Hassan Pérez Casabona *
“Hay hombres solares y volcánicos; miran como el águila, deslumbran como el astro, sienten como sentirían las entrañas de la Tierra, los senos de los mares y la inmensidad continental”. (José Martí)
Existen seres humanos cuyo legado se agiganta cada segundo, en buena medida porque edificaron su obra colosal desde la más profunda vocación humanista y el compromiso con el pueblo. Nuestro país, pequeño en lo geográfico pero gigante en la producción de ideas, tiene el singular privilegio de contar con dos de las personalidades más relevantes a escala planetaria en los últimos 200 años.
Nadie puede siquiera asomarse al estudio de la etapa decimonónica sin contar con el ideario de José Martí, como una de las brújulas más preciadas. Exactamente sucede lo mismo, en el caso de la centuria pasada y lo que va del presente milenio, con el pensamiento y la obra de Fidel Castro, figura absolutamente cenital para el análisis de la contemporaneidad y los profundos desafíos futuros.
Uno y otro ganaron sitios privilegiados en el imaginario de millones de personas de cualquier geografía, fusionando la genialidad que los hizo sobresalir desde la más temprana juventud con la adhesión incondicional a la causa que enarbolaron. Consagración y entrega a la emancipación social desde las transformaciones revolucionarias, son algunos de los múltiples atributos que distinguen una ejecutoria límpida como un manantial, a favor de los “pobres de la tierra”.
Uno influyó extraordinariamente en su continuador, al punto que éste catalogó al primero, en el instante sublime en que aquella generación le rendía tributo a propósito del centenario de su nacimiento, como “el autor intelectual del asalto al cuartel Moncada”. El Apóstol, de haber conocido a su discípulo mayor, habría experimentado insuperable orgullo.
No podemos soslayar —sumergiéndonos en la urdimbre que conecta el arsenal libertario del que nació en la Calle Paula, con el que vino al mundo en Birán— que el asidero dialéctico de mayor vuelo que nos permite desentrañar esos nexos, lo trazó precisamente quien cargó en su corazón “las doctrinas del Maestro”, cuando expresó en la Demajagua que en Cuba solo ha existido una Revolución.
“Ellos hubieran sido como nosotros y nosotros habríamos sido como ellos” fue una sentencia meditada, que con el paso del tiempo incrementa exponencialmente su vigencia, entre otros motivos porque es portadora del arma más estratégica de que dispondremos siempre: la unidad entre cada generación de revolucionarios cubanos.
“Yo no he visto a nadie –y lo digo apoyándome en hechos concretos- que haya tenido una voluntad más grande mientras mayores son las dificultades, que Fidel”. (Raúl Castro Ruz)
Desde el prisma de reverenciar a quien en los últimos años es un ejemplar “soldado de las ideas”, que significa igualmente evocar al hombre que cayó de cara al sol, se celebró en el Centro de Investigaciones de Política Internacional (CIPI), adscrito al Ministerio de Relaciones Exteriores, el Taller: “Pensamiento y obra de Fidel Castro Ruz sobre la política exterior de la Revolución Cubana, vigencia y proyección”, dedicado al 90 cumpleaños de nuestro líder.
El encuentro estuvo presidido por los compañeros Jorge Arias, vicejefe del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Abelardo Moreno, viceministro del Ministerio de Relaciones Exteriores, así como por Maylín Alberti, primera secretaria del Comité Municipal de la Unión de Jóvenes Comunistas en Playa.
En las palabras de bienvenida el Dr. Adalberto Ronda Varona, director de esa institución, señaló que se trataba de un encuentro de “reflexión y aprendizaje ante el orgullo que experimentamos por la inmensa obra de Fidel, al que tenemos que agradecerle profundamente”.
La conferencia inaugural estuvo a cargo del Dr. Ricardo Alarcón de Quesada quien, desde su experiencia en diferentes tareas relacionadas con las relaciones internacionales, se refirió a varias de las características del Comandante en Jefe, como creador y conductor de una política exterior basada en principios inquebrantables.
