Cuando le pregunto su nombre, contesta sin titubeo: “José Hernández Rodríguez”.
Entonces, irrumpe cierta curiosidad. ¿Por qué le llaman Cabeza?
“El apodo era cuestión de broma de mis compañeros, quienes en serio me respetaban durante el cumplimiento de la jornada laboral, desde que yo administraba aquí el distrito cañero, uno de los mejores de Cuba. En realidad, fue el compañero Fidel Castro Ruz, quien le puso el ‘cuño’ para siempre al seudónimo hace 35 años.
“El Comandante en Jefe llega aquí en horas de la mañana del 10 de enero de 1981, primero pregunta si soy al que le dicen Cabeza, luego recorrimos los campos, él se interesa por las atenciones a las cañas porque era necesario alcanzar 100 mil arrobas por caballería.
“Le hablamos sobre las distintas actividades, sobre todo del cultivo profundo, la fertilización y la limpia manual, en aquellos tiempos no había suficiente herbicida, pero guataca en mano le dábamos tremenda batida a las malas hierbas.
“A pesar de que me jubilé por enfermedad, y tengo unos cuantos años de edad, nunca olvido cuando me preguntó en qué yo me movía en la extensa área cañera, le respondí que en un caballo, dijo que nos haría un regalo para que fuéramos más productivos y eficientes, enseguida nos asignó un jeep Waz.
¿Fue el mayor agasajo por parte del líder histórico de la Revolución?
“¡Qué va!, ya nos había legado el nombre más apropiado para nuestro terruño. El mismo día de su visita le habló al pueblo para sugerirle el cambio del nombre de Desengaño por Ilusión, ya que las riquezas aportadas por estas tierras, como fruto de la consagración de los trabajadores, no era motivo para el desencanto o algo por el estilo, sino un incentivo para hacer realidad nuevos sueños.
“Fidel nos reunió en este lugar, poco tiempo después convertido en sitial histórico, y dijo en tono jocoso: ‘Vamos a ver si el jefe de aquí está de acuerdo’, yo expresé que aprobaríamos su proposición, él alegó que se trataba de un acto democrático y todos levantamos la mano a la orilla de esta piedra, donde surge el nuevo nombre de nuestra comunidad”.
¿Otros sueños se cumplieron en lo adelante?
“Muchos, y como el Comandante en Jefe es un asiduo lector, quiero aprovechar esta oportunidad para decirle que alcanzamos los rendimientos agrícolas orientados por él. Además, estoy muy orgulloso porque Alfredo Oropesa, quien llegó aquí recién graduado como ingeniero agrónomo, ha sido un magnífico relevista en la dirección de la UBPC.
“Hoy el colectivo de la Unidad Básica de Producción Cooperativa Ilusión, no tiene la cantidad de equipos de que disponíamos en mi etapa como administrador. Sin embargo, con la maquinaria de muchos años de explotación, activa gracias a mecánicos e innovadores, avanza el programa de recuperación cañera y se ubica entre las más eficientes del país.
“Ahora son los trabajadores de esta base productiva estatal quienes le hacen un regalo a nuestro querido Fidel, con motivo de su cercano 90 cumpleaños. Ellos sobrecumplieron el compromiso de entrega de 90 mil toneladas de caña en la recién finalizada zafra azucarera, con un rendimiento superior a las 68 toneladas por hectárea”.
El diálogo transcurre entre surcos de base ancha con doble hilera, un sistema de siembra que se revitaliza en Cuba, el cual posibilita el incremento de la producción. Por este método han sido plantadas este año más de 110 hectáreas en la mencionada UBPC, ubicada en el centro de la provincia de Ciego de Ávila.
Más que la información ofrecida por Oropesa, entusiasma a Cabeza la efectiva germinación. “No se apuren en resembrar, denle un chance a las yemas, miren como brotan las plantas, y con la abundante humedad de los suelos, no dudo que sea grande la población de caña en este lugar, deberá ser otra ilusión convertida en realidad”.