Imperio: dura y fría como un diamante en bruto

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Imperio novela brasileñaPor Antón Vélez Bichkov

Imperio, la telenovela brasileña que transmite Cubavisión, es dura y fría como un diamante en bruto. Para Aguinaldo Silva es su mejor novela. Hasta ganó un Emmy. Para nosotros no es más que una acción de propaganda.

Mientras mayor la falla, mayor la necesidad de maquillarla. En el 2007 dijo lo mismo de Dos caras (“es la mejor, van a tardar en olvidarla”).

En esta se superó en fantasía: “El premio muestra algo obvio: si quieres hacer una novela buena no puedes caer en la rutina, hay que ir más allá”. Todas sus artes de fabulador menguado se dilapidan en este ejercicio de autobombo.

No, Aguinaldo, Imperio no está bien contada. No importa lo que hayas dicho a la prensa. Este “falso brillante”, como se llamó un día, está tallado de manera lenta y tosca, con más facetas grises que radiantes.

En estos 60 episodios la trama se ha movido poco. Ahora parece espabilarse. La confrontación Claudio Bolgari vs. Teo Pereira, se roba la atención, supeditando la espina dorsal, que queda virtualmente apuntalada por lo que deberían ser sus principales elementos.

Por más que nos machuquen —y Silva insiste en ello al punto de que le da un toque rosa— Claudio Bolgari no es la víctima de un bloguero pérfido e indiscreto. Es un hipócrita viviendo una doble vida —poco importa el sexo de su amante— que como mismo le saca el jugo de su juventud a cambio de prebendas, medra a la sombra de una mujer tan connivente que llega a ser machista.

Si al menos se explicaran sus motivos. Todos los pactos y las formas de amor son válidos. Pero aquí vemos a la típica mujer que mira y calla, mientras el hombre hace de las suyas.

Leonardo tampoco es la flor romántica y medio obstinada que nos dibujan. Él ofreció su lozanía para obtener una carrera y no anda lejos de un Robertón, más realista, pero enfocado con censura.

El debate del valor de la intimidad se confunde con el de la homofobia y pierde ante la ambigüedad del personaje. De hecho toda el ala gay está exacerbada. Xana y Teo deben arrancarnos risas, pero su humor es tan primario como su doblaje. No tienen gracia. Y ese es un problema serio de la trama: la falta galopante de carisma.

Ni grandes amores ni grandes personajes. Villanas malogradas, cuyo embate se quedó en la promesa. Contrapunteos a los que les falta chispa (¿quién se deleita con los choques del Emperador y su consorte? ¿O los de Teo y su asistente?).

Lilia Cabral es una buena actriz, pero le falta mucho para llegar a una Odete Roitman. Su María Marta es pedante y agresiva, al tiempo que su “archienemiga” Cora, pegaba más con una novela costumbrista.

Las dos disputan al Comendador con Isis que de tan pura, hoy se deja cortejar por el bebé rebelde. El rey del mármol (¡oh, disculpen, eso era en Suave veneno!) tiene manías hasta para hacer sopa. Maniático, gruñón, es un batido del Baldomero de Zé Wílker y de Juvenal Antena. Dos gotas del propio Silva —que le prestó algunos de sus traumas— y una invariable ropa negra y ya tenemos a nuestro José Alfredo.

No hay dudas de que Alexandre Nero dio en el clavo y el personaje lo catapultó a la fama. Pero más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Silva no solo resucita esa novela —su experiencia creativa más amarga— sino se mete en las intrigas de dinero y otra vez el tiro le sale por la culata.

El culebrón latino adora hablar de sentimientos. Del padre que, aún sin saberlo, siente la voz de la sangre. Mas la aproximación entre Cristina y el suyo es compleja. La reconstrucción de un lazo roto por la vida daría más de una escena emocionante.

Y sin embargo… la ingeniería de este drama es bien primaria.

¿Por qué ese montón de malabares para hacer el cacareado examen de ADN? ¿Solo para unir a Severo y Magnolia al cauce central de este relato?

Lo mismo pasa con Lorraine, cuyo chantaje se quedó en el aire y ahora vive de la “subvención” de María Marta.

La dirección fue un plus en su momento. Rogério Gomes y equipo le dieron “clase” al texto. Hoy ya entraron en el lado industrial. Los temas musicales suenan poco. Ya no podemos asociarlos a un personaje.

Y eso, con un montón de otras cosas, me hacen pensar en las novelas brasileñas que en los 80 y 90 paralizaban el país de punta a punta. No creo que ese tiempo vuelva. No con novelas como Imperio.