“Fidel no hizo nunca nada a medias. Su vasta cultura es resultado a la vez de ser un trabajador infatigable. Conoce los temas de que se trata a fondo, algo raro en la inmensa mayoría del resto de los jefes de estado. Tiene un sentido de búsqueda e indagación fabuloso y lo que considero dos grandes virtudes: una memoria privilegiada y ser un observador implacable”.
Ante un centenar de profesionales de once instituciones docentes e investigativas relacionadas con esta esfera, Alarcón contó diversas anécdotas que atraparon por completo al auditorio.
“Siendo embajador ante Naciones Unidas, en la década del 70, sostenía reuniones con él cuando estaba en Cuba para informarle sobre diversos asuntos. En una de esas ocasiones, mientras le explicaba acerca de un tema, noté que me miraba fijamente, dando la impresión de que intentaba recordar algo. De pronto me dice `Molotov´, en alusión a que yo tenía puesto unos espejuelos similares a lo que usaba el canciller soviético, firmante del famoso pacto con su contraparte alemana (Ribbentrop) previo al inicio de la II Guerra Mundial, y que en esa época estaban de moda. Lo más importante: Fidel se había percatado de que no eran los mismos que llevaba en el encuentro precedente con él un año antes”.
“En otra ocasión –añadió- quise comprobar la finalidad de una tarea que me dio Celia, quien me había pedido desde mi llegada a Nueva York que le enviara para Fidel libros sobre literatura norteamericana publicados en inglés. En una de esas conversaciones con el Jefe de la Revolución le pregunté `¿Comandante recibió usted los libros?´ Su respuesta me dejó atónito: `Ya me leí los dos tomos que me enviaste hace unos meses sobre William Faulkner, pero estoy esperando el tercero, que prometiste mandarme y aún no lo has hecho´. Lo único que atiné a responderle fue que la editorial todavía no lo presentaba.
“¿Cómo era posible que Fidel, inmerso en las más inverosímiles ocupaciones, tuviera tiempo para leer en inglés sobre literatura norteamericana? Él mismo me sacó de aquellas tribulaciones: `Me di cuenta que tenía determinadas lagunas sobres esos temas y me he propuesto llenarlas”.
Habló de la solidaridad de Fidel hacia América Latina, el Caribe y África, y de la manera en que le inculcó esos sentimientos al pueblo cubano. Destacó en ese sentido, su especial atención a todo lo concerniente a la causa de Puerto Rico. “Él se preocupaba hasta los detalles mínimos por los luchadores independentistas presos en aquellos años, particularmente por Lolita Lebrón. Le encomendó a mí esposa escribirle a ella a la cárcel y ocuparse de lo que hiciera falta.
“Cuando en octubre de 1979, minutos antes del encuentro que sostendrían con Fidel ese grupo en la Misión Permanente de Cuba en la ONU, abracé por primera vez a Lolita en medio de la calle, ella me trató como si fuéramos amigos de toda la vida. `¿Cómo está Margarita, y la familia?´, dijo sonriente. Me di cuenta, nuevamente, que Fidel era el protagonista de esa conversación”.
El público soltó una carcajada ante otro de los recuerdos narrados por el conferencista, que además de ser nuestro embajador en la ONU a lo largo de 14 años, entre 1967 y 1979, primero, y entre 1990 y 1992, después, se desempeñó más tarde como Ministro de Relaciones Exteriores y Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular.
“Estando una noche en la redacción de Granma junto al Comandante; Jorge Enrique Mendoza, director del periódico, y otros compañeros, se desató un debate intenso a partir de un término que Fidel incluyó en un material y que, la mayoría asociábamos con otra de sus acepciones. Viendo Fidel nuestra reticencia, y estando él a la vez seguro de lo que quería trasmitir, me dijo: `Yo solo cambio esto si Vicentina Antuña me dice que estoy equivocado´.
“Al tanto de mi relación con la venerada profesora de la Facultad de Letras de la Universidad de La Habana, me pidió que la llamara y que, sin decirle quienes estaban involucrados, le preguntara sobre la conveniencia o no de aquella palabra.
