Innumerables comentarios han llegado a la redacción del periódico Trabajadores tanto por teléfono como a través de la edición web en relación con el reportaje publicado el 6 de junio, titulado Almacenes llenos, barcos estancados, en el cual se expuso la compleja situación existente en el puerto de La Habana por la demora en la transportación de cargas, que han puesto en peligro valiosas mercancías.
No es esta la primera vez que hechos de tal naturaleza se denuncian a través de los medios de comunicación. Hemos sido testigos de los entuertos que se han producido en varios puertos por igual motivo.
Hay un mal de fondo que no acaba de encontrar solución definitiva, aunque han existido en determinados períodos paliativos que han aliviado el problema. Como dicen los portuarios, la cadena está torcida. ¿Quién tiene la culpa?
Más que pasar la responsabilidad de unos a otros, el quid está en acabar de buscar una solución que logre que en la operación puertotransporte- economía interna todos los eslabones funcionen como un reloj.
No sé en cuántas reuniones del secretariado y plenos del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte y Puertos (SNTTP) he participado en los que los representantes de los portuarios (La Habana, Santiago de Cuba o Cienfuegos, por citar esos ejemplos) han expresado la necesidad de que los almacenes estén disponibles las 24 horas del día para recepcionar la mercancía proveniente del puerto.
Ocurren casos en que el camión arriba lleno y no puede descargar, tiene que permanecer en el parqueo de la base, sin rotar hasta el día siguiente, expuesto a que ocurra un delito y se afecte la mercancía.
Pero no es este el único dilema. Tiempo atrás publicamos en este semanario un reportaje sobre la demora en la descarga de las casillas ferroviarias, en la cual estaban involucrados varios organismos. Esto hace que la rotación prevista de los equipos no se cumpla.
A su vez, en el puerto, en ocasiones, se producen demoras innecesarias, trámites burocráticos. En esta oportunidad influyó el arribo masivo de barcos con arroz, frijol y otros productos. Desde mi punto de vista, la empresa importadora tiene que convertirse en otro eslabón de la cadena, para que no haya ningún tipo de sorpresa.
Esta semana participé en la reunión del Secretariado del SNTTP donde se debatió sobre el tema. Fermín Umpierre, su secretario general, afirmó que durante el primer cuatrimestre del año, las entidades pertenecientes al Grupo Empresarial de Servicios de Transporte Automotor se han visto afectadas por incumplimiento de los clientes en la descarga de los camiones y entre la Empresa de Transporte a Granel, Empresa de Carga por Camiones y Empresa Nacional de Operadores de Contenedores han cobrado por ello alrededor de 5 millones de pesos.
¿Y la economía del país? Esa sí sufre, por cada día de estadía de un barco tiene que desembolsarse más de 6 mil dólares diarios como promedio. Añádale el costo por aquellos productos que se deterioran y no pueden llegar a la población a tiempo. A estas alturas, la respuesta no es plantear justificaciones, es lograr el necesario e imprescindible encadenamiento logístico que precisa esa actividad vital para la economía cubana.