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13 comentarios en Imperio: dura y fría como un diamante en bruto

  1. ya este post es viejisimoooo me lo he encontrado yo kisiera decirle a kien escribio esto si es critico en verdad para pregunatrle kien le dijo a el ke lilia cabral no esta bien en ese papel, ni ella prentendia set odette roitman es magnifica la cabral, por ke no haces lo mismo con las actrices cubanas ke hasta para soltar una lagrimita le cuetsa y son unas cutres todas

  2. para mi lo que deja mucho que desear es la telenovela cubana porque no hablas de eso? es mejor mirar la paja agena verdad? esta telenovela para mi ha sido lo mejor que ha proyectado O Globo en mucho tiempo porque hasta Avenida Brasil para mi el final fue un fiazco como tambien es un fiazco todas las telenovelas cubanas de los ultimos tiempos donde no solo la calidad las tramas dejan mucho que desear si no que ponen una relaidad cubana totalmente ficticia porque no escribes sobre eso? hay si hay tela por donde cortar… saludos

  3. hola compañero periodista, ya le pregunto al ICRT, a los funcionarios y estudiosos que recomendaron y decidieron poner la telenovela porque la están trasmitiendo? me parece esta parte de la novela que es la programación en cuba viene antes.. no?

    • Si Ud. supiera cro. Miguel, que sí… que lo comenté con funcionarios (¿y estudiosos?) del ICRT y la respuesta fue: nos pasó como con Avenida Brasil, nos vendieron una noveeeeela y resultó…

      La vida prueba que las decisiones en este campo no siempre son las más atinadas ni las que más estén a favor del entretenimiento del público que es lo que yo, como espectador mínimamente calificado, defiendo en primera instancia.

      Antes de hacer una crítica, me gusta sondar a los públicos y los ‘especialistas’, para contrastar sensaciones.

      Esta vez, lo confieso, no busqué al CIS (Centro de Investigaciones Sociales), como cuando Paraíso tropical. No quería que me volvieran a pedir una carta ‘del jefe del centro de trabajo’, para poder decirme: si la gente veía la novela o no y si le gustaba…

  4. La verdad es que hablamos pero hacemos otra cosa… por qué ser tan críticos con las novelas foráneas, y no es que dejen de tener razón en lo que se les cuestiona; pero, madre mía, y las nuestras? como dice Davidoff, tal pareciera que la crítica es para La Sal del Paraíso u otras novelas de última facturas que se han televisado… a mí no me atraen mucho las novelas, pero trato de ver las cubanas, por ser nuestra realidad, pero la verdad es que esta no da ni deseos de verla… la competencia las está ahogando… antaño solo veíamos 2 canales y lo que se transmitía por ellos, hoy con la explosión del paquete y las series que se televisan, a la calidad de nuestro producto se le exige más, y no es que las novelas de antaño no tuvieran calidad, empezando por el elenco que era de primera línea, es que las de hoy están falta de todo, salvando algunas actuaciones… no sé si será el presupuesto o que no hay motivación para hacer algo de calidad, pero que dejan mucho que desear, nadie lo duda… sl2…

    • Busque, estimado Alejandro el Portal de la TV o Cubadebate y verá no sólo el comentario sobre La sal… sino el apoyo casi unánime a la crítica (cosa que sólo pasa cuando a la gente realmente no le gusta la telenovela). No hay sectarismo, ni chovinismo en el tema.

  5. Como se puede criticar una novela, cuando las novelas de producción Nacional no se pueden ni ver. La telenovela que estan televisando ahora ni se el nombre, el guión pésimo, la drama si tiene no la se, para que hablar mas. Donde estan esas novelas que te pegaban a la TV y no habló de las extranjeras, hablo de las de aquí (Al Compás del Son), (Tierra Brava), ya no se hacen.

    • Como mismo, estimado Gabriel, se criticó Latidos compartidos (critiqué yo) y recibí críticas, incluso del equipo, diciendo que no se criticaban las cubanas.

      OJO, que esta no nace de la necesidad de ‘compensar’. Nada de eso.

      Pero es lo usual: palo porque bogas, palo porque no… El reclamo contra las extranjeras en las críticas de las cubanas y viceversa.

      ¿Dónde estaba Ud. en la otra para apoyar mis críticas palabras sobre la producción nacional?