“Yo sabía que a esa hora la querida profesora estaría leyendo, sentada al lado del teléfono, por lo que me comuniqué sin problemas, trasmitiéndole exactamente lo que me indicó. Ella, que conoció a Fidel desde su juventud, me dio una respuesta que selló definitivamente aquel debate: `Ricardo, él, como siempre, tiene la razón´”.
Alarcón concluyó sus palabras señalando: “Hablamos de un hombre sencillamente excepcional cuyo pensamiento, en su integralidad, debe ser estudiado con rigor. La política exterior que practicamos, basada en principios y con marcado carácter solidario es uno de sus innumerables aportes.
“Cuando se oye la palabra Fidel en la boca de un niño, de un adulto, además del valor directo, tiene una serie de resonancias como en la música de armónica que toca las fibras de la sensibilidad, de la conciencia. Fidel es el escultor de la Revolución Cubana”. (Julio Cortázar, escritor argentino)
En el encuentro hubo tres intervenciones especiales y 17 ponencias, distribuidas en cinco paneles, coordinados en cada caso por jóvenes de la institución sede.
El primero de ellos, Fidel Castro y la política exterior de la Revolución Cubana, tuvo como moderador al Dr. Ruvislei González Sáez y como panelistas al Embajador Eduardo Delgado Bermúdez, del Instituto Superior de Relaciones Internacionales (ISRI), quien abordó la temática, “Fidel Castro: inspirador y arquitecto principal de la política exterior de la Revolución cubana”; a la MSc. Elia Concepción Hanze Ruiz, de la Escuela Superior del Partido “Ñico López” (ESPCC), con “El pensamiento de Fidel Castro en la política exterior de la Revolución cubana hacia América Latina y el Caribe”; y los doctores Ernesto Molina Molina y Jesús Arboleya Cervera, ambos del ISRI, con los trabajos, respectivamente, “Fidel Castro y la vigencia del Primer Congreso del Partido Comunista de Cuba” y “Pensamiento de Fidel sobre la política migratoria cubana”.
En el segundo, Fidel Castro y las relaciones internacionales, ocupó la conducción la máster Claudia Marín Suárez, y en él se expusieron las ponencias “Fidel Castro: su pensamiento en torno a las relaciones internacionales. Una aproximación desde la historia”, del MSc. Rafael Mariscal Pons, de la ESPCC; “Fidel Castro y los movimientos de liberación nacional”, de la MSc. Dariana Hernández Pérez, del ISRI; “La batalla por un mundo mejor en las reflexiones de Fidel”, del MSc. Renio Díaz, del CIPI y “Fidel en la ONU: cuatro momentos de un pensamiento orgánico”, del autor de estas líneas.
El número tres se dedicó a Fidel Castro, los movimientos de amistad y solidaridad, y contó con la dirección de la máster Orietta Hernández Bermúdez. Aquí Elio Gámez, vicepresidente primero del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), habló de “Fidel Castro y los movimientos de amistad y solidaridad”; la Lic. María Eugenia Pagés Fernández, de la ESPCC, profundizó acerca de “Fidel Castro y el Movimiento Sindical Internacional”; y la MSc. Jasely Fernández Garrido, del CIPI, dialogó sobre “Fidel: el Deporte y las Relaciones Internacionales”.
El cuarto se consagró a Fidel Castro, la seguridad y la paz mundial, bajo la coordinación de la máster Sunamis Fabelo Concepción. El teniente coronel Gerardo Nelson Reyes Lima, del Colegio de Defensa Nacional (CODEN), presentó el trabajo “Gracias Fidel”; mientras que el MSc. Enrique R. Martínez Díaz, del CIPI, se refirió a “Por el desarme y contra la carrera armamentista: la palabra del Comandante”. El Dr. Leyde Ernesto Rodríguez Hernández, vicerrector del ISRI, reflexionó en relación a “El Pensamiento de Fidel Castro Ruz sobre el desarme nuclear”.
El último de los foros se concentró en Fidel Castro y las relaciones bilaterales, teniendo a Noel Martínez Miranda como moderador. El Dr. Néstor García Iturbe, del ISRI, tuvo como eje las “Relaciones Cuba-EE.UU”, al tiempo que el Dr. Elier Ramírez Cañedo de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado (OAH-CE), profundizó en “Fidel y la `normalización´ de las relaciones Cuba-EE.UU”. El MSc. Santiago Pérez Benítez, subdirector del CIPI, tomó como vórtice de sus valoraciones el tema “Fidel Castro y la Federación Rusa: proyecciones”.
