Dentro de una semana estaremos viviendo una especie de remake del “filme” Elecciones Generales de España, proyectado por los grandes medios de comunicación el pasado 20 de diciembre.
Ahora se repiten los personajes, no las alianzas. Aparecen simpatías insospechadas, y abismos que crecen hasta límites aparentemente insuperables. No obstante, lo que verdaderamente nos tiene en suspenso, es el final. ¿Tendrá España, por fin, un nuevo presidente?
La primera convocatoria a las elecciones nos dio algunas pistas pero no hubo acuerdo, pues las coaliciones murieron antes de nacer: “No están acostumbrados a negociar, —advertía un amigo y abogado español— pero no les queda otro camino”.
El asunto es que, además de los tejes y manejes habituales en la política, la corrupción y lucha por el poder, los gobiernos democráticos instaurados en España luego de la muerte de Franco, llevaron a cabo sucesivas reformas. Cambios que, en lugar de reflotar la economía, impactaron profundamente en el nivel de vida de la población, elevando hasta lugares nunca vistos el desempleo y la precarización, haciendo estallar el soñado “estado de bienestar”.
Este camino también condujo, según han reconocido varios especialistas, a la Gran Recesión que vive el país hoy, y además ha retrasado su recuperación económica.
Los conductores de esos gobiernos fueron los horcones de la política ibérica: el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (Psoe), que si bien permanecen como las opciones más votadas, son identificadas también como los grandes culpables del desastre económico y de la fractura del sistema político que ha propiciado el surgimiento de nuevas agrupaciones y pactos.
Dos de esas formaciones más exitosas son Ciudadanos (C´s) y Podemos. La primera ha sido calificada como “la derecha de la derecha” acunada por el PP. Además es la preferida por el IBEX-35, grupo empresarial que financió el blog Nada es gratis, fundado, entre otros por Luis Garicano, jefe del equipo económico de Ciudadanos.
Según el profesor universitario de Economía Aplicada y Políticas Públicas, Vicenç Navarro, autor del libro Ataque a la democracia y al bienestar. Crítica al Pensamiento económico dominante, en los gobiernos locales dominados por C´s se impulsaron reformas laborales que han causado el enorme deterioro del mercado de trabajo. Ellos han recortado el gasto público social e implantaron el contrato único que favorece el despido de los trabajadores, el mismo que ningún partido de derecha se atrevió a proponer antes.
Podemos, en cambio, ha pactado para esta segunda ocasión con Izquierda Unida, y cuenta con que el próximo domingo se le sumen todos aquellos militantes del Psoe que son críticos de la gestión del partido, de su inmovilismo y de la actitud vacilante de sus directivos, que han esperado hasta último minuto para apoyar al caballo que lleve ventaja.
Lo cierto es que el profesor universitario Pablo Iglesias, líder de Unidos Podemos, podría ser catapultado a la presidencia si su alianza recibe el apoyo de al menos un sector del Psoe, tal como reconocieron este domingo las encuestas publicadas en los diarios El País, El Mundo y ABC.
“Estamos frente a una ocasión histórica”, dicen muchos en España, pues las próximas elecciones del 26 de junio “pueden abrir la posibilidad de que ganen las fuerzas progresistas comprometidas con un cambio sustancial que termine lo que se inició en la transición de la dictadura a la democracia, definida erróneamente como modélica”, afirma el profesor Navarro.
Y recordaba que entre 1974 y 1978 la nación europea vivió el mayor número de huelgas políticas (ilegales) y manifestaciones sociales, a nivel de calle, que se haya visto en Europa durante la segunda mitad del siglo XX, fervor que fue desaprovechado por las izquierdas al centrarse única y exclusivamente en la vía electoral.
No obstante, lo que ocurre en la península podría ser un indicio de que están contados los días en que la austeridad aparecía como la gran solución. Es claro que existe una resistencia cada vez mayor, véase Francia y Grecia, a las políticas económicas cuyas facturas terminan pagando los más pobres. Veamos cómo llega eso al voto español del próximo domingo.