  6. Al leer su cometario sobre la novela brasileña que actualmente se transmite en la televisión cubana, entra en mi cabeza un poco de duda. No sé si describe a la misma o hace un paneo de los elementos más distinguibles de las últimas telenovelas cubas, que se han dado a conocer a la teleaudiencia cubana hace algunos años.
    Interesante su comentario, si recodamos que la producción nacional está aferrada, encaminada, asentada y acomodada en una historia contada de manera lenta y tosca, con más facetas grises que radiantes. Y si le parece poco, miré la novela que recién finalizó, Latidos Compartidos o la que se exhibe ahora mismo, un montón de capítulos donde no pasa absolutamente nada de interesante, con actuaciones realmente dejando mucho que desear.
    Igualmente, usted refiere que la trama se ha movido poco, otro elemento que hemos cultivado y desarrollado con eficiencia absoluta. A veces parece que la novela no quiere acabarse nunca. Además tenemos un gran problema en nuestras novelas, la falta de puntos de giro y de conflictos, en ese aspecto somos genios. Y es lamentable, creo yo.
    Otro elemento que llama mi atención de su texto es cuando refiere que aquí vemos a la típica mujer que mira y calla, mientras el hombre hace de las suyas. Totalmente aplicable a nuestras realizaciones. La sal de Paraíso es ejemplo, la joven que tiene que lavar para la calle, mientras su esposo es el rey del hogar, el hombre al que hay que hacerle leche a las 3 de la mañana porque no puede dormir. Esta característica conecta talmente con la mentalidad machista, sobre las cuales se han edificado nuestras sociedades. ES común a Brasil, a Cuba, a EEUU, a todas partes, creo yo.
    El carisma, o como usted lo define, la falta galopante de carisma, ahí somos los mejores, porque de eso, CERO. A no ser, en Latidos Compartidos el personaje de Luz Marina, mis respetos para la joven que interpreta el papel.
    Continuando la lectura del artículo, me detengo en Ni grandes amores ni grandes personajes. Villanas malogradas, cuyo embate se quedó en la promesa. De eso tenemos, y mucho. Una falta de romanticismo o un romanticismo desmedido es lo recibido en la mayoría de nuestras historias de telenovela. Amores más liberales que ninguno, o más cobardes que lo común. Aun, creo que puede salvarse la historia de Carlitos e Iluminada, porque nace desde la nobleza de la adolescencia. Pero esos amores con marcada diferencia de edad, ya se va haciendo habitual en la telenovela cubana, con la misma caracterización para todos los personajes.
    Lo de pedante, también es admisible a nuestra producción. Ahora todas las novelas deben tener un vidente para advertir las luces del orden cósmico, un marginado, una historia de salida del país, como si los únicos que se fueran a vivir a otras latitudes fueran los cubanos, y las únicas familias que extrañan a sus seres lejanos somos nosotros , y por supuesto, un empresario, el hombre del dinero, más de lo mismo. .
    Creo que no escapamos al culebrón latino, como bien usted lo define. Ahora matizado con el sabor de lo cubano, y anclado a la realidad nuestra, que es como debe ser.
    Y finalmente me detengo en su reflexión de los temas musicales suenan poco. Ya no podemos asociarlos a un personaje. Aquí solo hay dos temas musicales, uno de inicio y uno de fin, que lástima, con tantos excelentísimos músicos que tenemos y graduamos cada año.
    A veces no se qué pensar, lo juro.

    • Noooo, Davidofff, en Cuba no se hacen culebrones por expresa voluntad de los creadores que ven en eso un ‘subgénero’ (sub de inferior), no importa que lo hayamos inventado nosotros.

      A Ud. le digo, exactamente, lo que le dije al amigo anterior: ¿dónde se encontraba en la crítica Latidos, donde le apunto, exactamente, lo que Ud. le apunta a las cubanas y algo más?

      Hay poca justicia con el ‘crítico’. Porque creen que el crítico es ‘poco justo’ con lo que critica Y SIN EMBARGO… no tengo dos planas del periódico para apuntar todos los defectos de Imperio (y los tiene).

      Dicho por los ESPECTADORES (el primer gran juez de cualquier producción) de Brasil, que esperaban un novelón tras la somnífera Em família (La sombra de Helena en el mercado externo) ¡¿y qué pasó?!

      Ciento y pico de capítulos de ‘enrolação’ (que viene de enrollar, o sea, de relleno y más relleno).

      No creo que por muchas peripecias que haya en Imperio, estas se integren, orgánicamente en un relato que no está bien montado y eso lo digo con conocimiento de causa, porque tengo formación en esa área y es lo que he tratado, con la síntesis que me impone el vehículo y el ‘arte’ que me imponen mis aspiraciones como profesional y persona.

