| Jorge Luis Coll Untoria, estudiante de Periodismo
El Doctor en Ciencias Iván Román Suárez fue reconocido hace unos días con el Trofeo Deporte e Innovación 2015 que entrega el Comité Olímpico Internacional, en un acto que tuvo lugar en el Centro de Convenciones de Cojímar, durante el cierre del seminario nacional de preparación del curso escolar 2016-2017 del INDER.
Dicho galardón se suma a la amplia lista de condecoraciones y resultados alcanzados por el destacado investigador, quien, no obstante sus 67 años, parece no cansarse de aportar conocimientos al deporte cubano.
El principio
A pesar de que ha dado muchas entrevistas y no le gusta repetir lo mismo, Iván Román accedió a conversar con Trabajadores. El sitio de encuentro fue, nada más y nada menos que su auto, un “polaquito” amarillo al cual califica como oficina móvil.
Nació en Camagüey un 20 de enero y se crió en el central Algodones (en la actualidad central Orlando González, perteneciente a Ciego de Ávila), donde, según cuenta, practicaba deportes desde pequeño para contrarrestar las crisis de asma.
Esa inclinación hizo que en 1966 consiguiera una beca para estudiar en la Escuela Superior de Educación Física (Esef) Comandante Manuel Fajardo, en La Habana. “Siempre me gustaron las actividades de fuerza, por lo que me dediqué a ellas. Fui alumno ayudante y en 1970 me quedé de profesor aquí”, recuerda Román.
En el recuento de sus memorias no puede dejar de mencionar la primera misión internacionalista en 1973. “Con solo 24 años viajé a Chile para preparar el equipo de levantamiento de pesas que participaría en los Juegos Panamericanos, previstos para Santiago de Chile en 1975.
“Al año de estar allí ocurrió el golpe de Estado y me vi obligado a regresar a Cuba de manera clandestina para que no notaran mi salida. Las medidas del gobierno de Pinochet eran muy drásticas y algunos opositores conocían que yo preparaba al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), aunque eso debía ser secreto.
“Seis meses después, ya en nuestro país, me enteré de que estaban buscándome. Lo que en principio fue una experiencia bonita terminó volviéndose muy peligrosa —tres alumnos fueron asesinados—, pero con esa edad se pueden hacer muchas cosas y uno no se da cuenta del peligro”, expresa.
Detrás de la ciencia
En 1973 comenzó en la licenciatura en Cultura Física y a la postre fue el primero en defenderla en Cuba (1977). Dos años antes, con los datos del entrenamiento que desarrolló en Chile, publicó su primer artículo en la revista El Deporte, Derecho del Pueblo titulado Planificación de la carga de entrenamiento colectivo, preámbulo de una amplia labor investigativa avalada con 42 libros y tres en proceso de edición. “Me encanta escribir, indagar, y lo que a uno le gusta no le cuesta hacerlo”, comenta Iván.
Además de lo anterior ha trabajado en la preparación física de varias selecciones nacionales: “Colaboré con el equipo cubano de béisbol que participó en el Campeonato Mundial de Santo Domingo (1969). Fue la primera vez que se hizo un plan de entrenamiento de fuerza para la pelota en Cuba”, rememora.
Ese plan también se aplicó en la década de los 80 con los equipos Industriales y Metropolitanos. Y por si fuera poco asistió de igual forma a las escuadras de voleibol, ganadoras de la Liga Mundial en 1998 y protagonistas de actuaciones meritorias en la arena internacional. Todo eso sin contar el amplio palmarés con el levantamiento de pesas.
Sin embargo, afirma que el equipo más impactante para él fue el de béisbol que asistió a los Juegos Olímpicos de Sídney 2000, pues “aunque se perdió fue uno de los más preparados que he visto”.
Si bien muchos aficionados desconocen a este hombre, es una de las personalidades más importantes de la historia del movimiento deportivo cubano.
En 1984 fue el primer doctor en el área del deporte en el país y, 22 años más tarde, en el primer Doctor en Ciencias de Segundo Grado del Deporte, algo muy difícil de conseguir.
La brillante labor del catedrático ha sido valorada también más allá de las fronteras cubanas y en el 2012 la Universidad Deportiva del Sur, en Cojedes, Venezuela, le otorgó el título de Doctor Honoris Causa, lo que lo convirtió en la primera personalidad del mundo del músculo en recibirlo por parte de una institución extranjera.
“Todo eso lo valoro mucho, pero el doctorado en segundo grado fue muy intenso, tuve que prepararme y estudiar considerablemente. Es un examen que se pasa en defensa, por eso lo aprecio, pues estuve seis meses estudiando seis y siete horas diarias sin parar ni un día”, dice orgulloso.
Cuando comienza a narrar su trabajo con peloteros como Javier Méndez y Germán Mesa, nos interrumpe un amigo, algo cotidiano en la Universidad de las Ciencias de la Cultura Física y el Deporte (UCCFD), donde todos quieren saludarlo.
Tranquilo, como en casi toda la conversación, recuerda que fue jefe técnico de la Confederación Panamericana de Levantamiento de Pesas durante 12 años. En su aval hay además participación en cuatro Juegos Centroamericanos y del Caribe, cinco Juegos Panamericanos, tres Campeonatos Mundiales y tres Juegos Olímpicos, en todos los casos atendiendo fundamentalmente el arbitraje.
Actualidad y metas futuras
Iván Román es presidente del Tribunal Nacional de Doctores en Ciencias de la Cultura Física y desde ese cargo da su visión acerca de la de formación doctoral: “El proceso está muy bien, se han celebrado muchas defensas exitosas que demuestran la posibilidad de formar personas capacitadas para ayudar al movimiento deportivo”.
Ante la pregunta de cómo es un día en su vida la respuesta es sencilla: “Me levanto temprano y voy al departamento de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente del INDER a cumplir labores allí. Al mediodía vengo a la UCCFD para cubrir las tareas del tribunal.
“En casa me gusta sentarme en el patio, entre las plantas, a coger fresco para despejar, y leo mucho, la prensa sobre todo. En la televisión solo sigo eventos deportivos”, reconoce Román, y añade: “Me disgusta el engaño, la falta de respeto, la impuntualidad y todas las cosas que creo le desagradan a todo el mundo”.
Algunos pensarán que el profesor lo ha logrado todo, pero él todavía quiere seguir aportando conocimientos: “Siempre tengo metas por cumplir. Seguiré escribiendo, y ver el crecimiento de mis nietos me llena de fuerza. He hecho lo que he querido y me ha gustado, sin obligación de nada. No pude ser buen atleta y traté de ser un buen especialista y entrenador, aprendiendo con el día a día”, concluye.