Las intervenciones especiales estuvieron a cargo del Dr. José Luis Rodríguez, del Centro de Investigación de la Economía Mundial (CIEM), que meditó sobre “Fidel Castro y las relaciones económicas internacionales”; de Idalmis Brooks, del Departamento de Relaciones Internacionales del Comité Central del Partido, “La impronta de Fidel en América Latina y el Caribe: el Foro de Sao Paulo” y de Ramón Sánchez Parodi, acerca de “La dignidad en la Revolución cubana y su política exterior”.
“Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica”. (Abdelazis Bouteflika, presidente argelino)
Haciendo un breve bosquejo sobre los asuntos presentados en los diferentes paneles, tenemos que Delgado Bermúdez explicó cómo Fidel es el “artífice y arquitecto” de nuestra política exterior, realizando un amplio recuento de la manera en que la Revolución fue articulando su proyección internacional, desde el triunfo. “La designación de Roa al frente de esta actividad, el 11 de junio de 1959, y la creación del MINREX, el 23 de diciembre de ese año, resultaron claves en dicho empeño”.
Hanze Ruiz destacó el papel de Cuba en la constitución de mecanismos como el ALBA y la CELAC, mientas que Molina Molina se adentró en un análisis teórico-metodológico sobre varias de los conceptos plateados por Fidel en 1975, que conservan absoluta vigencia.
Arboleya Cervera rememoró el impacto que produjo en él –para la fecha funcionario en la Misión Permanente en la ONU-, el anunció de Fidel de convocar a un encuentro con representantes cubanos residentes en el exterior, en 1978. Recordó que en el intercambio participaron 140 personas, entre ellos intelectuales, religiosos y empresarios, con los que se desarrolló un dialogo respetuoso. “Se acuñó ahí el término de ´comunidad´ para referirse a aquellos emigrados, lo que da un idea de la madurez con que se trataron asuntos sensibles como estos”.
Renio Díaz brindó un examen detallado de las temáticas desarrolladas por Fidel en sus reflexiones, desde la primera publicada el 28 de marzo del 2007. “Es algo impresionante constatar todos los campos en que incursiona, aportando elementos de juicio seguidos en todo el mundo. Creo que esta etapa de su creación intelectual debe ser estudiada con mayor sistematicidad”.
Hernández Pérez habló de la manera en que Fidel y la Revolución inspiraron a millones de personas en cualquier latitud, mientras que Mariscal Pons hizo un recuento de varios hitos de su pensamiento sobre las relaciones internacionales. El autor de estas líneas, por su parte, explicó que, si bien permeados de los imperativos de cada etapa en que se produjeron sus análisis en la Asamblea General de la ONU, ellos representan el reflejo de una visión orgánica, acerca de los graves riesgos impuestos por un orden internacional injusto, en la misma medida que constituyen un testimonio de honda significación sobre cómo enfrentar esos desafíos.
Elio Gámez comentó que, contrario a lo que ocurre en un mundo signado por guerras y otros flagelos, la Revolución tiene a la solidaridad como principio básico de su política exterior. “Exportamos educación, salud, deportes, cultura y eso nos ha ganado un prestigio incuestionable en la arena internacional”.
Pagés Fernández, luego de referirse a la creación de la Federación Sindical Mundial en París, el 3 de octubre de 1945, resaltó las valoraciones de Fidel sobre la importancia de los sindicatos dentro de la lucha revolucionaria internacional. “Él planteó más de una vez, dijo, que el Movimiento Sindical internacional debía estar a la vanguardia de esas batallas, contribuyendo asimismo a la educación de los trabajadores. Para luchar contra el imperialismo, añadió, los sindicatos y sus líderes deben asumir protagonismo en la conformación de plataformas políticas amplias”. Fernández Garrido, igualmente en el tercer panel, abordó el deporte desde la connotación social que éste posee, lo que le permite actuar como fuerza de inestimable valor en la cohesión social.