      Imperio ha sido un fracaso en todos los mercados donde se ha emitido y sólo vino a cuajar, para el final llegando a los 40 puntos, lo que le dio todo el mérito hasta para el Emmy – en que no compite nada digno de derrotar a la Globo, la que también, tiene una participación importante en ese premio…

      O sea, que no sólo yo la veo sencillamente aburrida. En Cuba, esa sensación se vuelve más crítica con la emisión tres veces por semana, de la que ha hablado el colega Yuris y he tratado yo en encuentros con la gente del medio y que ha recibido oídos sordos, justamente en un contexto que la TV tiene las de perder: 1) por la calidad de su producto propio; 2) y por la infinita competencia.

      • Pues primeramente, gracias por responder, ante su comentario le digo que quizá usted deba ser más receptivo a las críticas, si no, no escriba, yo también hago crítica, pus soy historiador del arte, y el oficio demanda un cierto sentido de tacto. Usted pegunta que dónde estaba yo y otro compañero, ante su otra crítica a la novela cubana. Cree usted que se debe leer todo lo que se escribe ??. Tanto yo, como se otro compañero nos encontramos con su artículo en esta ocasión y reflejamos nuestras impresiones, que no tienen que estar d acuerdo con las suyas, regla de oro de la comunicación, no tenemos que estar de acuerdo…. Aun así, mi reflexión comenzaba diciendo que su texto era interesante, pero que efectivamente las aristas que señalaba le venían como anillo al dedo a las novelas cubanas, y ahí di mi parecer..
        De la labor de la crítica y lo que debe ser justo o no, eso ya lo sé y lo vivo, llevo 8 años escribiendo, y he vivido muchas experiencias.
        ya sé que no tiene dos planas, porque el periódico no es suyo, yo también he publicado en periódicos y se los requisitos.
        Y sí, claro que Imperio tiene defectos, y aplaudo su trabajo de informar al lector sobre ellos, nadie contradice su verdad. Solo que sus argumentos me siguen pareciendo una recreación de nuestras novelas cubanas. Yo también soy un espectador y los que escribimos aquí están en esa misma calidad de observadores y sus comentarios son interesantes igualmente.
        De la producción nacional podríamos estar hablando horas, queda claro a todos las deficiencia que tenemos, por motivos diversos, que escapan a lo que nosotros queramos hacer.
        Yo creo que debe sentirse agradecido porque sus palabras han sido fuente de polémica e intercambio de ideas en las redes, y eso, sin dudas hace que la personas sigan lo que se escribe, aunque a veces no haya tiempo para leerlo todo.

        • ¿Y en qué momento no he sido receptivo? La mejor prueba es que he contestado. Podría haberlo ignorado, como hace el 99% de los críticos

          (entre otras cosas, porque no es habitual, no se considerará ‘ético’ o profesional o, sencillamente, como de defensa psicológica contra el criterio adverso: yo lanzo el mío y el resto… no me importa).

          Para mí, sin embargo, es este el mejor momento de la reseña: no lo que pienso yo, si no lo que piensan de ella. La interacción, el intercambio y el debate SALUDABLE.

          Debate que no siempre se establece en parámetros o niveles idénticos, lo cual dificulta encontrar un punto medio que no necesariamente ha de ser consenso, pero sí de comprensión de las posisiones de todo el mundo.

          Sin querer caer en un contrapunteo o un duelo virtual, apenas quisiera puntualizar otro detalle, como hice en el anterior comentario.

          Todo en honor a la verdad objetiva.

          Claro que no: no puede, ni tiene porqué seguirme el rastro (más cuando yo no tengo un ‘nombre’). Mi ‘dónde estaba’ fue más un recurso retórico, que un reclamo.

          Como yo sí sigo con asiduidad la crítica audiovisual de Cuba, me acostumbré a ver cómo los espectadores – generalmente inconformes con las opiniones del periodista – enseguida sacan la carta de la telenovela cubana.

          Exactamente igual, que cuando la criticada es la producción nacional – que sí, tiene demasiadas más manchas de lo tolerable…

          Por ello y con el fin de hacer el debate más rico y sobre todo centrado es que recalco el tema.

          Porque mientras yo apunto defectos de la telenovela, la gente me pregunta: ¿y por qué no criticas la otra? ¿Nota Ud. el desbalance?

          Me encantaría ver lo que los espectadores/lectores piensan sobre lo que dije. Más cuando no piensan lo mismo.

          Quisiera oír los argumentos.

          Gracias

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