Ojalá que surtan efecto, de una vez y por todas, las reiteradas alertas de atender bien a los pasajeros y la necesidad de cumplir con los procedimientos ante vuelos retrasados. No debiera ocurrir que un servicio sustentado en subcontratas se derrumbe porque algunos no hacen lo previsto. ¿Le resulta familiar esa situación?
Pues bien, eso y una causa objetiva provocaron la queja de María Cristina Carbonell Infante, quien ante tantas dificultades desistió de viajar a La Habana, pero escribió a esta sección. La respuesta al trabajo Turbulencias en aeropuerto santiaguero, publicada el 11 de abril último, nos llega firmada por Félix G. Alonso Rodríguez, director general adjunto de Cubana de Aviación S. A.
El funcionario expone que el vuelo CU 985, del 27 de marzo del presente año, en el que la reclamante tenía reservación, se vio afectado (demorado) por fallas técnicas en la aeronave, las cuales impidieron cumplir con el horario planificado.
El inconveniente, expresa, fue comunicado a los viajeros así como que tomarían otro avión, con hora de llegada a las 4:55 p.m. a Santiago de Cuba. Y aunque en el artículo se manifiesta la necesidad de haber brindado más información, en la entrevista con la promovente de la queja se constató que en varias ocasiones recibió notificación de lo que ocurría y las posibilidades de solución.
Cumpliendo con lo establecido en cuanto a protección a pasajeros se les brindó almuerzo en el restaurante El Morro, de la cadena Palmares, y algunos tuvieron la opción de ir a sus casas; argumenta Alonso Rodríguez ante la queja de Carbonell Infante, aunque en contradicción con ella asegura que en el salón de espera estuvieron trabajando constantemente las encargadas de la limpieza.
Igualmente, señala, se adoptó la decisión de mantenerlos en la mencionada área. Ahora tomarían el vuelo CU 987, en la aeronave TU 204, que arribó a las 8:30 p.m.
Como no eran los únicos en aquel local, las condiciones de temperatura distaron de ser agradables: “La capacidad es para 150 personas por hora, y ese día alrededor de las 5:00 p.m. existió una extraordinaria congestión al permanecer 353 (…)”, afirma en su misiva el director general adjunto de Cubana de Aviación S.A.
Precisa que al realizar el control de embarque surgió la necesidad de rechequear, como medida de seguridad establecida, debido a que los pasajeros habían salido del salón y se detectó la ausencia de uno, lo cual creó molestias adicionales y provocó que la demora del vuelo fuera de tres horas y 40 minutos.
Debido a los errores cometidos por los trabajadores de la Empresa Cubana de Aeropuertos y Servicios Aeronáuticos S.A., a la cual Cubana de Aviación contrata los servicios de verificación, recibieron medidas disciplinarias la supervisora del turno y dos representantes de tráfico, y de otro tipo, el resto de la brigada de dicha entidad, afirma.
Advierte que, además, detectaron irregularidades en la prestación gastronómica que impidieron una oferta estable, lo cual también conllevó sanciones para el personal de Cubacatering, entidad a la que solicitan el servicio.
Tantos problemas juntos dejan pequeño el inicial que refirió la lectora: no le aceptaron en primera instancia el documento temporal de identificación expedido por el Ministerio del Interior debido a la pérdida de su carné de identidad, y que le dijeron era válido para cualquier gestión en el territorio nacional.