Reyes Lima citó varias ideas de Fidel sobre disímiles cuestiones. “La riqueza de su pensamiento es algo que nos acompañará siempre, expresó”, mientras que Martínez Díaz desmintió que haya finalizado la carrera armamentistas. “¿Cómo explicar entonces, se preguntó, que continúen incrementándose los gastos militares con Estados Unidos a la cabeza?”.
Rodríguez Hernández, miembro a la vez del Movimiento Cubano por la Paz, recordó que la idea del desarme en Fidel tiene larga data. “Sus análisis en la materia denotan un profundo contenido ético y humano y gran dominio de la teoría-marxista”. En otro momento apuntó que Fidel siempre consideró que ningún país, grande o pequeño, tiene derecho a poseer armas nucleares, por lo que propugnó un desarme general y completo. Mencionó igualmente su alerta de que muchas veces se ha presentado la contradicción en Estado Unidos de ser “Una nación tan grande con un gobierno huérfano de ideas”.
“Admiro a Fidel Castro. ¿Cómo no admirar a un hombre que se las ha arreglado para mantener a su país, durante tantos años, frente a toda la presión norteamericana?”. (Robert Redford, actor estadounidense)
García Iturbe incursionó en la relación entre Martí y Fidel, tomando coma base el texto La Historia me absolverá. Citó asimismo la memorable carta de Fidel a Celia Sánchez el 5 de junio de 1958, luego de uno de los bombardeos contra la población de la Sierra Maestra, donde le cuenta que viendo lo hecho se percata que la lucha que librará en lo adelante frente a los americanos se convertirá en “mi destino verdadero”.
Ramírez Cañedo, coautor de un libro sobre los intentos por normalizar las relaciones entre Cuba y Estados Unidos que recibió elogios de la crítica especializada, desmontó varios mitos creados por la gran prensa sobre estos temas. Explicó que Fidel, desde su viaje a Estados Unidos en abril de 1959, tuvo la intención de desarrollar vínculos de cooperación con ese país, sobre la base del respeto muto, algo que como demuestran los hechos no fue reciprocado por la clase política dominante de Washington.
Pérez Benítez ahondó en buena parte de los momentos paradigmáticos de los nexos con la URSS, y luego con la Federación de Rusia. Destacó el cariño de esos pueblos por Cuba y muy especialmente hacia Fidel. “Nunca podrá olvidarse el recibimiento gigantesco que le tributaron en la Plaza Roja en 1963, algo jamás visto con otro dirigente”. Realizó una interesante periodización de dichas relaciones, deteniéndose en las principales características de cada etapa.
García Rodríguez disertó acerca de Fidel en el campo de la economía, siempre desde una visión política y social, como ejemplo palpable de la obra revolucionaria.
En su presentación hubo un recuento amplio de lo ocurrido en cada instante, desde las ideas del desarrollo por sustitución de importaciones, a tono con los postulados de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), que prevalecieron hasta el año 1963; pasando por la tesis del socialismo como condición para el desarrollo, explicada por Fidel en la graduación de la Facultad de Economía de la Universidad de La Habana en 1969, hasta las batallas por el no pago de la deuda externa, a mediados de los ochenta, y los debates en los eventos sobre Globalización y Problemas del Desarrollo, efectuados en La Habana entre 1998 y el 2009 (con la asistencia de varios Premios Nobel y representantes del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional e investigadores de las más diversas escuelas) y en los que participó el Comandante en Jefe, ininterrumpidamente, hasta el 2006.
Contó el proceso de preparación del libro La crisis económica y social del mundo, que Cuba llevó a la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados de Nueva Delhi, en 1983, luego de ejercer la presidencia a partir de la celebración en nuestra capital, entre el 3 y el 9 de septiembre de 1979, de la célebre VI Cumbre de esa organización.
“Fue un material que preparamos en cuatro meses un grupo de profesionales de diferentes instituciones. Cada capítulo se sometía en primera instancia a un examen colectivo, y luego pasábamos a una discusión exhaustiva con Fidel. Fue un texto de gran impacto, más allá del Tercer Mundo”.
