido de integración con otras manifestaciones, nuevas concepciones dramatúrgicas, experimentación y deseos.
No es que el espectáculo tradicional (número tras número, a la manera de una feria de atracciones) no siga siendo funcional —las carpas repletas es la muestra fehaciente de que lo es—; sino que algunas expresiones del circo contemporáneo han demostrado que esta práctica puede ser mucho más que pura exhibición de destrezas y riesgo. Como la ópera, el circo podría ser escenario de sugerentes confluencias.
Para eso habría que desterrar prejuicios. Por un lado, los que afirman que es un arte en decadencia. Por el otro, los que sostienen que una estilización conceptual pondría en riesgo la esencia misma del espectáculo.
Demasiadas comparaciones tienen que sufrir los artistas cubanos con el celebérrimo Circo del Sol, pero ahora mismo nos viene bien la alusión: las presentaciones de esa compañía son brillantes entramados múltiples, de altísimo vuelo estético… y no traicionan las emociones del circo de toda la vida.
Claro que hay un fuerte componente financiero —eso en sí merecería un análisis aparte—; pero sobre todo es cuestión de creatividad.
Algo está garantizado de antemano: el gusto del cubano por el circo. Y también su nivel de exigencia e información. En este festival la gente aplaudió más a los mejores. El premio de la popularidad nunca está muy lejos de los galardones otorgados por el más exigente jurado.
La XV edición de Circuba, dedicada a los 90 años del líder de la Revolución Fidel Castro Ruz, presentó dos programas balanceados, sin llamativos altibajos. Aunque todavía nos quedan insatisfacciones: ¿Por qué comenzar a veces las funciones con largas y aburridas entregas de reconocimientos? ¿Qué hicieron algunos de los payasos del Festival en un año? No tiene mucho sentido repetir exactamente los mismos números de la pasada edición.
A partir del miércoles comienza la tradicional gira de Circuba por varias ciudades del país. Por falta de circo no será.
Los principales premios de Circuba 2016
GRAND PRIX: Vuelo en barra fija con levitores, de Compañía Havana (Cuba); CARPA DE ORO: Mambo Five, Barra Rusa de Compañía Havana (Cuba) y Mástil acrobático de la Compañía Havana (Cuba); CARPA DE PLATA: Trío de pulsadas de la Compañía Rosgoscirk (Rusia) y Malabares de rebote de Lucas Escobedo (España); CARPA DE BRONCE: Fuerza capilar del dúo Zontli de la Universidad Mesoamericana (México) y Aro giratorio de Enomine (Ecuador); CARPA DE INTERPRETACIÓN FEMENINA: Ximena Rivero de la compañía Los Circonautas (Perú); CARPA DE INTERPRETACIÓN MASCULINA: Juegos malabares al estilo de Jorge Perezoff (Cuba); CARPA ARTISTA REVELACIÓN: Rolan Rolan de Alejandro Licea (Cuba).