“La paz se hizo posible, ahora vamos a construirla”, aseguró el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, al concluir su discurso de este jueves en La Habana, luego de la firma de los acuerdos de la Mesa de Conversaciones en torno al cese al fuego y de hostilidades, la dejación de armas y la seguridad.
El histórico suceso atrajo al Centro de Protocolo de Cubanacán, en la capital cubana, a cinco jefes de Estado de la región —México (Enrique Peña Nieto), El Salvador (Salvador Sánchez Cerén), República Dominicana (Danilo Medina, también al frente de la Celac), Chile (Michelle Bachelet), y Venezuela (Nicolás Maduro)—, además de los líderes de Cuba (Raúl Castro Ruz) y Colombia (Juan Manuel Santos), así como a representantes de Estados Unidos (Bernard W. Aronson) y Noruega (Canciller Borge Brende), la Unión Europea (Edward Gilmore), y la Asamblea General de Naciones Unidas (Mogens Lykketoft). Por la Onu asistió el secretario general, Ban Ki Moon.
Los documentos firmados establecen el cese al fuego bilateral, detalla las zonas de concentración para la desmovilización y dejación de armas por parte de la insurgencia y establece las garantías de seguridad que tendrán los guerrilleros para integrarse a la política sin temor a ser reprimidos por eso.
También reconoce que ambas partes, el Gobierno de Colombia y las Farc-Ep, acatarán la decisión de la Corte Constitucional que actualmente evalúa una ley de plebiscito para la paz, aspecto que fue reiterado por el jefe del Equipo negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, en conferencia de prensa ofrecida minutos después de concluida la ceremonia de firma de los acuerdos.
Las principales líneas fueron presentadas a los medios por los garantes: Cuba, embajador Rodolfo Benítez; y Noruega, embajador Dag Nylander, quienes leyeron por partes el Comunicado Conjunto que incluye aspectos como el cese al fuego definitivo y la nueva cultura que proscribe el uso de las armas en el ejercicio de la política.
También anunciaron que se evalúa la posible hoja de ruta para que el alto al fuego sea totalmente efectivo 180 días después de la firma del acuerdo final. Este momento definitivo tendrá lugar en Colombia en fecha próxima, según anunciaron las partes.
También se establecerá un mecanismo tripartito integrado por el Gobierno nacional, la Fuerza Pública, las Farc-Ep y el componente internacional de la Onu con observadores de países miembros de la Celac para el monitoreo y verificación del cumplimiento de los acuerdos ahora firmados, así como los anteriores.
El embajador noruego para la paz en Colombia, Nylander, dijo que el acuerdo de garantía de seguridad se basa en el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos y que la policía nacional de Colombia activará un cuerpo élite para garantizar el cumplimiento de lo pactado.
“Este Acuerdo no es la capitulación de la insurgencia sino el resultado de un diálogo serio entre fuerzas que no pudieron vencerse una a la otra luego de más de medio siglo de enfrentamientos”, reconoció en su discurso el jefe del estado Mayor Central de las Farc-Ep, Timoleón Jiménez, quien recordó al líder venezolano Hugo Chávez, artífice de estas negociaciones y «guerrero por la paz de América Latina y el Caribe», como le nombró.
El secretario general de la Onu, Ban Ki-moon, instó a las partes a materializar las esperanzas de paz alimentadas con este pacto y aseguró que la institución que dirige les apoyará en el intento: “El proceso en Colombia nos impone un compromiso esencial: un acuerdo de cese el fuego y posesión de las armas. El proceso de paz colombiano valida la perseverancia de todos aquellos en el mundo que trabajan para poner fin al conflicto no mediante la destrucción del adversario, sino mediante la búsqueda paciente de una solución conciliatoria”. “Trabajemos juntos para que la promesa de la paz que se sella hoy en la Habana se haga posible en Colombia”, concluyó.
Todas las partes coincidieron en resaltar la hospitalidad y profesionalidad de los Estados Garantes (Cuba y Noruega) y Acompañantes (Chile y Venezuela). Especial reconocimiento hicieron a Cuba y a su presidente Raúl Castro. “Generosos anfitriones”, les llamó Santos, quien también resaltó la trascendencia que tiene este acuerdo para la región.
El líder de la Mayor de las Antillas recalcó que “el proceso paz en Colombia no tiene marcha atrás” y destacó “que la paz es un derecho humano fundamental”.
El presidente cubano recordó que el 19 de noviembre de 2012 comenzó a trabajar en La Habana la Mesa de Conversaciones entre el Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo, y que entonces no pocos vaticinaron su fracaso, “pero los trascendentales acuerdos que hoy se han anunciado por la Mesa nos acercan, como nunca antes, al fin del conflicto armado que por más de cinco décadas ha sufrido el hermano pueblo colombiano.
El proceso de paz no tiene vuelta atrás y será la victoria de toda Colombia, recalcó. Pero también la de toda Nuestra América y subrayó que la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) tiene, en su joven historia, el gran hito de la proclamación de esta región como Zona de Paz y que fin del conflicto armado en Colombia será una nueva demostración del firme compromiso de nuestros pueblos contra el uso de la fuerza y a favor de la solución pacífica de controversias: “Ante las diferencias, diálogo. Ante los retos, concertación”, sentenció.
El conflicto armado colombiano comenzó en 1964 y ha dejado más de 220 mil muertos, miles de desaparecidos y millones de campesinos desplazados a las ciudades según fuentes del oficiales. De entonces a la fecha la paz ha sido un anhelo del pueblo y un argumento usado por los sucesivos gobiernos.
No fue hasta el 19 de noviembre del 2012 que se instaló en La Habana una Mesa de Conversaciones que ha hilvanado, puntada a puntada, los acuerdos que festeja hoy la opinión pública mayoritaria del país sudamericano y también los amantes de la paz del mundo.
Los anuncios de este jueves se suman a los ya pactados anteriormente y que están vinculados a la Política de desarrollo agrario territorial, a la Participación política, a la Solución del problema de las drogas ilícitas y al tratamiento a las Víctimas de ambos bandos del conflicto.
A partir de este jueves 23 de junio entra en acción la Misión política de Observadores Internacionales no armadas para Colombia, la cual fue establecida por la Onu a partir de la Resolución 2261, aprobada por el Consejo de Seguridad el pasado 25 de enero del 2016. Ella instituye que esa fuerza tendrá un importante papel en el monitoreo y verificación de los acuerdos alcanzados en torno al cese del fuego y las hostilidades, así como a la dejación de las armas.