“En nuestro hemisferio ha tenido lugar un movimiento que será catalizador y un hombre una roca firme. El Movimiento es la Revolución Cubana, y el hombre es Fidel Castro”. (Michael Manley, ex primer ministro de Jamaica)
Idalmis Brooks habló sobre el alcance de las evaluaciones de Fidel en la antesala de lo ocurrido en el desaparecido Hotel Danubio de Sao Paulo, en julio de 1990; ocasión en tuvo lugar el evento fundacional del Foro que lleva el nombre de esa ciudad brasileña y que agrupa hoy a más de 100 partidos políticos de la región.
“Bastaría recordar, para expresar el papel de Fidel en este espacio, las palabras de Lula en el 2011, durante la apertura en Managua del XVII Foro, de que: `Si hemos llegado hasta aquí es gracias a Fidel Castro´”.
Se refirió asimismo a encuentros claves en estos años, como la IV edición celebrada en el Palacio de Convenciones de nuestra capital, donde Fidel pronunció el 24 de julio de 1993 un vibrante discurso de clausura que todos recuerdan; el XVIII Foro, respaldando al inolvidable Comandante Hugo Chávez Frías, o esta última cita desarrollada hace solo unos día en El Salvador.
“Este es un espacio que hay que defender y que es resultado de la madurez con la que hemos sabido trabajar a nivel colectivo. Estamos en una etapa donde promovemos su consolidación, no solo como evento de debate y reflexión, sino como mirada profunda a los programas de cada partido, articulados desde presupuestos aglutinadores como el antiimperialismo, la ética en el quehacer cotidiano y la lucha contra la corrupción”.
Sobre este tema el compañero Jorge Arias precisó: “La derecha en la región no ofrece ninguna alternativa, ni proyecto de solución a los problemas actuales. Dejamos claro en la capital salvadoreña que, pese al envalentonamiento por los triunfos electorales y otras coyunturas, no se ha perdido ni mucho menos el gran combate estratégico contra el imperialismo y sus acólitos”.
Cerró la intensa jornada el ingeniero industrial Ramón Sánchez Parodi —quien inauguró la entonces Sección de Intereses de Cuba en Washington, en septiembre de 1977, dirigiendo el trabajo de la misma hasta 1989— con una reflexión “intimista, y de tendencia introspectiva sobre estos años de lucha”.
El reconocido diplomático, que entre otras responsabilidades trabajó además como embajador en Brasil y viceministro del Minrex, habló de los “fundamentos y esencias de la gran epopeya revolucionaria”. Sus palabras desbordaron el enfoque filosófico con el que fueron concebidas, convirtiéndose prácticamente en un ensayo donde emergieron con especial fuerza los principales momentos y figuras, desde el 10 de octubre de 1868.
A propuesta de varios de los asistentes, la institución anfitriona se comprometió a preparar un material con las ponencias presentadas, con el fin de utilizar dichas investigaciones en el trabajo docente y en otros ámbitos. Se informó también que con el Taller se inauguró la presencia del CIPI en las redes sociales, resaltándose el hecho de que twiteros de Rusia, EE.UU., Argentina y Venezuela siguieron y replicaron los mensajes colocados durante la sesión por los jóvenes que allí laboran.
* El autor es Licenciado en Historia; Especialista en Defensa y Seguridad Nacional y Profesor Auxiliar del Centro de Estudios Hemisféricos y sobre Estados Unidos (CEHSEU) de la Universidad de La Habana.
Fidel, siempre Fidel y Grande eres Fidel, has sido la esperanza y la puerta a la Luz de américa latina, el mundo y Cuba un pueblo fidelista de paz, una vez Fidel dijo que mientras los americanos estuvieran dirijiendo la guerra, el estariía en la primera trinchera de combate, comandante y hoy digo que estaré delante de la primera trinchera, delante de usted para protegerlo con mi vida. FELICIDADES EN SU 90 ANIVERSARIO!!!!!!!!!.
Fidel, nuestro querido Comandante en Jefe, en una palabra hombre excepcional, ejemplo ante el mundo y faro y luz en America Latina.
Felicidadessss companerossss del CIPI