La explosión de un camión bomba ha dejado al menos 167 víctimas mortales —entre ellos numerosos niños— y 176 heridos, según las últimas cifras policiales manejadas por la prensa. El ataque, perpetrado en una zona comercial donde la comunidad disfrutaba del fin del Ramadán, ha sido reivindicado por el grupo terrorista Estado Islámico (EI).
Otro estallido fue registrado también en Bagdad en la mañana de este domingo y ocasionó la muerte de cinco personas y 16 heridos.
Esta sangrienta jornada sigue a dos golpes que esta semana sacudieron al mundo, el atentado del pasado martes en el aeropuerto Atatürk en Estambul, Turquía, y la explosión en un restaurante en Daca, la capital de Bangladesh, en la noche del viernes. En las acciones de ayer domingo, el suicida detonó el vehículo en medio de una multitud congregada en los alrededores de la tienda de helados Yabar Abu al Sharbat, ubicada en la zona de Al Karrada.
A esa hora la heladería más popular y antigua de la capital iraquí estaba muy concurrida debido a que durante el mes sagrado de Ramadán, y más en verano, es habitual prolongar las noches en la calle. La explosión también destruyó e incendió tiendas aledañas. El EI asumió la autoría del siniestro en aparente respuesta a las pérdidas territoriales registradas en los últimos meses. En un comunicado difundido por las redes sociales reconocen además que el objetivo eran los chiíes, comunidad que ellos consideran “herejes”. | RI