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EURO 2016: Ganan los equipos y no las estrellas

El equipo luso se sobrepuso a la lesión de Ronaldo para ganar su primer gran título.
El equipo luso se sobrepuso a la lesión de Ronaldo para ganar su primer gran título.

 

Raúl Abreu Martín, estudiante de Periodismo.

A las estrellas suele dársele más importancia que al equipo mismo. Se cree que sin ellos es imposible ganar. En la final de la Erucopa 2016 hubo una selección que supo sobreponerse a la lesión de su figura, Cristiano Ronaldo. La garra mostrada le permitió coronarse. No fue el campeón pronosticado ni el más deseado, pero desmintió el mito de la necesidad de un crack.

Los primeros minutos fueron dominados por Francia. Sissoko, Pogba y Payet hacían de las suyas con el balón, Giroud y Griezmann esperaban para rematar. El Principito tuvo la mejor ocasión con un cabezazo que despejó Rui Patrício, genial bajo palos durante el encuentro. Esa fue la tónica del partido hasta que llegó el momento que cambiaría su curso.

Al minuto 17, un rodillazo de Payet impactó en la pierna de Cristiano Ronaldo. El luso tuvo que salir por unos instantes. Se recuperó, pero ocho minutos después, pidió el cambio. No podía continuar en la cancha. La afición portuguesa enmudeció. Tocaba remar contracorriente en aguas francesas y sin su capitán de navío.

El estadio entero aplaudió al jugador que se marchó entre lágrimas por no poder disputar el partido, al que habían llegado tras una difícil fase de grupos, dos prórrogas, una definición por penales y la eterna crítica por su estilo de juego, seguro atrás y efectivo arriba.

Fernando Santos metió a Quaresma. Fue fiel a su filosofía, reforzó el mediocampo y buscó la contra. Francia salió confiada al inicio del partido y tras la lesión de Ronaldo se relajó más. No lograron inquietar a Rui Patricio en el resto del primer tiempo.

Tras el descanso, Pogba, Payet y Griezmann desaparecieron del partido. El trabajo de Renato Sanches y de un genial João Mário en el mediocampo anuló a los franceses. El 10 portugués robaba balones, tocaba y llegaba al área con peligro. Deschamps buscó frenar el ímpetu luso con la entrada de Coman y Gignac por Payet y Giroud, respectivamente.

Santos respondió con Moutinho por Adrien Silva y sorprendió con el cambio del goleador Éder por Renato. Portugal encontró en el delantero una referencia ofensiva y empezó a ordenarse en la cancha. Las incursiones en ataque de Quaresma, Nani y João Mário generaban temor en los franceses.

Gignac, tras una gran jugada en el área, se volvió a topar con Rui Patrício y el balón acabó en el poste. Corría el minuto 90+1 y si la bola entraba era el jaque mate para Portugal, que debía jugar la tercera prórroga de cuatro partidos de eliminatoria.

La solidez de este conjunto en defensa y la rapidez en la transición ofensiva hicieron olvidar la lesión de Cristiano. Portugal jugó como un bloque compacto y Francia no pudo juntar a sus estrellas para conseguir el título. El fútbol es un deporte de equipos y el luso fue mejor.

Moutinho recuperó un balón en el minuto 108 y logró adelantarlo para el delantero Éder, quien logró darse la vuelta en el borde del área y lanzar un disparo raso que se coló en la portería de Lloris. El que perdona lo paga y los galos desperdiciaron tres ocasiones clarísimas de gol.

Quedaban 12 minutos de asedio francés. Portugal resistió y finalmente celebraron su primer gran título. Nani le cedió el brazalete a Ronaldo para que levantara la copa. Un gran gesto con el hombre que se comportó como un auténtico líder: sufrió la final desde el banquillo, no paró de animar a los suyos y de dar órdenes como improvisado ayudante de Fernando Santos.

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